El Consejo Europeo insta a gastar con rapidez los fondos SAFE de defensa y a aumentar la producción de armas

Europa está decidida a acelerar su rearme, gracias en parte al impulso recibido tras la cumbre de la OTAN de La Haya y a las exigencias de Donald Trump. Esta fue una de las principales conclusiones tras la reunión del Consejo Europeo este jueves en Bruselas, apenas un día después de la reunión de mandatarios de la Alianza Atlántica en la ciudad neerlandesa que acabó con la declaración final por la que todos los países se comprometieron a invertir el 5% de su PIB en defensa.

En "plena coherencia" con la OTAN, los Veintisiete acordaron acelerar la consecución de las capacidades militares de la UE. En la rueda de prensa posterior, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, señaló que tras la cumbre atlántica, los países de la UE buscarán a partir de ahora “cómo gastar mejor: invertir juntos, de manera más racional, más eficiente, como un equipo” para alcanzar los objetivos de capacidades militares requeridos para la disuasión.

“No necesitamos duplicar las mismas capacidades en cada Estado miembro. No hace falta multiplicar por 27 nuestras inversiones en defensa. Lo que necesitamos es eficiencia y un reparto justo de la carga. Lo que necesitamos es construir un sistema común de defensa europea que disuada la agresión”, dijo el portugués.

En el documento final tras la reunión, buena parte de los puntos estuvieron dedicados a esta cuestión. Los líderes de la UE reafirmaron su compromiso de reforzar la autonomía estratégica del bloque en materia de defensa, aumentar el gasto conjunto y consolidar una industria militar europea robusta y resiliente.

En sus conclusiones finales, los mandatarios comunitarios reiteraron la necesidad urgente de dotar a Europa de “una mayor soberanía” en el ámbito de la defensa, bajo un enfoque integral que le permita responder de forma autónoma y coordinada a los desafíos inmediatos y futuros. La invasión rusa de Ucrania fue señalada, una vez más, como un “desafío existencial” para la seguridad europea, cuya respuesta requiere una preparación sustancial en los próximos cinco años.

El Consejo recordó que una Unión Europea más fuerte en seguridad y defensa no solo es clave para su propia estabilidad, sino que también contribuirá positivamente a la seguridad global y transatlántica. En este sentido, subrayó que los avances de la UE en esta materia son “complementarios de la OTAN”, organización que sigue siendo, para los Estados miembros que forman parte de ella, “la base de su defensa colectiva”.

Incremento del gasto en defensa y regulación del mercado

Una de las principales conclusiones del encuentro fue la necesidad de continuar incrementando “sustancialmente” el gasto en defensa en toda Europa. Este esfuerzo debe realizarse, según los líderes europeos, de manera coordinada entre Estados miembros y en línea con los compromisos adoptados en la Cumbre de la OTAN celebrada este mismo mes de junio en La Haya, en la que se acordó una nueva meta de gasto militar del 5 % del PIB, con un 3,5 % para gasto directo en defensa y un 1,5 % en inversiones relacionadas.

En esta línea, el Consejo Europeo celebró la adopción del reglamento que da luz verde a la nueva Acción de Seguridad para Europa (SAFE, por sus siglas en inglés), una herramienta pensada para canalizar inversión en capacidades estratégicas. También anunció la activación inminente de las cláusulas nacionales de salvaguardia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que permitirán a los Estados miembros flexibilizar el control de déficit y deuda al aumentar el gasto militar.

Además, el Consejo instó a los colegisladores comunitarios a avanzar rápidamente en la propuesta para incentivar la inversión en defensa desde el presupuesto de la UE, así como en la revisión de la política de cohesión para hacer frente a los nuevos desafíos en seguridad y defensa. Subrayó, no obstante, el carácter voluntario del uso de estos fondos por parte de los Estados. También animó al Banco Europeo de Inversiones (BEI) a adaptar sus prácticas de préstamo y a incrementar la financiación destinada al sector, sugiriendo incluso que se revise de forma continua la lista de actividades excluidas.

Industria europea de defensa: producción, pymes e innovación

El refuerzo de la base industrial y tecnológica de defensa en toda la Unión fue otro de los pilares del debate. El Consejo puso el acento en la necesidad de aumentar las capacidades de producción para que la industria europea pueda suministrar equipos en las cantidades y ritmos que exigen el actual entorno de seguridad.

Para ello, pidió avanzar en cuatro líneas estratégicas: la agregación de la demanda, la armonización de requisitos, la normalización de procesos y la contratación conjunta de material. Todo ello con el fin de consolidar un verdadero mercado de defensa integrado y funcional a escala europea.

Los líderes europeos también destacaron la importancia de acelerar el desarrollo de capacidades en áreas prioritarias identificadas por la UE y en coherencia con los objetivos establecidos por la OTAN. En este punto, se instó a los Estados miembros a lanzar cuanto antes proyectos colaborativos, incluidos aquellos de ejecución inmediata, con el apoyo de la Agencia Europea de Defensa, la Comisión Europea y la Alta Representante de Política Exterior. Además, se subrayó la necesidad de aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías y de centrarse en los denominados “facilitadores estratégicos”, así como en los programas de innovación en defensa.

De forma específica, el Consejo reiteró su respaldo a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y empresas de mediana capitalización como actores fundamentales de esta base industrial. Celebró los avances del nuevo Programa Europeo de la Industria de Defensa (PEED) y urgió a que las negociaciones con el Parlamento Europeo concluyan lo antes posible. También pidió celeridad en la tramitación del llamado Plan Ómnibus de Preparación para la Defensa, cuyo objetivo es facilitar la movilización coordinada de recursos.

Protección de fronteras y movilidad militar

En su análisis estratégico, el Consejo también abordó la dimensión geográfica de la seguridad europea. En este sentido, enfatizó la necesidad de proteger todas las fronteras terrestres, aéreas y marítimas de la UE, con especial atención a la frontera oriental frente a las amenazas planteadas por Rusia y Bielorrusia. A la vez, insistió en que se deben reforzar los mecanismos de vigilancia y defensa en el resto de las fronteras exteriores del bloque.

Con este objetivo, el Consejo invitó a la Comisión y al Alto Representante a presentar nuevas propuestas para mejorar la movilidad militar dentro del territorio europeo. El objetivo es permitir que personal, unidades y material de defensa puedan desplazarse de forma eficaz y rápida entre los distintos países de la Unión, algo que se considera crucial para una respuesta coordinada en escenarios de crisis.

Colaboración internacional y seguimiento

El Consejo Europeo destacó asimismo la importancia de reforzar la cooperación con países socios que comparten los valores y objetivos de la UE en materia de política exterior y defensa. A este respecto, celebró los recientes acuerdos de Asociación en Seguridad y Defensa firmados con Reino Unido y Canadá como señales de una cooperación transatlántica sólida y creciente.

Por último, los líderes comunitarios acordaron realizar un seguimiento exhaustivo de todas estas medidas. En concreto, se emplazaron a revisar los avances durante la próxima reunión del Consejo Europeo, prevista para octubre de 2025. Para entonces, la Comisión y el Alto Representante deberán presentar una hoja de ruta detallada que recoja los pasos concretos a seguir para lograr los objetivos marcados.

El documento deja claro que todas las medidas deberán respetar el carácter específico de la política de defensa de cada Estado miembro, incluyendo los países tradicionalmente neutrales, y garantizar los intereses comunes de seguridad de toda la Unión. Con esta hoja de ruta, la Unión Europea se encamina a reforzar de forma decidida su autonomía en materia de defensa, apoyada por una industria más fuerte, una inversión más eficiente y una cooperación más profunda con sus socios internacionales, sin perder de vista su plena complementariedad con la OTAN.

Y para recorrer este camino, la jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, será la encargada, de la mano de la Comisión Europea, de realizar dicha hoja de ruta para llegar a los objetivos comunes de defensa en 2030. 

La postura de España

Por su parte, Pedro Sánchez, tras sus polémicas palabras del día anterior asegurando que España no iba a cumplir con el 5% del PIB de inversión en defensa que él mismo había firmado en la declaración final de la cumbre de la OTAN, garantizó el pleno compromiso atlantista de España, aunque no implica el "seguidismo ciego" a las propuestas con las que no se esté de acuerdo.

El presidente reconoció que habían sido muchas las voces que, tras la postura adoptada en La Haya, se han llegado a cuestionar el compromiso transatlántico, incluso también europeísta del Gobierno de España. "Pero ser europeísta y ser atlantista no implica un seguidismo ciego que otros en nuestro país proponen", señaló antes de hacer hincapié en que ser atlantista es cumplir con sus obligaciones con la OTAN pero también con la vacunación infantil en países en desarrollo, mandar tropas a los países del este y no recortar las pensiones.

Explicó también que no había recibido ningún comentario por parte de otros mandatarios, durante el desarrollo de la reunión del Consejo Europeo de ayer en Bruselas, sobre su negativa a aumentar el gasto militar más allá del 2,1% o sobre la influencia que eso pueda tener en el acuerdo comercial que la UE negocia con Estados Unidos.

Ucrania

Otro de los temas abordados en la reunión fue el respaldo, por parte de los líderes europeos, con la excepción del húngaro Viktor Orbán, a un documento en el que se pide a Rusia que muestre "voluntad política real" para poner fin a la guerra y para implicarse en negociaciones de paz.