EEUU detiene la entrega de más F-35 al detectar piezas chinas en el caza
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EEUU detiene la entrega de más F-35 al detectar piezas chinas en el caza

Hace diez años también se emplearon componentes con el mismo origen no autorizado para tratar de abaratar el avión
Lockheed diseña un F-35 a medida para un aliado de EEUU sin identificar
Avión de combate F-35 en la planta de montaje. Foto Lockheed Martin
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Una década después, los fabricantes del avión de combate de quinta generación F-35 vuelven a caer en el mismo error: incluir piezas chinas en el aparato. El Pentágono ha paralizado temporalmente la recepción de los cazas de Lockheed Martin después de que el fabricante haya descubierto que un componente metálico de su motor procede del país asiático. Se trata de una actuación no autorizada similar a la que ya tuvo lugar entre 2012 y 2013 para tratar de contribuir a abaratar el alto precio de los aviones. En aquella ocasión el propio Pentágono ignoró la prohibición del uso de componentes chinos y permitió que los proveedores Northrop Grumman y Honeywell International incluyesen imanes para sus sistemas de radar, trenes de aterrizaje y otros componentes fabricados en China. En total, los responsables de la operación, con conocimiento del Departamento de Defensa de EEUU, utilizaron imanes chinos, al coste de dos dólares cada unidad, en 115 aviones F-35, incluidos unidades de prueba, de entrenamiento y de serie.

En esta ocasión el Pentágono no ha permitido la inclusión de piezas chinas al tener conocimiento de los hechos y ha optado por parar todas las entregas, incluidas las correspondientes a las ventas internacionales, que también gestiona. El pasado 19 de agosto la Agencia de Gestión de Contratos de Defensa (DCMA) notificó a la Oficina del Programa Conjunto (JPO, por sus siglas en inglés) del F-35 en el Pentágono que una aleación utilizada en los imanes contenidos en las bombas de las turbomáquinas de los aviones procede de China, de acuerdo con la información recogida por el medio estadounidense Politico.

Los vuelos continúan

El portavoz de la JPO, Russell Goemaere, ha explicado que ya han “confirmado que el imán no transmite información ni daña la integridad de la aeronave y no hay riesgos de rendimiento, calidad o seguridad asociados con este problema”. De este modo, ha añadido, “las operaciones de vuelo para la flota de F-35 en servicio continuarán con normalidad”.

Laura Siebert, portavoz del contratista principal, Lockheed Martin, ha abundado en que el imán detectado “no tiene visibilidad ni acceso a ninguna información confidencial del programa”, de modo que las operaciones con los aparatos no se ven comprometidas. Ahora, añade, “estamos trabajando con el Departamento de Defensa para resolver el problema lo más rápido posible y reanudar las entregas”.

Investigación abierta

Goemaere ha aclarado que en este caso han sido los propios contratistas quienes han compartido voluntariamente información con la DCMA y la JPO tras el descubrimiento del problema y han encontrado una fuerte alternativa para la aleación que se empleará en las futuras turbomáquinas. Este componente, construido por Honeywell, integra una unidad de potencia auxiliar y una máquina de ciclo de aire en un solo equipo. Su cometido es proporcionar energía eléctrica para el mantenimiento efectuado en tierra, el arranque del motor principal y en caso de emergencia, además de suministrar aire comprimido para el sistema de gestión térmica durante el mantenimiento del suelo.

Una decena de países, además de Estados Unidos, operan actualmente con aviones F-35. Las entregas a los clientes podrán retomarse una vez que se haya investigado cómo han podido llegar los componentes de aleación china al F-35, y en el caso de que las autoridades determinen que el fabricante ha violado las premisas de la iniciativa Buy American, con las que se trata de garantizar el origen estadounidense de los componentes del avión, Lockheed Martin necesitaría una exención de seguridad nacional para reanudar las entregas.

El contratiempo a cuenta de la detección de componentes de origen chino en el avión llega en un momento en el que el modelo experimenta un notable interés en el mercado internacional, derivado en buena parte de las consecuencias de la invasión Rusia de Ucrania iniciada el 24 de febrero. 



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