Caen a la mitad las prácticas de tiro en muchas unidades de la Guardia Civil, denuncia la asociación IGC

La asociación profesional Independientes de la Guardia Civil (IGC) ha hecho públicos los resultados de una encuesta realizada entre afiliados de distintas provincias para evaluar el estado real de la formación específica en tiro de los agentes. Los datos son contundentes: muchos guardias civiles han realizado este año menos disparos en sus prácticas que un vigilante de seguridad privada, lo que, según IGC, pone en riesgo tanto la eficacia operativa como la seguridad ciudadana.

El vicepresidente y portavoz de IGC, Daniel Fernández, califica la situación de "preocupante", ya que un gran número de efectivos ha pasado de utilizar 50 cartuchos por ejercicio a apenas 20 o menos. Si esta frecuencia se repite solo una o dos veces al año, el resultado final anual queda por debajo del mínimo exigido por la normativa para vigilantes privados: 50 disparos al año. "No hablamos de un extra, hablamos de una necesidad básica para garantizar la seguridad de los ciudadanos y la propia integridad de los agentes", afirma Fernández.

Rescisión contrato de munición con Israel

El origen de la investigación de IGC se remonta a la decisión del Ministerio del Interior de rescindir unilateralmente un contrato de adjudicación de 15 millones de cartuchos destinados a la formación de la Guardia Civil. Ante la falta de comunicación oficial sobre las consecuencias de esta decisión, la asociación decidió preguntar directamente a sus afiliados sobre la disponibilidad de recursos para las prácticas de tiro. “Nuestra intención no es generar polémica, sino conocer la verdad y ponerla encima de la mesa. La realidad es una degradación paulatina de los recursos de formación de los guardias civiles, especialmente en lo que respecta a prácticas de tiro”, subraya Fernández.

La encuesta revela también una gran disparidad entre provincias en cuanto a frecuencia y recursos de las prácticas. Mientras unos agentes reportan realizar tres o cuatro ejercicios al año —aunque con menos cartuchos—, otros apenas alcanzan dos prácticas anuales. Esta situación ha llevado a que en algunas unidades no se supere ni siquiera el mínimo de 50 disparos exigido para un vigilante de seguridad privada, lo que para IGC representa un déficit grave en entrenamiento.

A pesar de la escasez de munición, la IGC destaca la actitud favorable de los guardias hacia la integración de herramientas como simuladores de tiro virtual. Si bien estos últimos no deberían sustituir la formación con armas reales, podrían servir como complemento para recrear escenarios operativos, mejorar la preparación y mitigar la falta de recursos físicos.

IGC hace un llamamiento urgente al Ministerio del Interior y a la Dirección General de la Guardia Civil para corregir esta situación: “Pedimos algo tan simple como lógico: que quienes se juegan la vida en defensa del bien común estén bien preparados. Y eso empieza por algo tan básico como practicar regularmente con su arma reglamentaria”, concluye Fernández. 

En este sentido, la asociación requiere medidas inmediatas que garanticen un suministro adecuado de cartuchos y condiciones dignas de entrenamiento, recordando que la seguridad ciudadana comienza por garantizar la operatividad de quienes la protegen.