La playa de La Malagueta fue escenario este martes de un espectacular ejercicio anfibio protagonizado por la Armada. En una demostración abierta al público desde las 11:00 horas, la actuación incluyó un desembarco simulado de infantes de marina bajo un supuesto operativo de rescate de rehenes, con el buque insignia Juan Carlos I y el buque de asalto anfibio Galicia visibles desde la costa.
El desembarco, enmarcado en el cierre del segundo despliegue del Grupo de Combate Expedicionario Dédalo 25, reunió a cerca de 130 empresas y numerosas autoridades civiles y militares. Entre ellas, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre; el comandante del Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota, el contraalmirante Antonio González-Tánago de la Lastra, el subdelegado de Defensa, coronel del Ejército del Aire Eduardo Llorente, el presidente del puerto de Málaga, Carlos Rubio, y representantes de la Junta de Andalucía y la Subdelegación del Gobierno.
El numeroso público —familias, curiosos y aficionados— asistió al espectáculo desde la playa, que, con 1.200 metros de longitud y 45 metros de anchura, añadió a los buques un marco urbano emblemático. Se estima que varios centenares de personas presenciaron en primera fila las maniobras durante dos intensas horas, entre desembarco, acción aérea y coordinación táctica.
El ejercicio reforzó el propósito principal del Grupo Dédalo 25: demostrar la interoperabilidad entre las fuerzas navales, terrestres y aéreas, tanto en operaciones nacionales como en escenarios aliados. En los últimos meses, este grupo ha operado en el Atlántico y Mediterráneo, incluyendo colaboraciones con Portugal, Francia, Croacia, Eslovaquia, Rumanía e Italia en ejercicios OTAN.
En palabras del contralmirante González‑Tánago: “El ejercicio tiene tres objetivos clave: mejorar la preparación y la interoperabilidad, reforzar la cooperación con aliados y demostrar el compromiso de España con la defensa colectiva dentro del marco OTAN”.
El despliegue trascendió el mero componente militar, ya que desde primera hora se observaron a los buques y aeronaves captando la atención de turistas y vecinos, subrayando el componente de acercamiento entre las Fuerzas Armadas y la sociedad. A bordo del Juan Carlos I, el alcalde de Málaga y otras autoridades fueron recibidos y guiados por la flota, conociendo de primera mano las capacidades operativas embarcadas.
El simulacro incluyó movimientos coordinados de infantería, helicópteros, aeronaves y vehículos de asalto desde el mar hacia la playa, complementado con maniobras de cobertura naval y aérea. La exhibición aeronaval combinó rapidez, precisión y profesionalidad, sorprendiendo al público con la sincronización entre medios marítimos y aéreos. Los Harrier y helicópteros se encargaron de la cobertura aérea, mientras las lanchas y los infantes establecían un corredor desde la costa hacia profundidad.