Sara García Alonso, doctora en Biotecnología Molecular y candidata a astronauta por la Agencia Espacial Europea (ESA), ha vivido una experiencia única al participar en un vuelo acrobático con la Patrulla Águila del Ejército del Aire y del Espacio. Invitada de honor en los actos previos al Festival AIRE 25, que se celebrará en junio en el mar Menor, ha volado a bordo del avión C-101 Aviojet del Águila 7, pilotado por el capitán Alberto Marín Delgado.
Durante aproximadamente 45 minutos, la investigadora española tuvo la oportunidad de experimentar las maniobras del Par izquierdo de la patrulla acrobática, incluyendo figuras como la Formación Poker, el Flip Flap o el Sacacorchos, que serán protagonistas en el festival aéreo con motivo del 40.º aniversario de esta unidad emblemática.
La jornada comenzó con la firma de Sara García en el Libro de Honor de la unidad, seguida de un encuentro con los alumnos de la Academia General del Aire y del Espacio. Durante la charla, compartió con los futuros oficiales su trayectoria profesional y personal, desde sus inicios en la ciencia hasta su selección como la primera mujer española incluida en la promoción de astronautas de 2022 de la ESA, elegida entre más de 22.000 aspirantes.
Emoción ante el despegue
Tras recibir una sesión informativa sobre el equipo de vuelo y superar el preceptivo reconocimiento médico, García expresó su emoción antes del despegue, subrayando su entusiasmo por formar parte, aunque fuera de forma simbólica, de una unidad de referencia del Ejército del Aire y del Espacio.
El vuelo formó parte de uno de los últimos ensayos de la Patrulla Águila antes del Festival AIRE 25. Con su participación, la científica se convierte en embajadora de este evento, sumando su figura al esfuerzo de divulgación y conexión con la sociedad que caracteriza a la unidad acrobática militar.
“Somos exploradores con una curiosidad innata y vivimos en un continuo aprendizaje”, declaró García tras su vuelo, destacando el valor formativo y simbólico de la experiencia. Su paso por la base aérea de San Javier marca, sin duda, un hito más en una carrera científica que busca inspirar tanto a nuevos oficiales como a futuras generaciones de investigadores y aviadores.