La emblemática sede del Ejército de Tierra en Madrid, declarada Bien de Interés Cultural
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La emblemática sede del Ejército de Tierra en Madrid, declarada Bien de Interés Cultural

Se protege la denominada zona noble del palacio de Buenavista y la verja de hierro, que fue terminada a finales de 1873
Fachada norte del Palacio de Buenavista, sede del Estado Mayor del Ejército
Fachada norte del Palacio de Buenavista, sede del Estado Mayor del Ejército. Firma: EdT
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El Consejo de Ministros del pasado martes aprobaba la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de monumento, del madrileño Palacio de Buenavista, el edificio que sirve de sede del Estado Mayor del Ejército de Tierra. 

El Ministerio de Cultura inició en octubre de 2024 el trámite del expediente para esta declaración, que supone la aplicación de esta categoría de protección, la máxima que establece la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español.

El emblemático edificio se encuentra en el arranque del paseo de Recoletos y ocupa uno de los chaflanes de la plaza de La Cibeles, donde comparte espacio con edificios tan representativos como el del Banco de España y el Palacio de Telecomunicaciones, actual sede del Ayuntamiento de Madrid, y con el Palacio de Linares.

Una larga y agitada historia

Su construcción se inició a finales del siglo XVIII con un esquema alineado con los grandes palacios de la época y siguiendo una estética sobria y rigurosa que, si bien es propia del estilo neoclásico, enmascara un proyecto barroco. La declaración BIC también supone la protección de la denominada zona noble del palacio y de la verja de hierro que separa los jardines de la calle y que fue terminada a finales de 1873.

Pero su historia y la del solar que lo alberga se remonta mucho más en el tiempo. Las primeras edificaciones arrancan en el siglo XVI, cuando el arzobispo de Toledo, Gaspar de Quiroga, regaló la propiedad a Felipe II una vez que el Rey decidió en 1561 fijar la capital de su vasto imperio en Madrid. Más tarde, Felipe III lo recibió en herencia de su padre, pasando desde entonces por distintos propietarios hasta que llegó a manos de Isabel de Farnesio, madre de Carlos III, que llegó a utilizarlo como residencia al trasladarse a Madrid en 1759. 

Sin embargo, el duodécimo duque de Alba, que compró en 1769 esta finca situada en el lugar conocido como Altillo de Buenavista, encargó en 1770 a Ventura Rodríguez un proyecto de embellecimiento de los jardines en estilo clásico francés que no llegó a ejecutarse. Al final, aquel edificio se derribó y en 1777 se levantó otro mucho más suntuoso y acorde con la casa de Alba, encargado por la decimotercera duquesa a Juan Pedro Arnal, que diseño un palacio que sintetizaba esquemas italianos (planta rectangular en torno a un patio) y franceses (fachada abierta a un cour d’honneur en U), de modo que abría su alzado urbano hacia el norte.

El cuerpo principal del edificio estaba formado por un gran rectángulo en cuyo centro se ubicaban dos patios, separados por un núcleo central de escaleras, que no llegó a construirse.

Llama la atención la sobriedad de las fachadas que, sin embargo, no renuncia a la monumentalidad que mezcla el barroco y el neoclasicismo de la época. 

La construcción fue accidentada, tanto que el edificio sufrió dos incendios, en 1795 y 1796, que afectaron a su estructura y obligaron a llevar a cabo numerosas transformaciones, entre ellos la supresión del núcleo central de escaleras. El proyecto original fue variando y se fue complementando con nuevos edificios hasta completar el complejo que vemos hoy.

En 1807 el Ayuntamiento de Madrid lo adquirió a los herederos de la casa de Alba para ofrecérselo a Godoy, que no llegó a habitarlo. Ya en época de Fernando VII, se pensó dedicar a pinacoteca, pero finalmente el Rey optó por cederlo al Ejército, que lo convirtió en Museo de Artillería y de Ingenieros.

En 1847 pasó a ser Ministerio de la Guerra, periodo en el cual se fue modificando el palacio y añadiendo nuevos edificios como los que dan a las calles de Prim y Barquillo, obra de José María Aparici. Después, entre 1977 y 1981, fue Ministerio de Defensa, para, después, convertirse en Cuartel General del Ejército de Tierra.

La ampliación del ático, que altera la proporción del edificio según explica el propio Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), es posterior a la Guerra Civil, mientras que el grupo escultórico de la fachada es obra de Aniceto Marinas, autor de obras tan populares como la estatua de Velázquez frente al Museo del Prado.

Llama también la atención su interior, con un conjunto de estancias decoradas con hermosos tapices y alfombras procedentes de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, importantes obras pictóricas... Es el caso del Salón Teniers, el Goya o el de Embajadores, siendo este último la estancia más representativa del edificio, con dos esculturas ecuestres, una de Alfonso XIII realizada hacia 1905 por Mariano Benlliure, y otra de Alfonso XII atribuida a Justo de Gandarias Planzón.



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