Irán se dispone a irrumpir en el mercado militar, con Riad de fondo
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Irán se dispone a irrumpir en el mercado militar, con Riad de fondo

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Irán se ha abierto este mes al mercado internacional tras años de embargo. Coincidiendo en el tiempo Arabia Saudí, renovado enemigo de Teherán, está viendo cómo se enfrían las relaciones con sus socios occidentales. La industria de defensa aún está lejos de sacar rédito a esta irrupción del dinero persa al olor de las inversiones extranjeras y Riad tampoco va a dejar de adquirir ingentes cantidades de armamento a Estados Unidos y Europa –sobre todo ahora, embarcado en su propia guerra en Yemen–, pero los cambios auguran un importante giro a largo plazo.

De momento el sector militar no se va a ver implicado en la inyección de entre 30.000 millones y 50.000 millones de dólares que el presidente del país, Hasan Rohani, admite que va a tratar de atraer en los próximos cinco años. Ese es precisamente el plazo en el que el veto va a continuar para las armas –ocho años para los desarrollos relacionados con misiles–. Pero pasado ese tiempo, dentro del cual los contactos podrán ir tomando forma, un nuevo Irán ávido de adquisiciones dispondrá de miles de millones de dólares en la región más convulsa del planeta para renovar un equipamiento muy anticuado tras el bloqueo.

La compra de más de un centenar de aviones civiles a Airbus, anunciada por Teherán el 16 de enero, el mismo día en que se confirmó el fin de las sanciones, ejemplifica lo que podría ocurrir cuando dentro de un lustro también se levante el embargo armamentístico.

Al mismo tiempo estos días Alemania, Reino Unido y Bélgica, entre otros, han pasado a observar con lupa el armamento que suministran a Riad, después de la ejecución el 2 de enero de 47 reos, incluido un clérigo chií. El endurecimiento saudí ha enfurecido en especial precisamente a Irán, donde grupos de manifestantes han llegado a atacar la embajada del reino–.

No es la primera vez que países occidentales aumentan los controles o suspenden directamente las ventas de armas a Arabia Saudí, pero el fenómeno coincide ahora con una apertura hacia Teherán que de seguro marcará la sensible geopolítica de la región.

Por el momento casi nadie le hace sombra al reino saudí en el mercado mundial de defensa. Únicamente Pakistán compra más grandes armas convencionales de fabricación extranjera, no sólo en la región sino en todo el mundo. En tanto que Irán, azotada por el veto, no se encuentra ni entre los cincuenta primeros compradores internacionales de armamento.

En total, según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2012, Teherán no llega a los 13.000 millones de dólares en gastos anuales de defensa, a la vez que Riad destinó ese mismo año cerca de 56.500 millones. Ahora ya supera los 80.000 millones, sólo por detrás de Rusia, China y Estados Unidos. Todo un gigante al que el negocio militar no va a abandonar fácilmente.

Pero una vez acabado el embargo, y tras un lustro de inversiones y mejoras, Irán podría haber ganado un peso considerable. No obstante, se trata, con diferencia, del país más poblado de los únicos seis del mundo que atesoran más de 100.000 millones de barriles de petróleo de reserva. Ninguno de los otros cinco llega a la mitad de los 80 millones de habitantes con los que ya cuenta la república islámica.

Además, su PIB nominal per cápita aún tiene mucho recorrido, ya que ahora apenas alcanza los 6.300 dólares (datos del FMI correspondientes a 2011), frente a los 20.500 millones de los saudíes. De seguir ese camino ascendente, y una vez abierto su mercado, Europa y Estados Unidos estarán allí para aprovecharlo, incluidas sus industrias de armamento a la vuelta de 2020. Rusia, por el momento, no quiere esperar tanto.

Moscú, tradicionalmente más cerca de la chií Teherán que de la suní Riad, ya ha comenzado a suministrarle sistemas antiaéreos S-300, aunque en virtud a un viejo contrato interrumpido en 2010 por el embargo. La mera expectativa de un acuerdo que acabe con el veto llevó hace unos meses al experto militar ruso Igor Korotchenko a vaticinar la posible venta a Irán de radares Gamma-De y Kasta-2E2, de aviones de combate S-30 y Mig-29SMT, de aviones de ataque a tierra Su-25, de barcos portamisiles, de corbetas y de submarinos, entre otro armamento.

Es de esperar que China –uno de los seis firmantes del acuerdo nuclear con Irán junto a Alemania, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia– también saque rédito del futuro nuevo mercado. De momento su presidente, Xi Jinping, no ha perdido el tiempo e incluye a Irán en la gira por Oriente Medio que el miércoles inició en Arabia Saudí –Pekín no acostumbra a dejar pasar ninguna oportunidad–.

Como sinopsis: se “abre un nuevo capítulo” lleno de oportunidades, siguiendo las palabras pronunciadas por el propio presidente Rohani el domingo 17, unas horas después de la histórica apertura. Para la industria de defensa, ese paso supone de momento el prólogo de un libro que podrá leerse a partir de 2020.



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