El propósito concreto del pretendido escudo europeo es la defensa del territorio de la Unión frente a misiles, principalmente rusos, que puedan ser lanzados desde tierra, mar o aire, como los proyectiles Iskander y Kalibr, entre otros, y para los que en la actualidad la UE apenas cuenta con defensas apropiadas.
Entre sus sistemas de este tipo más destacados actualmente en uso se encuentran la famosa Cúpula de Hierro (Iron Dome), contra amenazas a corto alcance, y la Honda de David (David's Sling), desarrollada para interceptar amenazas a medio alcance El éxito de la prueba del nuevo Spyder supone para sus creadores “un hito importante en el desarrollo del sistema contra diferentes amenazas y demuestra la extraordinaria eficacia del sistema para interceptar amenazas desafiantes lanzadas desde tierra”.
14.300 millones de EEUU De ahí que el grueso de los 14.300 millones de euros que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, va a solicitar al Congreso en ayuda militar a Israel está previsto que se emplee en la defensa aérea y antimisiles del país, Para abaratar el enorme coste de uso de la Cúpula de Hierro (cada uno de sus misiles es mucho más caro que el objetivo que abate), las autoridades israelíes anunciaron el año pasado el despliegue acelerado de unos nuevos interceptores basados en tecnología de energía dirigida láser.
Como alternativa, la misma compañía israelí trabaja en el desarrollo del Iron Beam, que emplea una tecnología mucho más cara pero, una vez desplegada, apenas alcanza un coste de 3,5 dólares por cada disparo, de modo que resulta mucho más eficiente económicamente para proteger un área como la que ahora ha sido atacada, si bien precisa de un seguimiento al objetivo con el láser hasta que lo destruya, lo que limita su capacidad de abatir múltiples objetivos con una sola unidad.
Si finalmente Israel se decide por acabar entregando armamento a Ucrania, se habrá consumado un nuevo paso importante en el apoyo internacional cada vez más sólido que está recibiendo el país desde que comenzó la guerra.
En su solicitud, el Gobierno ucraniano afirma que “está muy interesado en obtener de Israel (en los términos más breves posibles) sistemas de defensa, en particular: Iron Beam, Barak-8, Patriot, Iron Dome, David's Sling, Arrow Interceptor y el apoyo israelí en la formación de operadores ucranianos”.
La empresa explica que el sistema láser Iron Beam preparado para derribar objetivos como vehículos aéreos no tripulados (UAV), cohetes y morteros por un coste que sus desarrolladores estiman en 3,5 dólares por disparo.
Versión láser Israel se encuentra en la actualidad desarrollando el despliegue de una versión del sistema dotada de interceptores basados en tecnología láser, con los que prevé reducir significativamente los costes del sistema, que hasta ahora emplea misiles para abatir amenazas aéreas, como cohetes y drones empleados masivamente.
Los responsables de la compañía Rafael detallan en un comunicado que esta primera campaña de prueba del arma ha contemplado una serie de escenarios en los que se han simulado amenazas avanzadas, incluidos cohetes, misiles de crucero y vehículos aéreos no tripulados.
Con este movimiento el país espera reducir los altos costes que actualmente le supone el sistema Cúpula de Hierro (Iron Dome), en el que se emplean misiles para abatir amenazas aéreas, como cohetes y drones empleados masivamente.
Rabat está protagonizando en los últimos años un proceso para la renovación y, sobre todo, la modernización del material y el equipamiento de sus Fuerzas Armadas Reales, que tiene como principales suministradores a Francia y Estados Unidos, y al que ahora suma a Israel, en el marco de normaización de ambos países de hace casi un año.
Israel y Marruecos ya trabajaban, entre otros, en un proyecto que permitirá a Rabat fabricar drones militares, y que estaba previsto que el memorando suscrito ahora consolidaría, a través de nuevas alianzas para desarrollar una industria en Marruecos relacionada con la producción de munición merodeadora, también conocidos como drones kamikazes.
El sistema Iron Dome fue sometido el pasado mayo a la mayor prueba de esfuerzo de su historia durante el enésimo desigual enfrentamiento entre fuerzas israelíes y palestinas, en la que en apenas diez días interceptó más cohetes que durante sus diez años previos de existencia.