La Armada de México pone en servicio nuevos vehículos aéreos no tripulados

La Armada de México cuenta entre sus filas, desde marzo pasado, con una flota de tres aeronaves no tripuladas de la empresa estadounidense Arcturus UAV. Los drones no rebasan los tres metros de largo y alcanzan una altura de 4.570 metros, suficientes para recibir imágenes y video en tiempo real desde el vehículo adicional que funge como estación de control en tierra firme.

Los aparatos, de 5,5 metros de envergadura, fueron presentados por el secretario de Marina almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, el pasado mes de julio. Según sus palabras se pretende aprovechar las 16 horas de autonomía que logran los drones, dependiendo el peso de carga, con la meta de vigilar la pesca ilícita y, de esta forma, proteger la fauna en peligro de extinción, sobre todo del lado del océano Pacífico, en el rincón que supone el Alto Golfo de California.

Es importante aclarar, que la Armada mexicana adquirió dos modelos de vehículos no tripulados a Acturus. El primero es el JUMP-20, el cual cuenta con cuatro motores eléctricos horizontales, los cuales dotan a la nave de su característica principal: el despegue y el aterrizaje vertical sin necesidad de contar con un sistema de lanzamiento.

El segundo modelo es el T-20 que, a diferencia del anterior, cuenta con una sola hélice frontal así como un sistema portátil de lanzamiento, también conocida como catapulta neumática. Para aterrizar, el T-20 lo hace sobre terrenos planos, incluso si no se cuenta con pista, esto lo diferencia de las naves que utilizan un tren de aterrizaje con ruedas.

En cualquiera de los dos casos se habla del mismo diseño general al que se intercambian las alas, asimismo, en ambas versiones se utiliza un autopiloto que puede ser manejado de manera manual o autónoma. Es capaz de transportar una carga útil de hasta 27 kg con una velocidad máxima de hasta 133 km/hora. La Armada mexicana ha operado este tipo de aeronaves desde 2014.

Foto: Secretaria de Marina de México