China e India, otro foco de tensión internacional
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China e India, otro foco de tensión internacional

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(Especial CEEAG para Infodefensa) El 15 de junio pasado, se produjo un incidente en el valle de Galwan, en la frontera entre China e India, específicamente en el punto de control N° 14. Producto del enfrentamiento (con piedras y palos), 20 soldados indios resultaron muertos. Ambos Estados se acusan mutuamente de haber traspasado la línea de demarcación fronteriza, ya que India señala que, luego de un acuerdo previo del 6 de junio, China debía retirar sus fuerzas militares de esa zona; sin embargo, el día 15, las carpas y puestos de observación seguían instalados, desencadenando la reacción de una patrulla militar india. Por su parte, Beijing alude a que las tropas indias cruzaron a territorio chino, atacando al campamento que se encontraba en la zona, interpretando aquello como una provocación deliberada.

Si bien los relatos difieren entre sí, existen antecedentes históricos de base que permiten entender el trasfondo del conflicto. La Línea de Control Actual (en adelante LAC por su sigla en inglés) es una “Frontera de Facto” entre India y China (ya que no existe una frontera física claramente identificable). Esta demarcación se estableció después de la guerra que enfrentó a ambos países en 1962. En octubre de ese año, el ejército Chino invadió los extremos occidentales y orientales de la frontera, para luego en noviembre dar por finalizado el conflicto. Sin embargo, China logró tomar control en el área de Aksain Chin (en el lado occidental de la frontera, en la región de Cachemira), siendo para Beijing una zona estratégica, ya que conecta directamente con la parte occidental del Tíbet.

En 1967 se produjo otro enfrentamiento, esta vez en la zona de Nathu. Ambos países manejan cifras distintas del número de fallecidos, no obstante, se estima una cifra cercana a cien. Luego, en 1975, se desarrolló otra pugna fronteriza en la zona de Arunachal Pradesh (también reclamada por China), dejando 4 muertos.

El año 1993, ambos países aceptaron la LAC (de aproximadamente 3.440 km.) en un acuerdo bilateral; y, en 1996, acordaron no utilizar armas de fuego ni explosivos en la zona fronteriza.

Pero a pesar de estos acuerdos, la tensión en la zona no ha disminuido. Algunos factores que estarían perpetuando el conflicto son:

La zona del LAC es muy compleja topográficamente, ya que presenta una gran altitud, ríos y lagos, lo que ha dificultado establecer una clara y precisa delimitación.

Ambos países han estado desarrollando infraestructura (caminos, puentes) y construyendo instalaciones militares cerca de la LAC. Ello ha potenciado la desconfianza e incertidumbre en la zona. En este contexto, destaca la construcción, por parte de India, de un camino a través de la LAC, más conocido como el Daulat Beg Oldie-Darbuk.

India aun reclama la zona de Aksai Chin como parte de Ladakh.

El apoyo de China a Pakistán, histórico rival de India, es otra causa

de tensión.

La búsqueda de ambas potencias por ser actores influyentes en el

panorama internacional, a pesar de sus diferencias. Donde China, en la actualidad, compite económicamente con Estados Unidos, supera en cinco veces al PIB indio y su gasto militar es cuatro veces más alto. Como respuesta, India ha buscado posicionarse de otra forma, estrechando lazos con EE.UU, Japón y Australia, mientras crece la tensión entre Washington y Beijing.

En esta disputa, se evidencian los intereses políticos de ambos Estados y la inestabilidad estratégica de la zona; con todo, se estima poco probable que el incidente del 15 de junio desencadene una guerra, sobre todo si se considera, por una parte, el costo económico y político que ello implicaría en el escenario actual dominado por la pandemia, y, por otra parte, por la relación comercial que India y China mantienen (China es el segundo socio comercial de India).

En este contexto, podrían darse dos posibles escenarios:

El primero, dónde se produzca un entendimiento o negociación que evite futuros enfrentamientos militares, primando de esta manera los aspectos económicos y político-estratégicos de ambas naciones, reduciendo de esta forma, el clima de tensión.

El segundo, que la presión ciudadana al gobierno indio para que tome acciones más drásticas contra China se materialice -potenciando el conflicto-, aun cuando pierda el apoyo económico chino en su industria tecnológica y comercial.

Para finalizar, señalar que en ambos escenarios primaría la desconfianza mutua, siendo el hilo rector de cualquier decisión que a futuro tomen Xi Jinping o Ram Nath Kovind; siendo así, solo queda estar atentos al dinámico desarrollo de los eventos asociados al episodio del 15 de junio.

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