Ataque a la petrolera Aramco
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Ataque a la petrolera Aramco

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(Especial CEEAG para Infodefensa) El pasado 15 de septiembre, fuentes saudíes reportaron un ataque en su territorio mediante dieciocho drones y siete misiles teledirigidos a instalaciones de la petrolera estatal Saudí Aramco en la localidad de Abqaiq, cerca de Damman en la Provincia Oriental, y al pozo petrolero de Khurais (Jurais). El incidente habría afectado de manera significativa la producción petrolera de la empresa. La situación ha sido de tal gravedad, que según reportes oficiales la producción de petróleo de Arabia Saudita cayó a la mitad después del ataque, lo que ha causado la interrupción más grande de crudo en el mercado internacional que se tenga registrada.

Los ataques fueron reivindicados por fuerzas hutiés mediante un comunicado, donde señalaron que estas “operaciones” se "ampliarán" para ser "más dolorosas" si Arabia Saudí continúa con sus ataques en Yemen, según ha explicado un portavoz hutí, el general Yahya Saree. No obstante, dichas fuerzas han señalado que no volverán atacar territorio saudí si Riad cesa sus ofensivas contra sus fuerzas en territorio yemení.

Los hutíes pertenecen a un grupo rebelde autodenominado Ansar Allah (Partidarios de Dios), que adhiere a una rama del Islam chiita, el Zaidismo. Los zaiditas gobernaron Yemen del Norte bajo un sistema conocido como imamato por casi mil años, hasta 1962. Este grupo es apoyado por Irán en una conflagración que ha sobrepasado las fronteras yemeníes comprometiendo a estas fuerzas y las sunitas de Mansour Hadi Abdrabbuh que es apoyado por una coalición de países sunitas del Golfo encabezados por Arabia Saudita. Conflicto que viene escalando desde el 2011 y que amenaza con desestabilizar una región ya bastante inestable.

No obstante, según el gobierno saudí, los ataques no provinieron de Yemen sino, desde algún lugar de Irak o Irán y bajo la orden de Teherán. Esta argumentación se fundaría en la trayectoria realizada por los misiles que se utilizaron en el ataque, la tecnología de origen de estos y los drones utilizados, los Qasef K2.

El costo de la operación, relativamente bajo en relación al daño producido (15.000 dólares es el costo estimado de los drones de fabricación iraní) ha generado gran alarma entre los analistas debido a que demostró el grado de vulnerabilidad en que se encuentra la industria petrolera del Golfo frente a un escenario cada vez más hostil. Esto a pesar de la gran inversión en defensa y seguridad que realiza el gobierno saudí, 89.100 millones de dólares (Military Balance 2019). Frente a este escenario Riad ha sostenido que no hay Estado que pueda evitar totalmente este tipo de ataques y que de hecho han neutralizado más de 200 misiles balísticos y 258 drones en los últimos meses.

Cabe señalar que Saudi Aramco fue la empresa más rentable del mundo en 2018, tras contabilizar un beneficio neto de 111.100 millones de dólares, siendo fundamental para la producción de petróleo no sólo de Arabia Saudita sino que también como agente significativo en el mercado mundial de este producto. Sus orígenes se remontan a la estrecha asociación de la industria petrolera norteamericana con el país árabe.

En un momento de gran incertidumbre económica por el conflicto político-comercial entre China y Estados Unidos esta situación agrava aún más la seguridad internacional, teniendo presente la relevancia de los hidrocarburos y el aporte que esta región del mundo hace en la producción de estos bienes fundamentales para la economía mundial.

Sumado a esto, potencias occidentales como Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos, se han sumado a Riad en responsabilizar a Teherán de los ataques lo que implicaría, de ser efectivo, que Irán y su Guardia Revolucionaria estarían ejerciendo mayor presión a Washington y Riad con el fin de provocar un cambio de política de ambas naciones y forzarlos a llegar a algún tipo de negociación o cesión; lo que tiene serias implicancias porque podría estarse configurando un Casus belli, al que a ninguna de las partes le interesa ingresar.

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