Resultados del Consejo Europeo
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(Infodefensa.com) Por Carlos Calvo González-Regueral (*) - La defensa es importante. Con esa frase arranca el documento en el que se presentan las conclusiones en materia de seguridad y defensa adoptadas por el Consejo Europeo celebrado los pasados 19 y 20 de diciembre. Como anunciamos desde estas páginas, el debate en materia de Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) se ha centrado en tres grandes bloques: incrementar la efectividad y visibilidad de la PCSD, mejora de capacidades y sector industrial.

Partiendo de la premisa de que una PCSD eficaz es esencial para la estabilidad europea, la de nuestros vecinos y del mundo en general en un escenario de cambio geopolítico y estratégico permanente, se reconoce que la capacidad militar europea está limitada por unos presupuestos restringidos. Por otro lado, la excesiva fragmentación del mercado europeo de defensa amenaza la competitividad del sector industrial de defensa y seguridad.

Estas dos premisas sirven para reconocer que los Estados miembros deben realizar un mayor esfuerzo, “un nivel suficiente de inversiones”, si quieren contribuir a la paz y seguridad globales. Si eso no se produce, las alternativas tendrán que venir por el refuerzo de la cooperación para potenciar las capacidades disponibles y en una mayor integración de la base industrial.

Dos son las medidas concretas que se plantean para aumentar la visibilidad de la PCSD: una Estrategia de Seguridad Marítima para junio de 2014 y un marco político de Ciberdefensa a elaborar durante todo el año. Aspectos que parecen importantes para España y en dónde deberíamos tener mucho que decir. Se mencionan también en este campo aspectos como la inmigración ilegal, ayuda a terceros para control de fronteras, retos en materia de seguridad que quedan, sin embargo, abiertos. Aunque se reconoce que debe haber una mayor coherencia entre los objetivos de la Unión y los de los Estados miembros y se hace una mención al papel de los Battle Groups como elementos de respuesta, la contribución europea para prevención y gestión de crisis se centrará en la formación, el asesoramiento y el suministro de recursos a terceros países. Queda claramente establecida la prioridad de la seguridad sobre la defensa y de la prevención sobre la respuesta.

En el ámbito de las capacidades militares se continúa insistiendo en medidas que dependen de la voluntad política a largo plazo. La consolidación de requisitos, la búsqueda de economías de escala o el desarrollo de estándares comunes para asegurar la interoperabilidad junto con acuerdos para el adiestramiento o el apoyo logístico común son las líneas que se plantean. Es importante destacar aquí que se mantiene como aspecto prioritario la complementariedad con la Alianza Atlántica, muestra de pragmatismo de cara a la situación real europea y sobre todo por la imposibilidad financiera de jugar un papel estratégico autónomo.

En cuanto a las carencias críticas se plantea el refuerzo de la cooperación en proyectos de ciberdefensa, comunicaciones vía satélite, o la ya clásica demanda de refuerzo de la capacidad de reabastecimiento aéreo. Con excepción del establecimiento en 2014 de un grupo de usuarios para la siguiente generación de satélites de comunicaciones, las medidas se presentan sin fecha concreta. Se continua insistiendo en el desarrollo de sistemas RPA (Remotely Piloted Aircrafts) en el horizonte 2020-2025: preparación de un programa común, establecimiento de una comunidad de usuarios, desarrollo del marco regulatorio y financiación “apropiada” de actividades de I+D.

Se esperaba con expectación el resultado del debate en torno a la industria de defensa, cuya importancia queda de manifiesto para asegurar la efectividad y la seguridad de suministro. Parece que la idea de soberanía como justificación de cierto “proteccionismo” industrial queda en un segundo plano a favor de esos dos aspectos. Al mismo tiempo se recuerda el marco regulatorio comunitario y se destaca la necesidad de hacer esfuerzos “integradores y equilibrados”.

Este llamamiento a la integración, que por otra parte era esperado, debe conjugarse con la mención a la importancia de las PYMEs y a la necesidad de favorecer su desarrollo mediante asociaciones regionales o programas de financiación. Entendemos por tanto que se pone límites a la integración pretendida por los “grandes” y que ésta debe buscarse sin producir perjuicios sobre el tejido industrial de los “pequeños” favoreciendo sus contribuciones para mantener el equilibrio y las capacidades que han alcanzado.

En otros ámbitos relacionados con la industria, se insiste en la necesidad de impulsar proyectos tecnológicos con posibilidades duales pero sin mencionarse medidas concretas y se plantea un objetivo para mediados de 2014 con vistas a agilizar y reducir los costes de certificación de equipos militares.

En los tres ejes de actuación existen medidas que siguen la línea de declaraciones políticas tradicionales. Aunque la defensa importe, a nivel comunitario no parece que los estados miembros estén dispuestos a ir mucho más allá. La prioridad real la muestra que el Consejo no revisará nuevamente el progreso en estas materias hasta junio de 2015. Un plazo que debemos aprovechar en España, como si dispusiéramos de una prórroga, para revisar nuestra estructura y fijar las prioridades de nuestra contribución al marco europeo.

CARLOS CALVO GONZÁLEZ-REGUERAL es Coronel de Infantería DEM

Este artículo fue publicado originalmente por la Cátedra Paz, Seguridad y Defensa. Universidad de Zaragoza



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