Las Fuerzas Armadas españolas están en pleno proceso de transformación bajo dos premisas: la capacidad de respuesta y la disposición a usarla. “La defensa en el siglo XXI tiene como pilar fundamental la disuasión, hay que demostrar lo que se puede hacer y que se está dispuesto a hacerlo”. Con estas palabras resumía ayer el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Fernando García Sánchez, la estrategia que las Fuerzas Armadas de cualquier país deben llevar a cabo para garantizar la seguridad en su territorio. Pues bien, en España, el Ministerio de Defensa acaba de reorganizar el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) para facilitar dicho objetivo.
Una vez conocido el objetivo surgen dos preguntas. La primera es ¿cómo? y el JEMAD lo tiene claro: “La prioridad de las Fuerzas Armadas debe ser la capacidad de respuesta. Y la capacidad de respuesta es la suma del alistamiento con la decisión de usarlo”. Es decir, hay que estar preparado para cualquier situación y dispuesto a todo. Y la segunda es ¿con qué? y aquí tampoco hay dudas: "Hay que invertir más en seguridad". Unas Fuerzas Armadas de vanguardia deben tener material de última generación y eso pasa por invertir más, "no solo en las propias Fuerzas Armadas, sino el desarrollo del sector I+D+i tanto en la industria como en la universidad".
La cuestión de la inversión va más allá de las atribuciones de las Fuerzas Armadas, pero en lo que se refiere a la capacidad de alistamiento, que es lo que depende directamente del EMAD, el JEMAD recordó que en torno a una cuarta parte de la Fuerza Conjunta (Las Fuerzas Armadas españolas cuentan con 120.000 militares y 20.000 civiles) está alistada de forma permanente: “En operaciones hay unas 7.000 personas, otras 5.000 están listas para ser utilizadas en cometidos nacionales y 10.000 más de dedican a apoyar los despliegues en el extranjeros derivados de las alianzas que tenemos”. Es decir, esta fase está garantizada, ahora queda el proceso de decisión de usarla llegado el momento y eso es lo que se ha agilizado con las modificaciones introducidas en el organigrama del EMAD.
Los cambios
La orden DEF/1887/2015 del 16 de septiembre establece una serie de cambios en el EMAD respecto a la orden anterior (DEF/166/2015 del 21 de enero) enfocados a facilitar la toma de decisiones bajo el concepto genérico de Fuerza Conjunta, es decir, un mando único para garantizar la seguridad general por encima de las tres divisiones tradicionales: Tierra, Armada y Aire. A este concepto se une la simplificación de la cadena de mando. “Ahora está el Rey, el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa, el Jemad y el comandante del Mando de Operaciones”, explicó el almirante. Pero no serán los únicos cambios. Habrá una División de Estrategia y otra de Planes que integrarán, en el primer caso, desde la estrategia militar propiamente dicha hasta las relaciones internacionales, y en el segundo, todas las áreas de desarrollo de capacidades. Además, el apoyo logístico operativo pasa a depender del Mando de Operaciones y se creará una jefatura única de Recursos Humanos, entre otros puntos.
El JEMAD asistió ayer a un desayuno informativo organizado por Executive Forum junto a los representantes de alguna de las empresas de referencia del sector. El almirante general García Sánchez, que ofreció una conferencia sobre las Fuerzas Armadas del siglo XXI, compartió mesa con Ibon Aperribay y Joaquín Esteban Lefler, consejero delegado y director del área de Defensa de SAPA respectivamente; Antonio Bueno, Antonio Rodríguez e Ignacio Almaraz, director general, director adjunto y director de Comercial de GDELS Santa Bárbara Sistemas respectivamente; y con Eduardo Carrillo de Albornoz, director adjunto de Desarrollo de Negocio de Boeing. Al acto también asistieron, entre otros, el director general de Armamento y Material, teniente general Juan Manuel García Montaño, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y la secretaria General de Industria, Begoña Cristeto. Sólo faltó el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles.
Las claves
Las Fuerzas Armadas del siglo XXI se enfrentan a problemas de seguridad que se diferencian de los que combatían en el pasado en un único aspecto: la capacidad de evolución, la velocidad de cambio. “Necesitamos transformarnos más rápido de lo que evolucionan las situaciones de inseguridad”, resumió el almirante, que explicó que “transformarse es más que adaptarse, adaptarse es ir a la retaguardia de la solución, lo que debemos hacer es estar preparados para las amenazas que puedan llegar”.
Los cambios en las Fuerzas Armadas del siglo XXI son obligados no sólo por la velocidad y capacidad de evolución de las situaciones de inseguridad, sino por el propio concepto de la guerra propiamente dicha. “Las guerras ya no se ganan o se pierden en base al concepto de incorporar nuevos territorios, sino de conseguir y mantener la influencia en dichos territorios”, explicó el JEMAD. Esto establece que “hay una nueva naturaleza en la guerra” y que la opción militar no es la única línea de defensa, “ahora el concepto está integrado también por aspectos como la información, la innovación”, explicó García Sánchez. La información facilita una capacidad de respuesta rápida al mejorar las líneas de prevención gracias, por ejemplo, a imágenes satelitales o al análisis de las redes sociales, entre otras. La innovación, por su parte, agiliza la acción que debe derivarse de esa información, por ejemplo, mejorando los sistemas de mando y control permitiendo una mayor interacción entre áreas distintas.
A esto hay que añadir un concepto cada vez más extendido que se basa en la internacionalización de la defensa de los países, en las alianzas supranacionales. El JEMAD puso un ejemplo: “Hoy en día, la defensa aérea de España está en manos de la Alianza del Atlántico”. Lo importante en este nuevo escenario, de nuevo, es la influencia y esta vuelve a venir determinada por el poder de disuasión y la disposición a usarlo. En este sentido, el almirante aseguró que la única manera de mostrar ese poder y esa disposición “es participando en operaciones”.
Las necesidades
El Jemad tiene muy claros los procesos y objetivos que necesitan las Fuerzas Armadas para cumplir con su cometido, pero hay otros que escapan a su control. El principal es la estabilidad presupuestaria necesaria para garantizar a largo plazo la efectividad de las Fuerzas Armadas. En este sentido, el JEMAD recalcó la necesidad de que tanto la ciudadanía como la política asuman la responsabilidad que implica el mantenimiento de la seguridad. El buen concepto que se tiene de las Fuerzas Armadas contrasta cuando se habla de invertir en material y ese es uno de los puntos, según el JEMAD, que deberían empezar a cambiar. “Tenemos que hacerlo mejor para conseguir que esto no sea así”, reconoció.
Fotos: Antonio Martín