Tal día como hoy, 19 de septiembre, pero de 1812, el ejército aliado compuesto por españoles, ingleses y portugueses comenzaron el asedio al castillo de Burgos, en poder de las tropas francesas. El enfrentamiento sucedió durante la Guerra de la Independencia Española y finalizó, al cabo de un mes, con victoria para los napoleónicos.
El ejército aliado estaba compuesto por 35.000 soldados, 13 ingenieros y 8 piezas de artillería al mando del general Arthur Wellesley (que sería conocido más adelante por su título de duque de Wellington) para superar las defensas del castillos de Burgos. Por parte de los franceses tan solo 2.000 efectivos y 17 piezas de artillería al mando de Jean-Louis Dubreton se encargaron de ofrecer una feroz resistencia ante sus atacantes.
Los primeros ataques consistieron en tres asaltos simultáneos. El primero fue repelido por los franceses gracias a su artillería, el segundo logró capturar el bastión del castillo (aunque fue una conquista efímera) y el tercero supuso un desastre en el que las fuerzas aliadas que acabaron sumando 421 muertos.
Los siguientes ataques también fueron severamente defendidos por el fuego francés, se intentó atacar mediante escalas y también bajo tierra, excavando un túnel, pero ambas estrategias lo único que lograron fueron más muertos por parte de los atacantes. La superioridad numérica hacía que Wellesley fuese reacio a utilizar artillería pesada debido a su alto coste, y esta estrategia le costaría la derrota.
Wellington levantó este asedio que parecía imposible el día 21 de octubre. Sus fuerzas acusaron 550 muertos y 1550 heridos mientras que sus enemigos, de sus 2.000 soldados, llegaron a contar 304 muertos y 323 heridos. La hazaña que supuso esta defensa no les serviría demasiado a los napoleónicos ya que perderían la guerra tan solo dos años después.