La titular del Comando Sur de EEUU visita Uruguay en busca de acercamientos militares
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La titular del Comando Sur de EEUU visita Uruguay en busca de acercamientos militares

La comandante Laura Richardson llega en un momento en el que las relaciones bilaterales entre ambos países han comenzado a recomponerse
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General Laura. Richardson. Firma: U.S. Embassy in Uruguay
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La comandante del Comando Sur de Estados Unidos, general (Ejército) Laura Richardson, se encuentra visitando Uruguay. Durante su estadía, entre el 5 y el 8 de febrero, se reunirá con altos mandos políticos y castrenses del país para aumentar los lazos militares que unen a ambas naciones.

La visita se enmarca en un momento donde las relaciones militares entre Estados Unidos y Uruguay han comenzado a recomponerse, luego de algunas décadas donde la presencia norteamericana, preponderante desde la época post Segunda Guerra Mundial hasta principios de los '80, había disminuido sustancialmente. Este vacío había sido cubierto fundamentalmente por China y en menor medida por Rusia. 

Aporte chino

En el caso de China los aportes de material han sido en forma de donación, y ha acutado como fuente de vehículos para las tres fuerzas armadas. En su momento, Rusia se había convertido en el proveedor fundamental de camiones pesados Ural, como así también de armamento ligero, distintas variantes de fusiles AK que se vendieron a la policía y, en menor medida, al Ejército. Por su parte, España, Alemania y Francia proveyeron aviones y buques, sustituyendo las flotas casi exclusivamente norteamericanas que se mantenían hasta entonces.

Recientemente, China estuvo a punto de ser el proveedor de los dos OPV que Uruguay estaba buscando, pero el proceso fue finalmente adjudicado al astillero Cardama de España. Ante esto China señaló que presiones norteamericanas habían influenciado la decisión uruguaya y por lo tanto suspendió todo el apoyo militar de ese país a Uruguay. Esta suspensión del apoyo militar chino a Uruguay, particularmente la donación de uno o dos radares de vigilancia aérea 3D que ya estaban comprometidos, permanece como una necesidad urgente en Uruguay.

Metas vs. logros

Con la llegada del actual Gobierno, una de las metas establecidas era la recomposición de las Fuerzas Armadas uruguayas, particularmente en lo que a equipamiento se refiere. Dentro de ese panorama se plantearon diversas metas, particularmente sobre el equipamiento de la Armada y de la Fuerza Aérea, y en menor medida, del Ejército.

En ese sentido, desde Estados Unidos llegaron tres lanchas patrulleras Marine Protector que, junto a otros buques y la compra de dos OPV a España, lograrán buena parte del recambio necesario. Esta donación, con aporte financiero uruguayo para la recorrida y puesta a punto de las naves, parecía ser el punta pie inicial de una serie de transferencias muy beneficiosas para Uruguay y que ayudarían a cumplir las metas de Estados Unidos para la región, sin embargo hasta ahora, no ha habido mayores progresos.

En el caso de la Fuerza Aérea no se han concretado mayores avances en ningún frente, con su flota de combate prácticamente en tierra y con la barrera de una Ley de Derribos que Estados Unidos no aprueba, parece que las negociaciones están estancadas y sin posibilidades de avance. En el caso del Ejército, el comienzo del monumental plan de recambio de su flota de transporte, compuesta fundamentalmente por cientos de camiones pesados Ural 4320 y un sinfín de vehículos administrativos de varios orígenes, incluyendo Holanda, Alemania y China, parece que ha comenzado lentamente, con un refuerzo de 60 vehículos que llegarían desde Estados Unidos vía FMS. A estos, se suma la recepción de dos decenas de vehículos Oshkosh M-ATV comprados por Uruguay a precios bonificados: 14 vehículos Osprea Mamba Mk7 donados por Estados Unidos para ser utilizados en la Fuerza de Respuesta Inmediata bajo ordenes de las Naciones Unidas.

Negociaciones pendientes

Dentro de las negociaciones que se han llevado a cabo en estos últimos años, las más relevantes son la adquisición de un paquete de equipamiento para la Armada Nacional y aeronaves para la Fuerza Aérea. 

En el caso de la Armada Nacional, si bien el Gobierno originalmente había indicado tener fondos disponibles, en la actualidad se ha confirmado que los recursos son sustancialmente inferiores a lo que se esperaba, y se depende profundamente del apoyo que Estados Unidos pueda brindar, tanto a nivel de donaciones como de posible financiación a largo plazo. 

El corazón de dicho paquete está compuesto por un avanzado sistema VTS que el país necesita de forma urgente y que Estados Unidos ha manifestado la voluntad de apoyar el proceso. Este sistema es clave para monitorear no solo el tráfico marítimo que surca las aguas uruguayas sino también para lograr combatir el flagelo del narcotráfico, una de las preocupaciones fundamentales de Estados Unidos en la región. En este sentido se están buscando alternativas financieras para lograr empezar a instalar los sensores básicos necesarios para luego, a medida que los fondos estén disponibles, ir agregando más capacidades o ubicaciones al sistema. 

Dentro del mismo paquete estaba la posibilidad de adquirir al menos una o dos aeronaves Beechcraft B200 Super King Air adicionales y una pareja de Beechcraft T-34C Turbo Mentor, camiones y una partida de fusiles. En el caso de los aviones, el proceso está detenido por el alto costo primario de refacción de las células, algo requerido por Estados Unidos. En cuanto a los camiones y fusiles, dado que los fondos serían uruguayos, la limitante fundamental es presupuestaria.

Para la Fuerza Aérea, sucesivos intentos de adquisición de aeronaves, particularmente diversas variantes del Bae Hawk, han fallado fundamentalmente por diferencias entre Estados Unidos y Uruguay con respecto a la legislación vigente que es aplicada en el caso de interceptación de aeronaves.  Otros países de la región que enfrentaban problemas similares, como Perú y Honduras, modificaron dicha legislación para alinearse con los requerimientos norteamericanos y rápidamente recibieron el apoyo de ese país en lo que se refiere a material aéreo. Uruguay, si bien ha manifestado tibiamente su voluntad de hacer algunos cambios, aún no ha llegado a un acuerdo al respecto. 

En lo referente a aviones de transporte, si bien se vieron células de B200 Super King Air en Estados Unidos, la compra también está paralizada por los costes de recorrida de las células. El único proceso que aún se está moviendo sin mayores trabas es el de la transferencia de VANTS, sistemas que la FAU utiliza asiduamente en tareas de patrullaje, vigilancia y apoyo a la sociedad, como por ejemplo en la lucha contra incendios.

La necesidad de Uruguay de recibir más helicópteros, fundamentalmente para tareas de rescate y lucha contra incendios, también quedaría pendiente para el futuro, pues la escasez de recursos destinados a la defensa limita profundamente las opciones disponibles. Estados Unidos ha provisto las ultimas unidades de Bell 212 Twin Huey que se han recibido en el país utilizando fondos GPOI, pero la retirada en el corto plazo del contingente de la FAU en Monusco (República Democrática del Congo) traería de vuelta las dos unidades que hay en esa zona operativa poniendo en duda que se reciban más por esa vía.

Futuro próximo

Si bien es destacable y remarcable que altos funcionarios militares y civiles de Estados Unidos viajen a Uruguay, un pequeño país por fuera de los grandes conflictos y escenarios de disputas geopolíticas del mundo, hasta ahora no se han podido concretar avances profundos en las relaciones militares entre ambas naciones. 

El interés de Estados Unidos en la región ha sido manifestado una y otra vez, dejando claro que quiere retomar su presencia como socio militar fundamental de América Latina. También, su preocupación por la lucha contra el narcotráfico, crimen organizado y trafico de personas ha quedado de manifiesto con el apoyo a varios países de la región que han recibido material de ese origen para sus fuerzas de Defensa y policiales.

En el caso de Uruguay, un país que se percibe internacionalmente como económica y políticamente sólido, la transferencia de material desde Estados Unidos a precios favorables o donaciones es más compleja, pues se argumenta que el país tiene la capacidad financiera, aunque no siempre la voluntad, para adquirir el material que necesita. 

Por otra parte, desde Uruguay se espera que el sólido alineamiento con Estados Unidos, que se ha demostrado desde la asunción del actual Gobierno,  repercuta en más apoyo para el reequipamiento de sus Fuerzas Armadas. Con la visita de Richardson se espera que esta brecha se acorte y se puedan encontrar puntos en común, tanto del punto de vista financiero como de las necesidades de ambos países. En ese sentido, es claro que ambas naciones luchan por el mismo fin y que el apoyo de Estados Unidos será clave para lograr una mejora sustancial en las capacidades uruguayas de vigilar y proteger sus fronteras.  



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