Europa comienza a "tomarse en serio la defensa colectiva"
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Europa comienza a "tomarse en serio la defensa colectiva"

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La amenaza yihadista en Oriente Medio, África y Europa; las tensiones con Rusia en torno al conflicto de Ucrania, y el peligroso tablero sirio, donde en cierto grado se entrecruza todo lo anterior, se unen a un contexto económico que ha dejado de ser recesivo. El resultado para el sector industrial europeo es un previsible ciclo expansivo en los gastos militares. Tras años de recortes, la defensa de los países del viejo continente parece resituarse en la primera fila presupuestaria. El nuevo plan de gastos británicos presentado hace unos días es el último aval de esa tendencia.

El cambio ya se vislumbraba en la primera mitad de año, cuando Francia y Alemania anunciaron sendas inyecciones de fondos extra a sus fuerzas armadas de casi 12.000 millones de euros en conjunto para los próximos cuatro años. Además de la cantidad, pesa el símbolo: se trata de los dos países en torno a los que se construyó la Unión Europea. Pero faltaba un tercero de primera línea para completar el panorama: el Reino Unido. Así se apuntaba entonces en esta misma columna.

Aquel artículo, publicado el 27 de mayo, concluía recogiendo unas líneas del informe ¿Están creciendo los presupuestos de defensa europeos?, elaborado por el think tank (grupo de reflexión) británico especializado en la materia Royal United Services Institute (RUSI). Si el Reino Unido se suma a la nueva política franco-germana, rezaba la cita “agregaría un mensaje europeo más amplio de que la defensa –y principalmente la defensa colectiva– se está tomando cada vez más en serio en todo el continente”.

Ese mensaje ya está aquí: el lunes 25 de noviembre David Cameron anunció que su país invertirá en la próxima década 12.000 millones de libras más de las previstas en equipos de defensa. Al cambio son unos 17.000 millones de euros. Con ellos se completan cerca de 30.000 millones de gastos adicionales para la defensa de los tres mayores países de Europa en los próximos años.

El mencionado artículo de mayo auguraba que con un Reino Unido agregado a la nueva política expansiva el siguiente paso sería la incorporación del resto de países a la tendencia. Se acabaría así con varios ejercicios de recorte en los presupuestos y otros tantos años de dificultades en el potente sector industrial armamentístico.

No se trataba de un presagio. En definitiva es una obligación a la que los miembros de la OTAN se comprometieron en septiembre de 2014 al suscribir el objetivo de dedicar a defensa al menos el 2 por ciento de sus respectivos PIB.

El recorrido es amplio. Aún quedan 23 países de la Alianza Atlántica por debajo de ese umbral. Son todos los miembros europeos menos Grecia, Polonia, Reino Unido y Estonia. La expectativa de que en los próximos diez años se cumpla el acuerdo se ha ido fortaleciendo en los últimos meses, sobre todo ahora con la creciente posibilidad de que aumenten las intervenciones militares en Oriente Medio contra el Daesh, e incluso en África contra distintas corrientes yihadistas más o menos relacionadas.

Incluso en España, a la cola del gasto militar europeo con el 0,9 por ciento de su PIB (solo Luxemburgo tiene una tasa más baja), se percibe un consenso político en torno a este incremento de los gastos militares. Un asunto, en todo caso, aún bastante desconocido entre los ciudadanos en general, una importante asignatura pendiente.

Esa sintonía entre los representantes públicos españoles se hizo patente en el foro que el pasado 28 de octubre reunió a cuatro de los principales partidos del país –PP, PSOE, UPyD y Ciudadanos (Podemos había confirmado su presencia pero a última hora no asistió)– para hablar sobre los retos de la próxima legislatura, convocados por IDS, editora de Infodefensa.com. Todos ellos coincidieron en que los presupuestos militares deberán subir gradualmente en la próxima década hasta llegar a ese 2 por ciento comprometido. Es decir, las partidas en defensa tendrán más que doblarse a medio plazo.

Si los tres países que lideran Europa ya han revelado sus planes de incrementos presupuestarios para el futuro inminente y el que menos cuota emplea en defensa de los cinco grandes muestra su convencimiento de que deberá ponerse a la altura del resto, el ciclo económico del sector sólo puede ser claramente expansivo. Ahora queda por ver cómo encaja en la nueva coyuntura una industria continental atomizada en la que muchos expertos sólo ven un futuro: la tendencia hacia la concentración.



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