26 años del Ministerio de Defensa: muy pocos buques y submarinos en el mar para defender la Amazonia Azul (Parte 03)

En los 26 años del Ministerio de Defensa brasileño llegar al mar requiere un repaso por el Programa de Submarinos (Prosub) y por el Programa de Fragatas Clase Tamandaré (PFCT).

Los cuatro nuevos sumergibles clase Riachuelo han renovado la Fuerza de Submarinos, que aún no ha encontrado destino para los dos restantes, más antiguos y recientemente remodelados IKL-209 de origen alemán. Por lo que se sabe, estos submarinos se están ofreciendo en venta a naciones amigas que ya tienen experiencia con submarinos alemanes.

El Tikuna, que pertenece a una clase modificada basada en el IKL-209, es el último y más capaz de esta generación, y debería seguir siendo un importante medio de entrenamiento y cualificación final para las nuevas tripulaciones de la clase Riachuelo, además de seguir teniendo un buen valor operativo como medio defensivo.

*Por cuestiones de extensión, Infodefensa presentará el siguiente reportaje en tres partes. Viene de: 26 años del Ministerio de Defensa brasileño: un Ejército sin blindados ni artillería (Parte 02)

En cuanto a las fragatas clase Tamandaré, excelentes buques de diseño más que comprobado (clase Meko), es un hecho que no son los buques que la Marina quería originalmente en Prosuper, sino los que logró adquirir con el bajo presupuesto disponible en el momento de la decisión.

Basta recordar que en el momento de su mayor escasez presupuestaria, los buques eran llamados corbetas por la Marina brasileña, lo que fue cambiado posteriormente por fragatas. 

Pero lo que importan son los números, y Brasil aceptó una rebaja de las seis mil toneladas inicialmente previstas para seis buques por un acuerdo de solo cuatro buques de 3.500 toneladas cada uno.

Es un hecho que la Marina brasileña necesitará buques mayores, y el gran mérito de la clase Tamandaré habrá sido introducir nuevos sensores digitalizados como el radar TRS4D AESA, tecnologías de misiles de última generación como el MBDA Sea Ceptor, sistemas de lanzamiento vertical sin precedentes e incluso un nuevo armamento de proa, el renombrado 76/62 Super Rapid de Leonardo, capaz de disparar municiones inteligentes del tipo Volcano.

Esto significa que, en un nuevo contrato, el impacto tecnológico causado por buques mayores y más complejos se mitigará en gran medida, ya que gran parte de la complejidad de los buques mayores ya está presente en la clase Tamandaré. Pero es necesario tener en cuenta que la Marina brasileña no puede contentarse con sólo cuatro fragatas ligeras y cuatro modernos submarinos diesel-eléctricos. Esto no es suficiente para las responsabilidades de la Escuadra.

Invertir en la formación de personal más calificado, ampliando la Escuela Naval y el Colegio Naval es otra necesidad que va de la mano con buques mayores. 

De hecho, el contingente que realmente sale al mar hoy en día es subóptimo, incluso en los buques más pequeños, con impactos en el programa de buques patrulla actualmente en curso.

Además, Itaguai Construções Navais (ICN) se está acercando al punto en que la falta de nuevos contratos podría llevar al despido de una mano de obra valiosa y bien formada, que sin duda será absorbida en la industria del petróleo y el gas, y que difícilmente volverá.

La Marina brasileña necesita asegurar cuanto antes la construcción de nuevas fragatas, ya sean las más capaces o incluso la continuación de la clase Tamandaré en una versión mejorada y más pesada, y nuevos submarinos, ampliando el alcance y la eficacia de la Fuerza de Submarinos.

En la Infantería de Marina, el mayor problema en este momento es que toda la capacidad instalada de Mando y Control de Combate C2 utiliza tecnología israelí, y un posible embargo del Gobierno brasileño a las empresas de defensa israelíes podría causar graves daños a la capacidad operativa de la Infantería de Marina, haciendo incluso inviable la presencia de Fuerzas de Paz brasileñas al servicio de la ONU.

Sin sus capacidades digitalizadas de comunicación, mando y control, la fuerza brasileña, que pertenece a la Infantería de Marina, podría perder esta calificación al no cumplir los requisitos operativos obligatorios. Por otro lado, la modernización de algunos medios podría verse comprometida por utilizar tecnologías israelíes.

Incluso la Aviación Naval podría quedarse sin sus pocos cazas AF-1A/B Falcon modernizados, porque los sensores de a bordo, como el radar ELTA 2032, la alerta de radar y la alerta de aproximación de misiles, son todos de fabricación israelí. Los motores de los A-4 también son mantenidos por una empresa israelí de MRO. De hecho, la Marina brasileña y su Aviación Naval necesitan un nuevo caza.

Si ya era difícil mantener en vuelo los AF-1 Falcon en la situación actual, con un posible embargo del Gobierno brasileño sobre los contratos de defensa con empresas israelíes, estos aviones simplemente se volverán inútiles y tendrán que ser retirados del servicio.