El estudio encargado a Navantia para el diseño de un portaaviones convencional ha reabierto, una vez más, el debate sobre el futuro del arma aérea embarcada de la Armada. Es de sobra conocido el interés en el avión de combate estadounidense F-35B, la versión de despegue corto y aterrizaje vertical (STVOL) del icónico caza de Lockheed Martin y el único que podría reemplazar hoy por hoy a los vetustos cazabombarderos AV-8B Harrier a bordo del LHD Juan Carlos I.
La Armada ha dejado muy claro en el último lustro que la compra del F-35B es necesaria para mantener la capacidad de proyección de una fuerza naval sobre tierra; y más concretamente, el apoyo aéreo en profundidad, tras la retirada de los Harrier prevista en torno a 2030.
Esta postura contrasta con la posición oficial del Ministerio de Defensa que ha evitado hacer cualquier referencia a un posible programa de adquisición, donde también se ha especulado que podría entrar el Ejército del Aire y del Espacio, a favor de adquirir un caza de quinta generación tras la retirada del F-18 que conviva con los Eurofighter.
El jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante Teodoro López Calderón, ha entrado a valorar en un desayuno esta semana en Madrid las ventajas del caza F-35 y el escenario futuro de la aviación de caza en España, tras ser preguntado por la posible adquisición del avión por parte de España.
El almirante no se ha mostrado ni a favor ni en contra directamente de la compra del avión de combate estadounidense, un modelo que ya han elegido una decena de países europeo, pero sí ha dejado muy claro que el F-35 marca la diferencia. "Evidentemente alternativa a un avión de quinta generación con una tecnología stealth realmente avanzada no la tenemos. Esa es la realidad", ha destacado.
Si finalmente España no compra el caza de Lockheed Martin, el Jemad ha reconocido que "tendremos que sobrevivir con la cuarta generación que tenemos y esperar algún día la llegada del FCAS". "Lo que pasa es que son muchos años los que tenemos que esperar", ha remarcado.
"No quiere decir que nos quedemos sin aviación, solo que no tenemos la tecnología stealth que hoy en día está demostrando una utilidad enorme en algunos de los conflictos que estamos viendo", ha apuntado justo después. El almirante ha cerrado este punto subrayando que "a largo plazo hay alternativas".
En ese futuro lejano, la construcción de un portaaviones convencional abriría la puerta a nuevos escenarios. Si España al final adquiere un buque de este tipo dotado con catapultas para el lanzamiento y recuperación de cazas, aparecerían más opciones en el mercado, más allá del F-35, como una posible versión naval del FCAS.