Un radar intermitente para un país asediado por el narcotráfico
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Un radar intermitente para un país asediado por el narcotráfico

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(Infodefensa.com) Por A. López, San Salvador – En los últimos años, Honduras ha carecido de un efectivo servicio radar de largo alcance para monitorear vuelos irregulares relacionados con el narcotráfico y cuando al final fue apoyado por Estados Unidos con el préstamo de equipo idóneo, casi a mediados de año, la cobertura ha sido un tanto intermitente.

A principios de año, el jefe del Estado Mayor de Honduras, general de división René Osorio, declaraba sobre la necesidad que Estados Unidos los apoyara con ese tipo de equipo.

En mayo pasado, el apoyo concreto de los estadounidenses llegó con el anuncio del subsecretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos, Frank Mora, que confirmó la instalación de un radar especial para combatir los vuelos ilegales del narcotráfico.

Honduras poseía un radar proporcionado por Estados Unidos, pero el sistema fue retirado en los 90, lo que dejó a las autoridades sin la posibilidad de hacer monitoreo del tráfico aéreo ilegal.

Obviamente, se trataba de un apoyo y no de un donativo como se manejó en algunos medios en ese momento, pues Estados Unidos presupuestó para este año fiscal que inició en octubre pasado una donación de 130 millones de dólares para que los países de toda la región centroamericana ejecuten sus estrategias contra el narcotráfico y solo un equipo radar pudiera ascender a ese precio o más.

Esta asistencia es parte de la cooperación que se brinda por medio de la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (Carsi, por sus siglas en inglés). Esta hace énfasis en el apoyo institucional a los operadores de justicia, desarrollo y prevención, entre otras, explicó Mora en esa oportunidad.

Sin embargo, a inicios de septiembre anterior, Estados Unidos dejó de compartir información de radar con Honduras porque la Fuerza Aérea del país centroamericano derribó dos aeronaves que supuestamente transportaban drogas, un proceder que infringió un compromiso con Washington.

Según el periódico guatemalteco Prensa Libre, la decisión siguió a un par de incidentes separados que tuvieron lugar en julio, cuando aeronaves de uso civil fueron derribadas sobre el mar frente a la costa del norte de Honduras, dijo el portavoz de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, William Ostick.

El acuerdo de Estados Unidos con Honduras para compartir la información prohíbe específicamente el derribo de aeronaves civiles.

“No tenemos información sobre los ocupantes ni la carga”, señaló Ostick en septiembre, quien no precisó la fecha en la que Estados Unidos canceló esta cooperación.

La misma publicación agregó que un funcionario del Departamento de Estado dijo que la información de inteligencia obtenida mediante el radar dejó de ser compartida desde mediados de agosto. El funcionario solicitó el anonimato debido a que no estaba autorizado a hacer declaraciones sobre el particular.

En el Comando Sur del mando militar de Estados Unidos, el portavoz José Ruiz expresó que “el gobierno federal estadounidense ha suspendido compartir toda información para interceptación aérea con Honduras y evaluará nuestra capacidad para reanudarla una vez que el Gobierno hondureño haya puesto en marcha todas las medidas correctivas necesarias”.

Además, relacionado o no, ninguna fuente hondureña o estadounidense lo confirmó o lo descartó, bajo todo este contexto, también en septiembre, se relevó al comandante general de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), general de brigada Ruis Pastor Landa Dubón, y en su lugar asumió el coronel de aviación Miguel Palacios Romero.

Al encontrarse sin radar, las autoridades hondureñas presionaron con declaraciones como que su territorio era cielo abierto para el narcotráfico sin ningún control por el corredor del Caribe hondureño y la Mosquitia, una zona selvática del departamento de Gracias a Dios.

También se volvió al cabildeo por cooperación internacional para obtener equipo radar de nueva cuenta o inclusive buscar financiación para realizar una compra propia, pese a que el impuesto de seguridad de Honduras no recaudará lo suficiente al cierre de 2012, para destinar fondos para este tipo de equipamiento de seguridad y defensa nacional.

En ese sentido, el ministro de Defensa de Honduras, Marlon Pascua, aseveró a mediados de septiembre que países entre los que figuran Brasil e Israel ofrecieron a Honduras equipo para la intercepción de aeronaves que se dedican a transportar drogas.

Agregó que las ofertas de los radares por parte de varias naciones, donde mencionó también a Argentina, España, Francia y Holanda, se están analizando por técnicos de la Fuerza Aérea, que son quienes conocen sobre el manejo de ese equipo y también se ha incorporado a miembros de la Fuerza Naval, ya que el 80% del tráfico de droga por el área centroamericana, se realiza por la vía marítima.

En ese sentido el Presidente de Honduras, Porfirio Lobo, aseguró a finales de septiembre que no descartaba la compra de un radar.

Según el diario hondureño El Heraldo, el Gobierno de Estados Unidos decidió reanudar el servicio de radar en Honduras en noviembre recién pasado, luego de cuatro meses de haberse suspendido esta asistencia.

El servicio se hizo efectivo desde el lunes 19 de noviembre. “Tras una revisión exhaustiva de procedimiento, de cuatro meses del retiro de información de seguridad, y el reentrenamiento en los procedimientos que realizaron los funcionarios hondureños, Estados Unidos ha reanudado el intercambio de información de intercepción aérea con el gobierno de Honduras”, confirmó el primer consejero interino de la embajada estadounidense, Stephen Posivak.

Para preestablecer la asistencia, Honduras se comprometió con Estados Unidos a no hacer uso de la información de radar para derribar aviones.

“El Gobierno de Honduras también ha confirmado por escrito su adhesión a estos procedimientos y su acuerdo bilateral con Estados Unidos, que prohíbe el uso de información de los Estados Unidos para dañar, destruir, inhabilitar o amenazar aeronaves civiles en servicio”, indicó Posivak.

También, ambos gobiernos se comprometieron a una “profunda revisión” de los protocolos de interdicción aérea de Honduras, acotó.

“El Gobierno de Honduras y la Fuerza Aérea Hondureña revisaron sus estándares de procedimientos operativos para aclarar las operaciones y mejorar la comunicación con los pilotos hondureños, entre otras medidas”, expresó el funcionario estadounidense.

La asistencia de radar que proporciona Estados Unidos no es una imagen en tiempo real de las trazas de vuelos irregulares, sino que se envía imágenes congeladas de la posiciones de las aeronaves cada determinado tiempo.

Pero como quiera que se vea, el servicio radar hondureño para detectar vuelos ilegales relacionados con el narcotráfico es altamente intermitente, a tal grado que se pasó por cuatro meses sin esa asistencia vital. Muy preocupante, porque el grueso del tráfico la droga, de sur a norte del continente, pasa por Honduras en su ruta de paso por Centroamérica.

Ahora bien, como el retiro del servicio radar fue a consecuencia de que la información proporcionada por los estadounidenses sirvió para derribar aviones irregulares y eso habría violado un acuerdo que lo prohibía, falta ver cuál será la nueva reacción estadounidense si un anteproyecto de ley hondureña avala, bajo un protocolo especial, el derribo de aeronaves sospechosas, pero ya teniendo un precedente es previsible que será un nuevo retiro de la asistencia del equipo radar y de nueva cuenta se volverá a un radar intermitente para un país asediado por el narcotráfico.



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