México despliega 14 aeronaves y 5.800 soldados para proteger ductos

El Gobierno Mexicano ha dado a conocer sus avances en su lucha contra el robo de combustible, empezando por comunicar el nivel del reto que se enfrenta. El 15 de enero, el oleoducto Tula-Atzcapotzalco, en el centro de México, se reactivó. Sin embargo, a las dos horas de iniciada la operación se detectó que ni una sola gota del combustible llegaba a su destino, el volumen equivalente al 100% de la capacidad del ducto había sido robado, la pérdida para México es millonaria.

Por otro lado, ya se tienen resultados positivos, el secretario de Marina, almirante Rafael Ojeda Durán, se refirió a la vigilancia en los 11 ductos que son monitoreados por aire y tierra por las Fuerzas Armadas Mexicanas, mencionando que ya son 3.200 elementos de la Semar los desplegados, número que continuará aumentando en los siguientes días; su presencia disuasoria ya ha dado resultados al cumplirse 72 horas sin que el ducto Tuxpan-Atzcapotzalco, actualmente vigilado por 800 elementos, haya sido ordeñado.

Y no es que los ladrones de combustible no lo intenten, la noche del martes la Armada, probablemente a través de aeronaves ISR, detectó a un grupo de ladrones que ya habían irrumpido en una estación de bombeo e instalado una toma clandestina, sin embargo, pudieron escapar antes de robar combustible.

A continuación el secretario de la Defensa, general Luis Cresencio Sandoval, tomó la palabra para informar del orden de batalla, comentando que en la estrategia se consideran 11 ductos críticos, a donde hay una cantidad incremental de 5.800 elementos y 14 aeronaves, con participación en tierra de Policía Federal, Ejército, Armada y Fuerza Aérea.

Fuerza de Reacción

El secretario Sandoval cedió la palabra al general Homero Mendoza, jefe del Estado Mayor de la Sedena y quien describió estas primeras operaciones. En el aire la fuerza de vigilancia se compone de diez helicópteros de FAM y Armada y cuatro aviones de reconocimiento con capacidad todo tiempo, un par operando de día y otro de noche.

La madrugada del 16 de enero un avión Beechcraft King Air 350ER ISR detectó a las 3:30 am tres vehículos y seis personas operando en el ducto Tula-Toluca, al norte de la Ciudad de México, levantando la alarma. Sin embargo la fuerza de reacción no respondió lo suficientemente rápido, ya que fue hasta las 4:00 am que un Sikorsky UH-60M (1069) con diez elementos de tropa abordo, pudo despegar de la Base Aérea de Santa Lucía hacia el punto de reporte, mismo que queda a no más de diez minutos de vuelo de la principal base de la Fuerza Aérea Mexicana. El helicóptero arribó 50 minutos después de la alerta sin poder aterrizar por la niebla.

Al mismo tiempo miembros de la 22 Zona Militar fueron despachados por tierra, llegando integrantes del 8º Regimiento Motorizado 20 minutos después y aunque el personal militar no logró arrestar a nadie, se descubrió que los ladrones no tuvieron tiempo de robar el combustible.

Oportunidades para la industria

Está claro que las fuerzas mexicanas cuentan con la tecnología de punta para enfrentar estos retos y que su entrenamiento ante las condiciones que tienen que enfrentar es el adecuado. Sin embargo, pese al final buen resultado disuasorio, es claro que hay un área de mejora para que una fuerza de reacción no tarde 30 minutos para despegar y acudir a un punto casi en sus inmediaciones. Este tema que es casi seguro que sea de carater burocrático, requiere revisión y atención, especialmente ante la alarma nacional que se vive.

De igual modo ante los 56.000 KM de poliductos que tiene México, resulta claro que mas soluciones ISR se han convertido en una necesidad casi inmediata de las Fuerzas Armadas Mexicanas, es necesario que el combate al robo de combustible no sea una acción de meses, sino que necesariamente se debe extender su vigilancia de modo transexenal. México es un usuario experimentado de estas plataformas y cuenta con dos o tres proveedores de clase mundial, que pueden ofrecer soluciones rápidas y probadas a la industria mexicana.