Rodolfo y Petro: tiempos oscuros para la defensa nacional colombiana
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Rodolfo y Petro: tiempos oscuros para la defensa nacional colombiana

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FFMM colombianas. Foto: Infodefensa.com
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"Cero, cero. Cuál defensa, cuál guerra, la guerra se acabó, entonces si se acaba la guerra para qué siguen comprando fierros viejos y gastar plata, porque eso vale millones. Es que ahorita (sic), no es la industria de la guerra, es la guerra contra la corrupción a la que tenemos que derrotar y derrotar el hambre". Estas son palabras de Rodolfo Hernández, candidato presidencial colombiano, que lidera las encuestas de cara a la segunda vuelta electoral del país.

"En mi gobierno no vamos a botar más plata en la guerra. Puede que el presupuesto de defensa se baje, se estanque, ese dinero se irá para la educación superior o para la gente que hoy tiene hambre", ha dicho, por su parte, Gustavo Petro, candidato que ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Las anteriores citas reflejan de manera precisa cuál es la posición, el pensamiento, el interés y la síntesis de lo que en materia de defensa y seguridad nacional se implementaría en un eventual gobierno de cualquiera de los hoy aspirantes.

Meritocracia = politización

Más allá entonces de sendos programas de gobierno, en donde se exponen de manera escueta, ambigua y muy general principios de políticas de defensa, que incluso coinciden en puntos tales como la importancia de matizar el concepto de hambre (de una considerable parte de la población) a partir de recursos que se le recortarían al sector defensa (sin explicar por qué solo a este), o en el de la necesidad de crear unidades especiales –dentro de las FFAA- para destinarlas al cuidado y protección de los recursos naturales, o en el de mejorar las condiciones prestacionales y pensionales de los miembros de las Fuerzas Armadas, o en el de revisar y modificar los procedimientos de ascensos, transformándolos por la "vía de la meritocracia", que es una forma disimulada de politizar e ideologizar la institución armada, más allá de todo eso, no se explica de forma clara y/o concisa, cómo se garantizarán la soberanía e integridad territoriales de esta nación.

¿Soberanía?

Esto podría ser, primero, porque se ignoran –adrede- esos conceptos de soberanía e integridad, explicable dado que los mismos no son redituables desde el punto de vista electoral; o, segundo, porque por razones ideológicas se considera que las principales hipótesis de conflicto nacionales (Venezuela y Nicaragua), desaparecerían por acercamientos y acuerdos casi que inmediatos luego de asumir el nuevo gobierno; o, tercero, porque modernizar a las Fuerzas Armadas, implica negociar con países con los cuales no se tiene afinidad política (e incluso ideológica), lo que a su vez justificaría una cuarta razón: politizar al estamento militar (“vía de la meritocracia”) para poder plantear procesos de reequipamiento pero con países distintos a los acostumbrados y actuales proveedores. 

En resumen, por las razones que sean no hay un compromiso legible para, en el caso de una amenaza a la soberanía nacional, responder ante la misma anticipando esta –y de hecho buscando evitarla- a través de la construcción de capacidades mínimas disuasivas, que no es nada diferente al urgente reequipamiento de las Fuerzas Militares, por medio de la materialización de su Sistema Integral de Defensa Nacional (Siden).

En este punto, respecto a la probabilidad que la actual administración colombiana ya haya dado pasos en ese sentido con la firma de procesos para la adquisición de sistemas de supremacía aérea, de defensa antiaérea (Sisdan), de fortalecimiento naval (PES), de fortalecimiento de la movilidad y fuegos terrestres (APC,¿MBT?) cabría la pregunta de cómo el nuevo gobierno asumiría los posibles compromisos adquiridos por el actual y si los honraría y desarrollaría o simplemente desistiría de ellos, aduciendo el combate al hambre –para justificarlo desde los puntos de vista interno y externo- y echando por tierra años de detallados procesos de planeación y proyección para la modernización material de las Fuerzas Militares.

Sin embargo y por los discursos –populistas e irresponsables- de los dos candidatos, todo indica que se ciernen tiempos muy oscuros para la seguridad y la defensa de Colombia. Esperemos que no sea así…



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