Tal día como hoy en 1385 se enfrentan el Reino de Portugal y la Corona de Castilla

 Tal día como hoy, 15 de octubre, pero de 1385, se produce un enfrentamiento en las cercanías de la localidad de Valverde de Mérida entre las tropas de la Corona de Castilla y el Reino de Portugal. La contienda, conocida como la batalla de Valverde, formó parte de una incursión portuguesa en Castilla. El combate finalizó con una victoria decisiva de los lusos a pesar de su inferioridad numérica.

Las tropas invasoras estaban mandadas por el condestable de Portugal, Nuno Álvares Pereira, que contaba bajo su mando con alrededor de 2.000 soldados, 1.000 lanceros y un pequeño contingente de ballesteros. El Ejército de la Corona de Castilla estaba formado por 20.000 soldados mandados por el Gran Maestre de la Orden de Santiago, Pedro Muñiz de Godoy.

Godoy, que esperaba refuerzos, recibió la información de la incursión portuguesa en tierras castellanas. A pesar de estos hombres extra con los que podría haber contado su contingente, el Gran Maestre decidió partir con sus 20.000 soldados en vista de que superaban por mucho al número de efectivos enemigos.

El ejército portugues avanzaba junto al río Guadiana. Por la orilla opuesta llegó el ejército de Godoy, que estaba tan convencido de su victoria que decidió dividir sus tropas. El castellano ordenó a una parte de sus hombres que cruzasen el río, mientras que el resto de los soldados se quedaron atrás. Álvares también ordenó a sus tropas que cruzasen el río, pero, ante la superioridad enemiga, los lusos decidieron retroceder y reorganizarse. El condestable portugués cambió de estrategia y cargó contras los castellanos para enfrentarse personalmente contra Godoy.

El Gran Maestre resultó herido de muerte en el enfrentamiento directo contra Álvares, lo que derivó en la ruptura de la formación castellana y la desmoralización de sus tropas. El ejército local no tardó en emprender la retirada. Tras la victoria en la contienda, Álvares decidió regresar a Portugal a la mañana siguiente para reponerse de los daños que sus tropas habían sufrido.