Washington está presionando a Japón, aparentemente a través de vías diplomáticas, económicas e incluso mediante amenazas a cuenta de sus colaboraciones en seguridad, por la implicación del país asiático en el programa de futuro sistema aéreo de combate GCAP, que desarrolla junto a Reino Unido e Italia. Al mismo tiempo, los servicios secretos israelíes tratan de influir igualmente en este proyecto, construido en torno a un avión de combate de sexta generación que deberá estar listo en 2035, en este caso por el temor de que Arabia Saudí acabe entrando en él, como se está planteando.
Estados Unidos no ve con buenos ojos la autonomía que Japón obtiene de su industria con este desarrollo acordado junto a británicos e italianos. Desde que acabó la Segunda Guerra Mundial, el país del sol naciente no ha adquirido ningún caza que no se base en un diseño estadounidense. Hace cinco años Tokio optó por romper esta dinámica al decidir desarrollar su propio programa de avión de combate F-X, para sus sustituir a la flota de cazas F-2 con la que opera, y que son una variante del F-16 norteamericano. Posteriormente, en noviembre de 2022, el Gobierno nipón acordó con sus homólogos de Reino Unido e Italia el desarrollo de la iniciativa GCAP, continuadora del proyecto del caza Tempest inicialmente liderado por Londres. Al menos tres años antes de esa fecha los estadounidenses ya estaban presionando para que Japón no se sumase al incipiente proyecto.
Posible entrada de Riad
La nueva estrategia japonesa no gusta a Washington, que ha respondido con un enfriamiento diplomático y estratégico con su tradicional aliado, según un artículo publicado por el diario francés especializado en servicios de inteligencia Intelligence Online, que el jueves llevó el asunto al lugar preferente de su portada.
El texto apunta igualmente a presiones del Mossad, una de las agencias de inteligencia israelí, que en este caso coacciona a Tokio aparentemente por temor, sobre todo, a que Arabia Saudí acabe integrándose en el programa, aunque la fuente no ha conseguido detallar la naturaleza concreta de esta conducta. Italia reveló el pasado noviembre la posible entrada de Riad en el programa, por boca directamente de su ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani.
Información a Canadá y Portugal
El texto alude al intento de EEUU e Israel de tratar, “activamente de influir en las decisiones de Japón relacionadas con el GCAP”, para lo que tratan de dar relevancia a la complejidad de este tipo de alianzas internacionales y a las posibles rivalidades que tienen lugar durante el desarrollo de tecnologías de defensa, con la mira pueta en conseguir que EEUU y sus aliados mantengan su influencia en esta área.
Se da la circunstancia de que los tres socios del GCAP han tratado a su vez de aprovechar el desencuentro que la agresiva dialéctica del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, está generando con sus antiguos aliados para atraerlos a su iniciativa. En este contexto ya ha trascendido que tanto Canadá como Portugal han recibido información sobre el programa GCAP después de que los ministros de Defensa de ambos países revelasen que se estaban planteando buscar alternativas a la compra prevista de aviones de combate F-35 norteamericanos, como consecuencia de ese distanciamiento de EEUU.