La Armada ha difundido las primeras imágenes del hundimiento durante el ejercicio Sinkex en aguas de Canarias del Martín Posadillo, buque de apoyo logístico retirado del servicio hace dos años.
De sus gradas han salido remolcadores, buques de vigilancia pesquera, barcos de salvamento, dragas, oceanográficos y pesqueros. Entre los proyectos ejecutados en los últimos años se encuentra el buque multipropósito Kwanza (remolcador, salvamento, contraincendio, anticontaminación) para Angola, el buque de inspección pesquera y rescate Cardama C-242 de 68 metros de eslora, o el buque remolcador multipropósito de lucha contraincendios Thulfiqar de 42 metros de eslora para la empresa iraquí SOC. Prácticamente el 100% de su negocio está fuera de España y en el mercado civil.
Por un lado, el remolque de altura de unidades de gran porte en servicio en la Armada y, por otro, el transporte logístico entre la península, archipiélagos y plazas de soberanía en el norte de África.
El astillero Rodman Polyships, especializado en la construcción de todo tipo de embarcaciones en PRFV (Poliéster Reforzado con Fibra de Vidrio), ha iniciado la construcción de ocho nuevas lanchas interceptoras de alta velocidad para el servicio de vigilancia de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, más conocido como Aduanas. La firma del contrato, con un presupuesto de 16,6 millones, tuvo lugar en enero, y tras unos meses iniciales de diseño y planificación de proyecto, la compañía se encuentra ya en la fase de construcción de las primeras unidades.
Esta embarcación deberá estar en servicio en tres años, según el calendario que maneja el Ministerio de Defensa. El buque contará con una serie de equipos y sistemas únicos en la Armada para desempeñar su misión principal: el apoyo a las operaciones de buceo y el salvamento y rescate de submarinos.
El Gobierno ha aprobado en el Consejo de Ministros la compra de dos nuevos Buques de Acción Marítima (BAM) para la Armada por 550 millones de euros. El Ministerio de Defensa en concreto ha obtenido el visto bueno del Ministerio de Hacienda para adquirir compromisos de gastos los próximos años que permitan financiar la construcción de las embarcaciones. El mismo procedimiento fue utilizado la semana pasada para autorizar la compra de los nuevos aviones de vigilancia y patrulla marítima del Ejército del Aire y del Espacio.
El barco heredará el atraque del BSR Neptuno en la estación naval de La Algameca y será utilizado para un amplio rango de operaciones subacuáticas.
La Armada española ha iniciado los estudios para el diseño de dos nuevos Buque de Acción Marítima (BAM) que contarán con capacidades antisubmarinas como principal novedad respecto a los seis buques de este tipo que ya están en servicio.La División de Planes del Estado Mayor de la Armada trabaja en la definición de requisitos de estos buques, que serán el séptimo y octavo de la serie (sin contar el BAM-IS).
La embarcación tiene 35 metros de eslora, 7,8 de manga y está dotada con la última tecnología entre las que destacan motores híbridos y aletas estabilizadoras que permitirán rebajar las emisiones de CO2, bajar el coste de combustible y maximizar su utilización debido al aumento de estabilidad y comodidad en los abordajes. Su diseño permite a la tripulación -formada por ocho personas-, de una manera sencilla e intuitiva, monitorizar y controlar diferentes sistemas a bordo, gestión de planta eléctrica, niveles de tanques y comunicación con los motores principales, entre otros. El Ministerio del Interior ha invertido en la construcción de las cuatro patrulleras de nueva generación 26 millones de euros procedentes de los fondos Next Generation de la Unión Europea.
El LHD Juan Carlos I, con un batallón de desembarco de Infantería de Marina y una unidad aérea (cazas Harrier y distintos helicópteros), ha participado en ejercicios de la OTAN y las Fuerzas Armadas francesas, ha liderado una actividad de la Fuerza Anfibia de España e Italia y también ha dado asistencia a Turquía con motivo del terremoto de principios de febrero que asoló el sureste del país.
Las entregas de las dos primeras unidades están previstas para 2024 y la tercera para 2024, según el calendario previsto en los pliegos del contrato consultados por Infodefensa.com.
La igual que el patrullero desplegado en Ceuta su principal misión será contribuir a la Acción del Estado en la Mar mediante la protección de los intereses marítimos nacionales y el control de los espacios marítimos de soberanía e interés nacional, contribuyendo así al conjunto de actividades que llevan a cabo las distintas administraciones públicas con responsabilidades en el ámbito marino.
Características del buque Según los requisitos fijados por la Guardia Civil, el buque estará construido en acero de calidad naval, de formas adecuadas para la navegación en mares y condiciones meteorológicas adversas y deberá ser capaz de permanecer entre 20 y 30 días sin tocar puerto.
La Armada española ha firmado con las empresas Armón Gijón y Remolcadores Gijoneses la compra de dos remolcadores de puerto de segunda mano por un importe de 10,2 millones de euros. Las embarcaciones serán destinadas al tren naval del Arsenal de Ferrol y la base naval de Rota. Los remolcadores ya han sido inspeccionados y han pasado las respectivas pruebas en puerto y la mar, con presencia a bordo también del práctico mayor y personal del servicio de prácticos del Arsenal de Ferrol.
La base del Mar Caribe, el primer buque de la Armada con este nombre, es la Estación Naval de Puntales en Cádiz.
Defensa ha informado también que en este ciclo se prestará una atención preferente al recurso del personal; se revisarán y actualizarán los Objetivos de Capacidades Militares (OCM); y se determinarán los esfuerzos militares a sostener en tiempos de crisis, tanto en misiones y operaciones en el exterior, como en las misiones permanentes de las Fuerzas Armadas en los espacios de soberanía e interés nacional. La cuestión de los buques de transporte logístico aparecerá en concreto en los OCM, los documentos que establecen las necesidades en el apartado de material de los Ejércitos y la Armada a medio y largo plazo.
La actualización estos patrulleros operativos desde hace dos décadas, explica la Armada, permitirá en líneas generales “garantizar una operación segura, mejorar la eficiencia energética y reducir el impacto medioambiental de los buques, corregir la obsolescencia de determinados equipos y sistemas, así como mejorar las condiciones de habitabilidad y confort de sus dotaciones”. La licitación, a la que ha tenido acceso Infodefensa.com, detalla los sistemas que serán modernizados en los tres buques.
Navantia acaba de cerrar con la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Armada la configuración y los sistemas críticos del nuevo buque de intervención subacuática, el BAM-IS, con la aprobación de la Revisión Inicial de Diseño (IPDR, por sus siglas en inglés).
Las empresas interesadas tienen hasta el 2 de noviembre para presentar sus ofertas y el 15 de ese mes el órgano adjudicatario procederá a la apertura de las propuestas. La Guardia Civil valorará con hasta 50 puntos sobre 100 el precio de la oferta y además tendrá en cuenta otros criterios como la mejora de la velocidad máxima exigida (hasta 15), el incremento del plazo de garantía (5), la mejora en los plazos de mantenimiento y en la autonomía mínima (5 cada uno) o la reducción del tiempo para alcanzar la velocidad máxima, la velocidad de planeo o la eslora para alcanzar el ‘crash stop’ (también 5 en cada caso).
Los trabajos correrán a cargo del astillero pontevedrés Guardamar que acaba de hacerse con la licitación abierta para recuperar la operatividad de los equipos y sistemas de la embarcación con un presupuesto de casi un millón de euros. El astillero trabajará durante un año y medio en diferentes tareas desde el saneado integral de la cubierta y la remodelación de los compartimentos de habitabilidad, hasta el cambio de la planta eléctrica y propulsora, pasando por los sistemas electrónicos de navegación, así como las acciones que se demanden en el contrato para obtener una mayor eficiencia energética con el buque tras el proceso de rehabilitación. La Armada detalla que estas acciones son necesarias para garantizar la seguridad estructural al buque y la seguridad en la navegación.