El avión de combate de quinta generación F-35 ya acumula más de dos décadas de historia, desde que Lockheed Martin obtuvo el contrato para su desarrollo, en 2001, y algunos de sus componentes comienzan a quedarse obsoletos. El Departamento de Defensa estadounidense ha encargado ahora a la propia Lockheed para que identifique qué elementos concretos se van quedando antiguos y recomiende alternativas.
El acuerdo, valorado en unos 22 millones de dólares en total, contempla “proporcionar una gestión de fuentes de fabricación decrecientes (DMS) para incluir la revisión continua y la identificación de problemas reales y potenciales de DMS y DMS de componentes, piezas, materiales, ensamblajes, subensamblajes y elementos de software; así como recomendar soluciones para mitigar los problemas en apoyo del Programa Conjunto F-35 Lightning II para la Fuerza Aérea, el Cuerpo de Marines, la Marina, los clientes de Ventas Militares Extranjeras y los participantes que no pertenecen al Departamento de Defensa de Estados Unidos”, detalla el comunicado oficial en el que este departamento anuncia el convenio. Los trabajos deberán estar concluidos en mayo de 2024.
Problemas sobre los repuestos y el motor
El pasado abril se reunieron representantes de distintos países que han adquirido unidades del F-35 con miembros del Departamento de Defensa de EEUU en un encuentro en el que evidenciaron la preocupación por la escasez de repuestos para este avión.
El motor del F-35 es un elemento clave que ya se considera obsoleto, por la fuerte demanda de energía que plantean los aparatos dotados de sistemas más modernos y demandantes.
Actualmente existen unos 900 F-35 en servicio, operados por alrededor 1.900 pilotos y con el apoyo de más de 13.500 profesionales de mantenimiento formados para este avión. De momento el F-35 presta servicio en 37 bases y buques de nueve países.