Un espacio industrial de defensa único para la defensa de las democracias
EDICIÓN
| INFODRON | INFOESPACIAL | MUNDOMILITAR | TV
Guerra de Ucrania >

Un espacio industrial de defensa único para la defensa de las democracias

Carro de combate ruso capturado por Ucrania. Foto Ministerio de Defensa de Ucrania
Carro de combate ruso capturado por Ucrania
|

Podríamos resumir todo lo que ha ocurrido alrededor de la invasión de Ucrania y el posicionamiento de las naciones, a mi juicio, en cuatro grandes puntos:

a) Potencias con regímenes autoritarios y con un tremendo arsenal nuclear, capacidad militar y poder económico, están dispuestas a saltarse toda la estructura de seguridad internacional sin la más mínima restricción moral, un escenario que nos retrotrae a 1939.

b) No existe la absoluta superioridad tecnológica de manera que en el desarrollo de las guerras el elemento humano, la capacidad industrial de producción y la cadena logística seguirán siendo los elementos definitorios.

c) Frente a naciones agresoras que encuentran puntos de encuentro con agilidad al compartir enemigos, como el caso de Rusia con Irán y China, el enemigo principal de Occidente es interno; la segregación de las capacidades por estados, la complejidad en la toma de decisiones y las diferentes sensibilidades nacionales obstaculizan la necesaria rapidez en la ejecución de las acciones al ritmo que requiere la guerra moderna.

d) Para conseguir detener una invasión mal organizada y con deficientes recursos, Occidente necesita un enorme esfuerzo de coordinación, con numerosas fallas que dañan la capacidad de respuesta. Si Rusia hubiera tenido las capacidades que sospechábamos, este defecto se hubiera visto agradando hasta una segura ocupación total del territorio ucraniano antes de que hubiéramos podido articular una respuesta eficaz.

Debemos, por tanto, leer con cuidado las lecciones de esta guerra y volver a evaluar decisiones o acciones del pasado que no han producido los resultados esperados y que muestran sus debilidades en cuanto se ponen en tensión.

Durante los últimos treinta años hemos venido insistiendo en la necesidad de consolidación de la industria de defensa y se han producido movimientos relevantes, pero los resultados han sido muy diferentes entre ambas orillas del Atlántico.

Europa, a día de hoy, sigue teniendo numerosos astilleros, fábricas de aviones, de vehículos tácticos, de blindados, de artillería, de munición, de electrónica, etc. Las fusiones o teóricas alianzas no han sido exitosas y las diferencias que vemos hoy en día en programas como FCAS o Carro de Combate Europeo no son muy diferentes de las que vivimos hace treinta o cuarenta años con Eurofighter o la Fragata Europea.

Los datos de facturación y producción de las industrias del sector son muy relevantes. Las empresas europeas no han podido mantener el nivel de crecimiento de sus amigos y competidores norteamericanos. Gran parte de los éxitos de la industria europea como Bae Systems, Leonardo o Rheinmetall se ha producido precisamente en los Estados Unidos, donde han encontrado un mercado que reemplaza a las fallas del mercado en este lado de la orilla.

Europa debe abandonar este constante intento aislacionista, es imposible mantener un liderazgo tecnológico frente a China al margen de la industria norteamericana. Por esto, cuantas más barreras entre nosotros establezcamos más débiles seremos.

La guerra de Ucrania como las que acontecerán en un futuro, nos enseñan otra lección, no habrá guerras exclusivamente europeas; estamos destinados a permanecer juntos en lo operacional, en lo estratégico y en lo político, y este es el reto al que las autoridades del espacio OTAN y las industrias deben orientarse. Pretender convertir a Europa en una isla de grandes capacidades militares es una quimera; ni hay capacidad tecnológica, ni industrial, ni política ni económica y nunca, por mucho que se incrementen los presupuestos, la habrá.

Suponiendo que los mantenimientos hubieran sido los correctos y los sistemas de armas estuvieran a niveles operativos en Europa, el efecto no habría sido muy diferente. El Ejército ucraniano se asemeja más al de Pancho Villa, con una variedad de equipos y cadenas logísticas que llevarían a la derrota a cualquier país si tuviera un enemigo de entidad, y lo mismo nos pasaría si los ejércitos aliados debiéramos luchar juntos frente a un enemigo común. No nos damos cuenta de la debilidad militar de tanta dispersión de material.

Hace veinte años la industria norteamericana de defensa representaba el 50% del total mundial, y la de Europa un 25%, y de esta, la mitad, un 12%, era británica. El dominio occidental era apabullante. En la actualidad la industria china ha superado a la europea en su conjunto, y la británica representa solo el 6% de la producción mundial, una contracción brutal de su peso en el mundo de la industria que tiene que ver con la incapacidad de sobrevivir sola, como le pasará a la europea. La suma de la industria rusa, china y de India en diez años supondrá un tercio de la industria de defensa global y en 2050 un 50%, mientras que la americana supondrá un 35% del total mundial y la de Europa apenas un 8%. Es decir, no controlaremos ni la oferta y muchísimo menos la demanda internacional.

En este objetivo cronológico que he fijado y que no está tan lejano de 2050, la economía china supondrá el 20% de la mundial y la de India el 15%, mientras que la de Estados Unidos supondrá un 12% y la de Europa un 9%.

Para darnos cuenta del cambio geoestratégico al que nos encaminamos nos bastará un dato un tanto escalofriante. La economía conjunta de los países del E7 (Rusia, China, Brasil, India, Indonesia, México y Turquía) en 1995 sumaba la mitad que la de los países del G7; en 2015 estaban igualados y en 2050, doblarán a las economías del G7; y lo más grave es que estas siete economías disponen de regímenes políticos autoritarios o débilmente democráticos; es ante esta perspectiva frente a la que debemos tomar conciencia.

Existe otro aspecto muy relevante que explica este cambio de ciclo que es el demográfico. En el año 2020, el mundo tenía 7.841 millones de habitantes y en 2050 llegaremos a 9.908 millones, pero este enorme crecimiento no se producirá, salvo en el caso de Estados Unidos, en lo que denominamos el espacio occidental, será sobre todo en África. Junto a la expansión o contracción demográfica según los casos, debemos considerar otro aspecto, el envejecimiento, que tiene mucho que ver con la capacidad económica y el potencial industrial y militar de futuro.

China en 2050 habrá perdido casi doscientos millones de habitantes, hasta los 1.241 millones, y tendrá un 30% de la población mayor de 65 años, una tensión para la que el país no está preparado. Es un caso muy diferente de India que habrá llegado a los 1.670 millones de habitantes con solo un 17% de población mayor de 65 años mientras que un cuarto de su población tendrá menos de 16 años. Será un motor incomparable para el final de siglo cuando India será la primera potencia económica, política y seguramente militar del mundo. África pasará de los 1.394 millones actuales a 2.524 millones con un 40% de la población con una edad inferior a los dieciséis años y es aquí donde se producirán las mayores tensiones de seguridad, justo un poco más al sur de nuestras fronteras.

La contracción demográfica también afecta a Rusia que pasará de los 146 millones actuales a 133 en 2050, con un 30% de edad superior a los 65 años en dicha fecha, teniendo en cuenta además que su esperanza de vida es de las más bajas del hemisferio norte, lo que agudiza su problema. Es decir Rusia y China se verán sobrepasadas por India, y otros países de África y Asia no le vendrán a la zaga.

Frente a esta realidad, ¿dónde estamos los occidentales? Europa habrá pasado de los 746 millones actuales a 703 millones en 2050, con un 30% de población mayor de 65 años. Italia habrá perdido 7 millones, Japón 21 millones, Alemania 4 millones y España 3 millones, que afronta el mayor drama demográfico de Occidente, con una población que en 2050 será la más envejecida junto a Japón del mundo, con un 37% de la población mayor de 65 años y solo un 15% de menores de 16 años. Con un dato añadido, la población inmigrante de primera y segunda generación será un quinto del total en Europa y un 33% en España, que en 2050 tendrá 33 millones de nacidos en España y 11 millones de origen extranjero

Si Europa quiere sobrevivir económica y estratégicamente, no se basta a sí mismo, así que es hora de comenzar a eliminar las barreras que hemos creado entre todas las democracias para afrontar esta realidad.

Las proyecciones son concluyentes. Europa Occidental y Estados Unidos perderán el liderazgo económico en dos décadas, su población tendrá un peso mucho menor y su nivel de envejecimiento duplicará la media mundial. El grupo de países del E7 más África dominarán el mundo en treinta años. Esta es la principal razón para cambiar el paradigma de las políticas industriales de defensa en el ámbito de OTAN y de nuestros aliados asiáticos, y prepararnos para los retos que he mencionado.

Abundar en las barreras entre la industria y la tecnología de defensa de las dos orillas, nos llevará a todos a la insignificancia, especialmente a los europeos. Se ha tensionado un poco el mundo y observamos cómo los países europeos recurren a la industria norteamericana para soluciones eficientes y rápidas, echando por tierra muchas de las ambiciones europeas.

Estados Unidos no puede mantener por más tiempo la Buy American Act que deriva en una industria costosa y menos competitiva; la consolidación transatlántica es ineludible para hacer frente a los desafíos del futuro. Europa debe ser también consciente de que los particularismos y los nacionalismos son su perdición. Consolidar industrias pequeñas en mercados pequeños y reglamentados no los convierte en empresas y mercados más grandes, ya que Europa ha considerado que el sinónimo de consolidar es duplicar o triplicar capacidades.

La industria de defensa de los estados emergentes del E-7 y su enorme potencial área de influencia en África, América Latina y Asia coparán 2/3 del mercado mundial de defensa en 2050; la única manera de mantener una capacidad de liderazgo en ese mundo cercano nos llevaría, ceteris paribus, a triplicar el gasto en defensa, lo que resulta incompatible con el escenario demográfico y económico de 2050 en Occidente. Necesitaríamos mantener muchos mercados actuales que pueden verse tentados, como el reciente caso de Argentina en la compra de los aviones de combate chinos JF-17 subsidiados, por el gobierno chino que no va a recatar en prácticas contrarias al comercio ético internacional para ganar mercados políticos cautivos. No nos engañemos, no jugamos todos con las mismas reglas.

Las industrias del G-7 tendrán cada vez mercados más pequeños, mientras que surgirán nuevos competidores, especialmente en los campos más convencionales que tendrán acceso a mercados mucho más amplios y en desarrollo. La supervivencia de empresas pequeñas y medianas occidentales sin un gran aporte tecnológico resultará imposible sin un ambicioso proceso de consolidación.

Debemos crear un gran espacio económico, industrial y tecnológico de la Defensa; levantar todas las barreras y restricciones, fomentar la colaboración, favorecer la implantación en los territorios del otro lado del Atlántico e impulsar una auténtica consolidación. Debemos admitir que Europa es demasiado pequeña para pensar en términos de futuro y Estados Unidos también lo será en un par de décadas.

No es una cuestión de cuota de mercado o de posicionamiento sino de supervivencia. Si dejamos el liderazgo del mundo a los autoritarios no tardaremos en descubrir sus ventajas y acabaremos seducidos por sus regímenes y ese será el final de nuestra historia de libertades. Por eso debemos comenzar a construir este «espacio o reducto por la Libertad» para que las democracias sobrevivan en un mundo tremendamente diferente al que hemos conocido. Ahora tenemos todavía el liderazgo tecnológico, si no invertimos en él de forma eficiente en veinte años, lo habremos perdido y entonces mantener una situación de predominio será una tarea imposible.




Los comentarios deberán atenerse a las normas de participación. Su incumplimiento podrá ser motivo de expulsión.

Recomendamos


Lo más visto