Tal día como hoy en 1582 se libra la primera batalla con galeones de guerra
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Tal día como hoy en 1582 se libra la primera batalla con galeones de guerra

Los españoles vencieron a los franceses en la disputa por las islas Terceira y San Miguel
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Reproducción de la obra 'Desembarco de los tercios en Terceira' de Niccolò Granello
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Tal día como hoy, 26 de julio, pero de 1582, se desarrolló un combate naval en aguas de la isla Terceira y la isla de San Miguel, en las Azores. Españoles y franceses se disputaron el territorio en una batalla que culminó con una imponente victoria española. La batalla está considerada como la primera con galeones de guerra y la primera que se libró en mar abierto. La batalla también se recuerda a día de hoy por ser una de las contiendas en las que participó el dramaturgo y poeta español Lope de Vega.

La contienda tiene su origen tras la muerte sin sucesión del rey Sebastián I de Portugal y, posteriormente de Enrique Ide Portugal. Tras estos fallecimientos, Felipe II de España fue reconocido como rey de Portugal por las Cortes de Tomar. Esto generó un profundo descontento por parte de Francia y fue el germen del posterior combate. España contaba con 25 naves en las que había 4.500 hombres mientras que los franceses contaban con 64 barcos con 6.000 hombres.

Días antes, los franceses habían logrado desembarcar con 3.000 hombres en la isla Terceira y perpetraron diferentes saqueos por las villas. Tras varios días de cañonazos que no decantaban la victoria en ninguna dirección se produjo, por fin, el combate decisivo.

El galeón San Mateo, protagonista de la contienda

Fue finalmente el galeón español San Mateo el que comenzó a marcar la diferencia en la contienda. El San Mateo se enfrentó en solitario a tres navíos franceses que intentaron aislarlo; en el intercambio recibió graves daños, pero también los produjo. Posteriormente, los franceses emprendieron un ataque a la línea española que acudía a defender al San Mateo. En medio de este caos, la escuadra española estaba mejor posicionada para emprender a cañonazos contra sus enemigos. Fue en este intercambio cuando se decidió la batalla.

Los franceses decidieron huir después de perder varios navíos. Mientras que ningún barco español se había perdido en el curso de la batalla (ni siquiera el San Mateo, que sobrevivió con graves daños) y a pesar de sus 224 muertos y 550 heridos, los franceses acusaron la pérdida de diez naves y de casi 2.000 soldados; un golpe durísimo para el contingente.



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