La compra de 36 cazas F-35A por parte de Suiza a la empresa estadounidense Lockheed Martin, aprobada por el Consejo Federal en 2021, afronta una creciente oposición política y social. El debate se ha intensificado tras conocerse que el precio podría aumentar de forma considerable debido a ajustes solicitados por Washington y a los nuevos aranceles aplicados a productos suizos.
El contrato, firmado en 2022 por un importe cercano a los 6 000 millones de francos suizos (cerca de 6.400 millones de euros) y con entregas previstas entre 2027 y 2030, fue presentado por el Gobierno como un acuerdo de “precio fijo”. Sin embargo, la administración estadounidense ha planteado incrementos que, según diversos medios, oscilarían entre los 650 millones y los 1 300 millones de francos adicionales.
Oposición política creciente
La posible subida de costes ha provocado una reacción inmediata en el Parlamento. El diputado socialdemócrata Fabian Molina calificó la situación de “mentiras y engaños”, mientras que portavoces del Partido Liberal Verde han pedido que Suiza no “se arrodille” ante Estados Unidos. El Partido Popular Suizo ha descrito el caso como un “fiasco de costes” y un “escándalo nacional”. Desde el Partido Liberal Radical (FDP), el parlamentario Hans-Peter Portmann ha registrado una moción para revisar el acuerdo, argumentando que la coyuntura política ha cambiado tras la imposición de aranceles por parte de Washington.
El Consejo Federal ha asegurado que mantiene su compromiso con el contrato y que está en conversaciones con el Gobierno estadounidense para encontrar una solución que no suponga un sobrecoste para las arcas federales.
Descontento ciudadano y amenaza de referéndum
El rechazo no se limita al ámbito político. Una encuesta publicada por el grupo mediático Tamedia refleja que el 81 % de la población suiza se opone a la compra, cifra que llega al 87 % en las regiones de habla francesa. Otro sondeo reciente confirma que dos de cada tres ciudadanos consideran que el acuerdo debería cancelarse o renegociarse.
El movimiento Stop-F-35 ha recogido más de 42 000 firmas para solicitar un nuevo referéndum que podría poner en entredicho la compra. Los organizadores argumentan que el gasto es desproporcionado, que compromete la política de neutralidad y que genera una dependencia tecnológica hacia Estados Unidos, ya que el mantenimiento y las actualizaciones del avión están controlados por el fabricante norteamericano.
Neutralidad y geopolítica
El debate se produce en un momento de incertidumbre internacional marcado por el regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense. Sectores críticos señalan que las decisiones políticas en Washington podrían afectar al suministro, al coste y a la autonomía operativa del programa Air 2030.
Defensores de la compra, principalmente en el Gobierno y en el Ministerio de Defensa, argumentan que el F-35A es la opción más avanzada para garantizar la defensa aérea del país durante las próximas décadas y que cumple con los requisitos de interoperabilidad con socios europeos y de la OTAN, aunque Suiza no sea miembro de la Alianza.
Un debate que trasciende las fronteras suizas
La controversia en Suiza coincide con decisiones similares en otros países. España ha confirmado que no comprará el F-35 y que reforzará su flota de Eurofighter, además de participar en el desarrollo del futuro caza europeo FCAS. Otros países, como Canadá y Portugal, están reevaluando sus planes de adquisición debido a preocupaciones presupuestarias, técnicas o políticas.
En todos estos casos, el alto coste del aparato, los problemas técnicos detectados en fases de prueba y el riesgo de dependencia estratégica de Estados Unidos son los principales argumentos esgrimidos por los críticos.
El futuro de la compra suiza dependerá ahora de la capacidad del Gobierno para cerrar un acuerdo definitivo con Washington y de la presión política y ciudadana que continúe ejerciéndose en las próximas semanas, en un clima en el que el descontento supera ampliamente las cifras registradas en el ajustado referéndum de 2020, cuando la aprobación del programa Air 2030 se decidió por menos de 9 000 votos de diferencia.