EEUU ensaya la infiltración aeromóvil de un lanzacohetes Himars
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EEUU ensaya la infiltración aeromóvil de un lanzacohetes Himars

Salida del sistema Himars de un C-17. Foto: US Army
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El Ejército de Estados Unidos ha ensayado con éxito el uso de un avión de transporte C-17 Globemaster III para el despliegue y el uso del sistema lanzacohetes Himars solo unos minutos después de aterrizar. Tras disparar sus seis cohetes, el Himars M142 utilizado ha vuelto al interior del avión para alejarse de la zona de disparo a toda velocidad. La maniobra, probada por primera vez, se denomina HI-Rain, por las siglas en inglés de Infiltración Aérea Rápida del Himars, que a su vez se corresponde con las siglas de Sistema de Artillería de Cohetes de Alta Movilidad.

La operación, que implica un ejercicio de interoperabilidad entre el Ejército y la Fuerza Aérea, “demuestra la enérgica entrega de capacidades del C-17 y los lanzadores Himars como un paquete de ataque operativo y estratégico”, de acuerdo con el Ejército norteamericano.

En palabras del capitán Jamie Holm, comandante de la Batería A del Primer Batallón del 94º Regimiento de Artillería de Campaña, que ha sido la encargada de ejecutar la prueba, “un HI-Rain es una versión aeromóvil de una incursión de artillería de campaña, que es la misión clásica de la artillería”. El oficial describe el ejercicio como el “uso de la velocidad para lanzar cohetes con seguridad a un objetivo de manera que se da forma y paso a una operación más amplia”.

El teniente segundo Joe McNeil, que ha participado en la prueba como jefe de pelotón, con ella se “valida nuestra capacidad de integrarnos en diferentes unidades del Ejército, la Fuerza Aérea y los Marines y de apoyar cualquier tipo de misión en la que se hace fuego”. McNeil ha concretado que se trata de “un paso crucial para validar nuestro papel de fuerza de respuesta en Asia y el Pacífico”.

El ensayo del Hi-Rain consistió en el transporte en un C-17 de un sistema Himars de lanzamisiles múltiple ligero montado sobre un camión más otro camión desde el que se dirige el fuego. Una vez que el avión pisó suelo ambos vehículos salieron del aparato para moverse hasta la zona de disparo, desde donde se lanzaron seis cohetes en apenas veinte minutos y regresaron rápidamente hasta el interior de la aeronave para volver a su base. La información facilitada por el Ejército de Estados Unidos sobre el ejercicio destaca que el primer cohete salió del lanzador apenas doce minutos después de que el sistema saliese del avión.

“Si no fuera por las verificaciones de seguridad habríamos disparado por primera vez dentro de los dos minutos posteriores a la salida de la aeronave”, ha afirmado el teniente Robert Sincero, oficial ejecutivo de la Batería A encargada de llevar a cabo la prueba. Uno de los puntos más sensibles en la operación es conseguir un buen enlace de comunicaciones entre el camión, el lanzador y la base de la que depende la operación. De hecho, ha explicado Sincero, “estábamos preocupados por si teníamos algún problema de comunicación, ya que nos encontramos con varios durante nuestros ensayos previos”. Al final las comunicaciones funcionaron, como también funcionó el sistema Wi-Fi que permitió al Himars no perder en ningún momento la señal GPS que le facilitó la Fuerza Aérea. “Es verdaderamente importante para nosotros, porque si nos quedamos sin GPS debemos reiniciar el sistema del Himars y eso nos puede hacer perder un mínimo de seis minutos y medio”, apunta el teniente segundo McNeil

El Himars se emplea, además de en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, en Emiratos Árabes unidos y Jordania, y ha despertado el interés de países como Canadá, Catar y Polonia. En España se contempló el desarrollo de un sistema propio basado en el Himars estadounidense, y denominado Silam, para sustituir los lanzacohetes múltiples de 140 mm Teruel.



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