Puntualizaciones y disquisiciones sobre Estrategia Industrial para la Defensa Española
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Puntualizaciones y disquisiciones sobre Estrategia Industrial para la Defensa Española

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La Estrategia Industrial de la Defensa (EID) y también la Estrategia para la Innovación y Tecnología de la Defensa (EITD), son el punto de partida para definir la Base Industrial Tecnológica de la Defensa (BITD).

Introduce la EID los siguientes aspectos:

"La Estrategia Industrial de Defensa tiene como propósito establecer, en el marco de la política de armamento y material, las líneas de actuación e instrumentos necesarios, que permitan el desarrollo y la potenciación de la base industrial y tecnológica vinculada a la defensa y la obtención o potenciación de aquellas capacidades industriales consideradas como estratégicas

Para ello, la Estrategia Industrial que contempla un conjunto de actuaciones que, teniendo en cuenta las capacidades de la base industrial y tecnológica nacional existente en la actualidad, las tecnologías disponibles y su grado de madurez y, por supuesto, la viabilidad económica de las mismas, faciliten el suministro y sostenimiento de los recursos que nuestras Fuerzas Armadas necesitan o van a necesitar en el horizonte temporal de los próximos diez años.

Así pues, la formulación de la Estrategia Industrial de Defensa, se centra en la realización de actuaciones orientadas a factores de potenciación de la competitividad y sostenibilidad de la industria, así como al aumento de la eficiencia y eficacia en los procesos de adquisición y en la estructura orgánica que los soporta".

Hay que decir que las actuaciones estratégicas que contempla el documento, son consecuencia de otros documentos de nivel superior como son la Directiva de Defensa Nacional y la Estrategia de Seguridad Nacional, en el primero se señala como exigencia para la defensa de España el impulso de la industria nacional del sector como suministrador idóneo de las necesidades de nuestras Fuerzas Armadas.

Por su parte la Estrategia de Seguridad Nacional, ahonda en el mismo sentido anterior al recomendar entre sus acciones estratégicas la del fortalecimiento del tejido industrial español de Defensa y la potenciación de los vínculos entre los actores que conforman la arquitectura óptima en esta materia (Ministerio de Defensa, Industria y Centros Tecnológicos y Universidad).

Además, el sector industrial de la defensa es objeto, asimismo, de algunas de las medidas que el Gobierno diseñó en su momento para el fortalecimiento del tejido industrial español en su conjunto, según quedan recogidas en la Agenda que a tal fin fue aprobada en julio de 2014.

Como resultado del proceso descrito, el Consejo de Ministros aprobó para desarrollar la estrategia, las siguientes áreas tecnológicas y de conocimiento:

a) Mando y control, comunicaciones, información (C4i).

b) Ciberdefensa.

c) Vigilancia y reconocimiento, inteligencia y adquisición de objetivos (ISTAR).

d) Control de tráfico y ayudas a la navegación.

e) Sistemas críticos embarcados en plataformas.

f) Sistemas espaciales, de tratamiento de datos y de misión.

g) Simulación de equipos y sistemas de armas, para entrenamiento avanzado.

h) Sistemas de navegación, control de guiado y carga de pago, en misiles y municiones complejas.

i) Sistemas complejos integrados por otros sistemas de armas avanzados cuyos requisitos de integración están vinculados a intereses esenciales de Defensa y Seguridad.

O sea, casi todas las áreas tecnológicas que contempla el panorama de la Industria de Defensa.

Estamos hablando de iestrategia', o sea, tal como se define en el diccionario, se trata de determinar una serie de acciones meditadas, encaminadas hacia un fin determinado, en el caso de la EID, tal como hemos visto, esa estrategia viene definida por la Sedef/DGAM, y encaminada a las medidas que debieran de tomar todos los actores de la Defensa: Ministerio; FAS; Asociaciones; e Industria de Defensa, para lograr un fin, que no es otro que conseguir una base tecnológica nacional para dotar a nuestras FAS con las mejores capacidades a través, si fuera posible, de la Industria nacional.

A partir de ahí, el proceso de definición de capacidades es un proceso complejo en el ámbito político-militar extendido en el tiempo que finaliza con la definición de los Objetivos de Fuerza a Largo Plazo (OFLP) y los Objetivos de Capacidades Militares que además se armonizan con los Objetivos de capacidades militares europeos y aliados definidos en el Capability Defense Plan (CDP).

La Estrategia Industrial de Defensa debe contribuir, por tanto, a fortalecer el sector industrial de la defensa nacional en su doble rol como agente económico clave y suministrador estratégico de las capacidades militares que otorgan ventaja operativa y libertad de acción a nuestras Fuerzas Armadas.

En resumen, la EID, está planteada para cubrir los siguientes objetivos:

· Dotar a las FAS de los mejores sistemas posibles que le son necesarios.

· Potenciar las capacidades industriales nacionales estratégicas para la defensa.

· Consolidar BITD española.

Y actualmente, en los términos acordados en la UE:

· Consolidar la BITD europea mediante consorcios transnacionales.

La EID ha definido además de los objetivos citados anteriormente, los siguientes ejes estratégicos:

· Interlocución y Colaboración Institucional.

· Calidad, Competitividad y Sostenibilidad.

· Innovación y Capacitación Tecnológica.

· Cooperación Internacional y Apoyo Exterior.

Esta estrategia, aunque obviamente en defensa de lo nacional (hay que alcanzar al menos un 70% de participación nacional en los programas de armamento y material; participación de al menos el 30% de PYMES; empleo cualificado; y aumento de la productividad), no debe de ser en modo alguno una barrera arancelaria ante la Industria de Defensa exterior, se trata de potenciar lo nuestro para hacer una industria nacional competitiva, autónoma e independiente de recursos y sostenimientos externos.

Esta potenciación debe ser refrendada insuflando músculo y protegiendo a nuestro tejido industrial de la defensa, prime, MIDCAPS y PYMES, a través de medidas políticas y económico-administrativas, para que puedan ser autosuficientes en las tecnologías que se requieran para poder dotar de las capacidades necesarias a nuestras FAS.

Y ser competitivas quiere decir que puedan competir en igualdad de condiciones y con reglamentaciones que sean igualitarias y en correspondencia en ambos sentidos con la Industria externa, y esto a su vez, significa dos cosas: una, que no por el mero hecho de ser nacional, se tenga ventajas, lo que se trata, como la EID y BITD dicen, es de dotar a nuestras FAS con lo mejor, independientemente de si es nacional o externo, y que además el sostenimiento no sea una rémora durante el ciclo de vida de la plataforma, sistema o equipo; y otra, que nuestras empresas puedan competir en el exterior en las mismas condiciones, cosa que no ocurre en un gran porcentaje de casos.

Vienen a cuento estas disquisiciones iniciales como consecuencia de diferentes decisiones, acciones y estrategias empresariales que se está tomando en los últimos tiempos por empresas de la Industria de Defensa, nacional e internacional, que están produciendo confusiones y en algunos casos ciertos desasosiegos, pues ni se ajustan a la EID, y lo que es peor, van en contra de fortalecer la BITD, intentaré explicarme eso sí, como perteneciente a una empresa nacional y en defensa de la Industria nacional.

Existen en la actualidad varios programas de armamento nacionales donde salen a concurso la dotación de capacidades, plataformas, sistemas y equipos para nuestras FAS. En un principio son concursos abiertos, aunque algunos restringidos por ser de interés especial para la Defensa, sin restricciones algunas a la participación, pero también, sin una normativa o referencia expresa a la EID, aunque la propia estrategia sea contundente en defensa de la Industria nacional.

Lo que realmente está produciendo desasosiego y en muchos casos, perplejidad a ojo de muchos son los movimientos estratégicos de empresas no solo no nacionales, sino extracomunitarias para introducirse como nacionales y comunitarios en contra de los intereses nacionales de la EID y en grave perjuicio de la BITD, pero más desasosiego produce cuando esa introducción, se hace aliándose con empresas nacionales cuando ya existen empresas aquí con capacidades al menos similares, situación todavía más preocupante cuando se hace a través de empresa pública.

Si desde el punto de vista nacional es preocupante por la indefensión ante la EID, también lo es en el ámbito europeo donde las restricciones existentes en los reglamentos del EDIDP y el futuro EDF a la participación de terceros países en consorcios, se está salvando de la misma forma por las empresas de esos países mimetizándose de europeas en contra también de la BTID europea proclamada en el Plan de Acción para la Defensa Europea (EDAP).



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