Salida de EEUU de Siria y nuevo misil ruso
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Salida de EEUU de Siria y nuevo misil ruso

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(Especial Ceeag para Infodefensa) El anunció de la retirada de las tropas norteamericanas desde territorio sirio, efectuado por el presidente Donald Trump el pasado 19 de diciembre, marca el fin de una etapa en la crisis que afectó al país árabe. Alrededor de 2.000 efectivos abandonarían la región norte de Siria donde se concentraban y no existe certeza de cuando, ni de qué manera se realizará éste repliegue. Las razones expresadas por el mandatario norteamericano radican en el cumplimiento del objetivo de la misión: la derrota de la organización autodenominada Estado Islámico.

Después de siete años y medio millón de muertos, el conflicto interno entre las diferentes facciones y el régimen de Al Assad parece entrar a una etapa final, en donde se consolida el dominio del régimen en gran parte del territorio, gracias al apoyo de dos poderes relevantes, uno global como Rusia y otro local como Irán. Este escenario tiene tres salvedades: los pequeños reductos controlados por el Estado Islámico aún persistentes; la oposición siria, propiamente tal, concentrada en el norte y muy debilitada; y el noreste controlado por la minoría kurda. Éste último sector, es el más afectado con la decisión norteamericana. Las fuerzas kurdas fueron fundamentales en la derrota del Estado Islámico, puesto que sus fuerzas terrestres se enfrentaron con los miembros de dicha organización, a ello se sumaron las fuerzas especiales norteamericanas y el poder aéreo de Estados Unidos y Estados europeos miembros de la OTAN. En las actuales circunstancias, con la salida de Estados Unidos, las fuerzas kurdas se enfrentan a la posibilidad cierta de un ataque directo que pueda minar la autonomía que ejercen en la zona norte del territorio, por parte de fuerzas del régimen sirio y Turquía. Este último país, ve como una amenaza a su integridad territorial y seguridad el establecimiento de un eventual Estado kurdo.

Esta decisión, que también podría implicar una reducción de tropas en Afganistán, ha sido muy criticada por sectores vinculados a la defensa norteamericana por considerar que es muy prematuro. Se suma a esto el recuerdo reciente de la salida de tropas desde Irak, durante la Administración Obama y que fue fundamental para el avance del Estado Islámico en la zona.

Como consecuencia directa de esta decisión, se consolida la influencia iraní y rusa en Siria, afectando con ello a los países vecinos y elevando la tensión en la zona. Otra consecuencia es que se acrecienta la posibilidad de un enfrentamiento directo entre Israel e Irán lo que hace surgir el fantasma de la conflagración nuclear en la región y, en donde Rusia puede jugar un rol gravitante como contención entre ambas potencias regionales. A su vez, Estados Unidos pierde influencia en el Oriente Medio (por Oriente Próximo), dejando a sus aliados en una situación más desmejorada frente a los intereses estratégicos de Teherán.

Por su parte, como un elemento que agrega aún más incertidumbre en las complejas relaciones entre Washington y Moscú, el ministerio de defensa ruso probó con éxito el misil Avangard (misil crucero hipersónico), el cual sería invulnerable para los actuales dispositivos antimisiles y de defensa antiaérea de Washington y sus aliados. A ellos se agregan los cohetes Kinzhal, para cazabombarderos y dotados de una enorme velocidad y capacidad de maniobra, y los misiles Sarmat que, según el jefe del Kremlin, es imposible interceptar.

Putin dijo que los Avangard comenzaron a ser desarrollados en 2003, un año después de que Estados Unidos decidiera abandonar unilateralmente el tratado antimisiles ABM (misil antibalístico por sus siglas en ingles) para construir el escudo o paraguas contra posibles ataques nucleares.

La situación descrita es un indicativo claro de los avances de Moscú para estrechar las distancias con el sistema de defensa norteamericano, lo que genera incertidumbre y reaviva la carrera armamentística pre colapso de la Unión Soviética. Si a esto le agregamos la delicada situación de Rusia en gran parte de sus fronteras occidentales, destacando la situación de Crimea y la zona oriental de Ucrania, se configura un escenario complejo que puede tener consecuencias importantes en el conmocionado orden mundial.

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