El jefe de Sanidad Militar, cesado tras la polémica campaña de vacunación en las FFAA

(Infodefensa.com)

El Consejo de Ministros acordó el pasado martes el cese del inspector general de Sanidad Militar, general de división médico Antonio Ramón Conde Ortiz, y su sustitución en comisión de servicios por el general de brigada Juan José Sánchez Ramos, hasta ahora subdirector general de Apoyo y Ordenación Farmacéutica.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, aprobó el nombramiento de Conde a finales de mayo de 2019. Casi dos años después, el general de división deja el cargo y pasa a la reserva. Por primera vez, un farmacéutico estará al frente de la Inspección General de Sanidad (Igesan) del Ministerio de Defensa.

“Con este cambio, queremos abrir una nueva etapa, con proyección de futuro, dando un impulso a la innovación, vinculada a la Farmacia Militar y al trabajo de la Sanidad Militar en el ámbito de la Unión Europea”, explican desde el ministerio.

Este inesperado cese estaría relacionado también con la polémica campaña de vacunación en las Fuerzas Armadas, que ya provocó en enero la dimisión del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), general del aire Miguel Ángel Villarroya.

Robles en una comparecencia en el Congreso de los Diputados afirmó que Villarroya había dictado una instrucción para vacunarse sin informarle y sin cumplir los criterios sanitarios fijados en la estrategia elaborada por la Igesan.

Según publica Vozpópuli, citando fuentes militares, la vacunación con Astrazeneca del personal militar entre 60 y 69 años destinado en el cuartel general de la Armada se encontraría detrás del cese del general Conde.  

El exjefe de Igesan habría autorizado un lote de vacunas para personal del cuartel general, principalmente almirantes y vicealmirantes, después de que el Ministerio de Sanidad cambiará la franja de edad para Astrazeneca, pasando de los menos de 60 años a los que tienen entre 60 y 69 años.

El suministro de las dosis se produjo, de acuerdo con estas fuentes, entre el 9 y el 13 de abril. Este último día llega una contraorden del propio Conde que excluye al personal del cuartel general, cuando prácticamente todos los altos mandos ya tenían la vacuna. Detrás de esta paralización repentina estaría una decisión de Robles de no poner vacunas en los cuarteles generales tras la polémica del Jemad el pasado mes de enero.