El presupuesto del Ministerio de Defensa para 2011: más recortes

01/09/2010 (Infodefensa.com) Madrid - Este año no hay dudas. El presupuesto de Defensa recibirá más recortes en 2011. La cuestión es cuánto dinero menos dispondrá el departamento que dirige Carme Chacón. Si hacemos caso a la vicepresidenta económica, Elena Salgado, todos los Ministerios deberán sufrir un recorte de un 15 por ciento y regresar a los niveles de 2006. Algunos consideran que representará una catástrofe para el sector industrial de Defensa, especialmente por acumularse tres años consecutivos de recortes por lo que ya se empiezan a oír tambores de huelgas y EREs.

Por el momento, el Ministerio de Defensa guarda silencio y no ha indicado por donde irán los tiros y cuáles serán los criterios para ahorrar dinero. Estamos convencidos de que el hermetismo no significa que no se esté trabajando y de que los técnicos buscan todas las opciones posibles para arañar eficacia y eficiencia a los números de que se disponga.

Quizá puedan seguir el ejemplo de José Blanco que entre los tiras y aflojas ha logrado rascar 700 millones de euros para el sector de infraestructuras que parecían perdidos. La escapatoria, sin embargo, parece difícil a pesar de todos los esfuerzos del equipo de Chacón, el sector de Defensa no está considerado en la práctica como estratégico y, por tanto, sus principales empresas -Navantia, Indra, Santa Bárbara Sistemas, Amper o Expal- no deben esperar concesiones especiales. Otra cosas es EADS, ya que el Gobierno si considera al sector aeroespacial de especial importante e interés para España, aunque también para ella habrá malas noticias, si atendemos a los que afirman que no se adquirirá la segunda fase del Eurofighter y tampoco son halagüeñas las perspectivas para Eurocopter. Ni hablemos de las pequeñas y medianas empresas.

Volviendo a los grandes números, en el caso de Defensa, el nivel del 2006, cuando José Bono se sentaba en el despacho de la Castellana, significa 7.413,94 millones de euros frente a los 7.694,86 millones con los que finalmente ha contado este año. Es decir, unos 280 millones de euros menos de 2010, cuando las Fuerzas Armadas sufrieron un recorte del 6,8 por ciento respecto a 2009, el primero que inició la tendencia bajista.

Sólo como contexto, valga señalar que, si esto se confirma, el Ministerio de Defensa tendrá que vivir con 1.077 millones menos que en 2008, el ejercicio con presupuesto más alto de los últimos tiempos, a pesar de que acumula un endeudamiento con las principales empresas proveedoras de 27.000 millones de euros, equivalentes a tres veces el 100% del actual presupuesto del departamento.

La pregunta entonces es: ¿qué criterios fijará Defensa para recortar de nuevo el presupuesto propio y de los tres Ejércitos? ¿Hay espacio para algún programa nuevo? Da la sensación de que ya no son suficientes los recortes cosméticos o simples dilaciones en el tiempo de los pagos comprometidos. Ya no se puede recortar de dietas, teléfonos u oficinas de comunicación. Ha llegado la hora de la verdad.

Los expertos apuntan a decisiones que provocarán verdaderas ampollas en las empresas y en las Fuerzas Armadas. Una primera medida, apuntada por expertos, podría ser reducir el número récord de efectivos de soldados y marineros -personal representa ya el 65 % del presupuesto actual-. Según estos cálculos, recortar 15.000 efectivos representaría un ahorro de 350 millones de euros al año.

Otra medida sería volver a reprogramar el calendario de devolución de los pagos de los grandes programas hasta 2050, aunque ello provocaría importantes efectos negativos en las principales empresas del sector, en teoría las mejor preparadas para poder capear la crisis saliendo al exterior.

Otros se inclinan por meter la tijera de verdad y tener el coraje de recortar alguno de los grandes programas, asumiendo que son materiales no necesarios en la actualidad o demasiado ambiciosas para nuestras Fuerzas Armadas.

Nosotros consideramos que lo más importante -la clave - radica en superar este tercer año de recortes sin dañar irreversiblemente el tejido industrial de Defensa español, algo que parece ya casi imposible. Ello implica definir con sentido de la realidad que grandes, medianas y pequeñas compañías del sector de Defensa son verdaderamente estratégicas y apoyarlas, evitar desperdiciar los pocos dineros que se tienen bajo criterios exclusivamente ahorristas.

Para esa reorganización que requiere el sector, sería bueno, dentro de lo posible, "dialogar" -como dice el presidente Rodríguez Zapatero- el presupuesto de 2011 y los criterios de recorte no sólo con los partidos políticos que ayuden a su aprobación, sino también con las empresas que deben vivir con ellos y sufrirlos.