ARC Cotuhe, el guardián del Amazonas colombiano I
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ARC Cotuhe, el guardián del Amazonas colombiano I

El ARC Cotuhe. Foto Infodefensa.com
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Puerto Nariño, la silueta del ARC Cotuhe se recorta sobre el Amazonas meciéndose como un fantasma gris. Es uno de los buques de la Armada colombiana (ARC) que cuidan del Río, así, con mayúscula inicial, con nombre propio. Es el más largo del mundo, tiene más caudal que tres siguientes juntos (Nilo, Yangtsé y Misisipi) y su cuenca es inmensa (aporta la quinta parte del agua dulce que llega a los océanos).

116 kilómetros de los más de 7.000 que tiene su cauce están en Colombia, bajo control y jurisdicción de la ARC a través de su Fuerza Naval del Sur (FNS), que ejerce control operacional mediante el Comando de Guardacostas del Amazonas (Cgama). Infodefensa.com se ha empotrado en una unidad de la Armada colombiana para ver de primera mano cómo se trabaja en el Amazonas. El Cotuhe será nuestro transporte durante los próximos días a lo largo del gran río, en una misión cuyo objetivo es la seguridad fluvial así como la preservación del medio ambiente y –si es necesario- participar en misiones de búsqueda y rescate garantizando la supervivencia de quienes navegan por el Río

Categorizado en el rol de Patrulleras de Apoyo Fluvial (PAF) y como clase Nodriza Fluvial, el ARC Cotuhe (de matrícula 5KMU) había partido desde la capital del Departamento Colombiano del Amazonas -Leticia-, río abajo, en una misión de 20 días de duración. Puerto Nariño fue nuestro punto de recogida.

El ARC Cotuhe, destacado con un bote Eduardoño Tipo 380 B clase Unidad de Reacción Rápida (URR), fue construido en 1993 en Puerto Asís (Putumayo) y puesto en servicio por la Armada ese mismo año. Luego, en 1999, fue modernizado en el astillero de la Base Naval ARC Leguízamo de la FNS, introduciéndole una serie de cambios, entre ellos la adición de blindaje y repotenciando en parte diversos sistemas del mismo, incluyendo el acople de cuatro estaciones de armas, para la autoprotección de la embarcación.

El buque tiene una eslora (largo) de 26 metros, por cinco de manga (ancho) y cuenta con una tripulación de diez hombres, más un número indeterminado de infantes de marina (que varía de acuerdo al perfil de la misión), completando a la fecha 26 años de continuos despliegues no solo en el Amazonas, sino en el río Putumayo, que tiene entre sus afluentes al río Cotuhe, del cual toma su nombre.

Lucha contra el crimen y protección de la naturaleza

Colombia despliega sus unidades fluviales con el objeto de combatir y contrarrestar el narcotráfico –así como el control al contrabando, armas y la protección de la flora y la fauna vigilando así el tráfico de especies-, realizando continuas labores de vigilancia y control, de interdicción, de escolta y de visita e inspección, gracias a las cuales se posibilita la ubicación, detección e incautación (y destrucción) de laboratorios, cristalizaderos, y cargamentos, principalmente de cocaína y marihuana.

En este tipo de misiones se destaca el ARC Cotuhe, pues gracias a su autonomía y capacidades puede desempeñarse como plataforma fluvial en compañía de la URR, lo que le permite efectuar patrullajes extendidos no solo a lo largo del río, sino también de sus canales y afluentes (dependiendo de la estación). Esto facilita el desarrollo de misiones con mayores duraciones de tiempo y en áreas cubiertas, posibilitándo por tanto mayores logros en cuanto a resultados. Esta embarcación ha participado también –y con notable éxito- en las operaciones internacionales Orión III y IV, precisamente en contra del narcotráfico.

En este sentido, solo en 2019 y gracias a la acción de sus diferentes unidades, la Fuerza Naval del Sur ha logrado la detección y posterior decomiso de 111 kilogramos de pasta de coca, así como de 6.070 kilogramos de hoja de coca en proceso, 16 embarcaciones de diversos tipos, cerca de 22 armas (incluyendo fusiles) y más de 2.000 proyectiles, localizando y destruyendo además 171 laboratorios y nueve cristalizaderos, cuyo funcionamiento afecta y pone en riesgo el medio ambiente.

En esas labores de control y detección se han podido identificar diversas maneras de tráfico, entre ellas la utilización de artefactos del tipo “parásito”, que se adhieren el casco de una embarcación para evitar su detección, usando válvulas para sumergirlos y reflotarlos.

Un fantasma discreto

Más allá del propio buque, lo primero que ve cualquiera que suba a bordo del ARC Cotuhe es sin duda que todo funciona como un reloj. La preparación de la tripulación les permite trabajar de forma quirúrjica, todo está medido y controlado hasta donde el río deja, incluso un poco más, porque resulta que los imprevistos también están previstos y entrenados. Esa profesionalidad se nota en cómo el buque es capaz de navegar por canales, afliuentes y tramos de todo tipo sin perjudicar las labores de pesca o el comercio o a la propia fauna local. De nuevo es un fantasma meciéndose sobre el río, discreto y silencioso, pero un fantasma muy atento y siempre dispuesto a echar una mano. Tanto es así, que las fuerzas de la ARC cuentan con uno de los mayores niveles de aceptación dentro de la población civil, por, entre otras cosas, la realización de jornadas de apoyo al desarrollo o el apoyo de transporte para evacuaciones por urgencias médicas.

Otra de las cosas que llama la atención, es el amplio poder de fuego del buque -con cuatro estaciones de armas-, desde las cuales se despliegan una ametralladora del tipo Browning M-2HB QCB de 12.7x99 milímetros, así como dos del tipo Denel Land Systems Vektor SS-77 de 7.62x51 milímetros y un lanzagranadas múltiple del tipo Saco Defense (General Dynamics) Mk-19 AGL de 40 milímetros.

No es para menos, en el gran Río, el ARC Cotuhe es algo más que un buque de vigilancia, es un representante de Colombia en su más recóndita frontera y un protector de una de las áreas mediambientales más importantes del planeta.

Continúa en 'ARC Cotuhe, el guardián del Amazonas colombiano (yII)'



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