Entre el 10 y el 12 de junio, el nuevo comandante del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Alvin Holsey, visitó Uruguay para reunirse con altas autoridades civiles y militares del país. Holsey asumió el comando durante el pasado mes de noviembre, reemplazando a la general Laura Richardson, al mando del Comando Sur entre 2021 y 2024.
La visita del almirante Holsey se enmarca en un momento donde China continúa ampliando su presencia en la región, particularmente a nivel comercial, pero manteniendo también sus objetivos militares, con esfuerzos constantes para la colocación de su material militar en latinoamérica.
Estados Unidos ha presionado en varias ocasiones para evitar que esto suceda, marcando su disconformidad con potenciales compras de petrechos a China. Esta presión, hasta ahora, ha surtido efecto y la presencia del gigante asiático en el sector militar latinoamericano es relativamente baja.
Según comunicó la Embajada de Estados Unidos en Uruguay, durante su visita al país sudamericano, el almirante Holsey mantendrá reuniones con la ministra de defensa, Sandra Lazo; con el ministro de relaciones exteriores, Mario Lubetkin; con el jefe del Esmade, general Rodolfo Pereyra y con los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, Uruguay no ha informado oficialmente de reuniones con representantes del Gobierno, sino solamente con autoridades militares.
Los temas a tratar incluyen la importancia de Uruguay como garante de la paz mundial, siendo uno de los países con mayor presencia per cápita en despliegues de operaciones de mantenimiento de la paz bajo bandera de las Naciones Unidas; la cooperación en defensa entre ambas naciones y el intercambio de información sobre posibles amenazas en la región.
Además, es posible que se discutan los cambios necesarios que Estados Unidos solicitó en la llamada Ley de Derribos, cambios que Uruguay ya ha realizado y que, hasta ahora, no ha tenido respuesta norteamericana. De aprobarse los cambios presentados, se levantaría el veto impuesto por Estados Unidos a la transferencia de material militar aéreo a Uruguay, situación que ha complicado seriamente la operatividad de la fuerza, particularmente de sus antiguos Cessna A37B Dragonfly y que ha impedido la posible transferencia de otros vectores para que los sustituyan.