México, el gran amigo de la industria militar estadounidense
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México, el gran amigo de la industria militar estadounidense

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Con la llegada de los primeros vehículos todo terreno High Movility Multi-porpose Wheeled Vehicle (HMMWV), más conocidos como Humvees, se confirma que México es el cliente número uno en Latinoamérica de la industria militar estadounidense.

El primer lote de Humvees, comprados a la estadounidense AM General LLC, llegó recién el segundo domingo de abril, en una larga caravana de vagones al descubierto de la línea ferroviaria del norte de México. Pero al convertirse México en el comprador número uno de las empresas norteamericanas es lógico preguntarse también si es una carrera armamentista o un legítimo equipamiento al que tiene derecho, sobre todo por la amenaza creciente del crimen organizado y el narcotráfico, donde las fuerzas armadas mexicanas tienen un papel relevante en su lucha contra estos agresores, junto a las fuerzas policiales.

Una carrera armamentista que no es ajena del todo en la región, sobre todo al ver la otra cara de la moneda, donde Venezuela, con un escenario diferente a México, en cuanto al crimen y el narcotráfico, se ha convertido en el principal consumidor en América Latina de equipo militar ruso. Pero lo que llama la atención es que México no solo se encuentra sustituyendo equipo militar obsoleto, sino también incorporando más unidades nuevas a las ya existentes.

La venta de vehículos y aeronaves que fue autorizada por el Departamento de Estado estadounidense incluye 2.200 Humvees (primera entrega ya realizada de varios cientos, pues no se especificó de forma oficial la cantidad exacta de este primer lote) que implicaron un costo de más de 245 millones de dólares, casi el mismo número de vehículos que Afganistán adquirió en el ciclo 2010-2011, es decir 3.334 vehículos de este mismo tipo.

Además, se autorizó la compra de 23 (18 a la Fuerza Aérea y cinco a la Armada) helicópteros Sikorsky UH-60M Black Hawk por un monto de 905 millones de dólares, así como la adquisición de un lote de aviones de entrenamiento Beechcraft T-6C Texan II por un monto de 480 millones de dólares, confirmó la Agencia de Cooperación en Defensa de Seguridad del Pentágono.

Por el monto de las compras, México se ubica en el primer lugar de 39 países de América Latina y el Caribe que realizan adquisiciones militares a Estados Unidos, según información de la Agencia y la Security Assistance Monitor.

El reporte oficial de las ventas totales correspondientes a 2014 será dado a conocer hasta después de mediados de año; sin embargo, las autorizaciones del Departamento de Estado y el reporte de la Agencia de Cooperación en Defensa de Seguridad dan cuenta del monto de las adquisiciones que hizo México el año pasado, al detallar el tipo de las aeronaves y Humvees.

Al respecto, la empresa estadounidense AM General LLC, que fabrica los vehículos Humvee, informó que el Gobierno de México adquirió los modelos M1151 y M1165 con blindaje reforzado, que cuentan con los requisitos para reemplazar a los vehículos militares del Ejército mexicano que tienen mediana edad.

La compañía detalló que las versiones recientes de Humvee son más resistentes a la corrosión, llevan un motor diesel de 6.5 litros y, además, el proveedor brindará mantenimiento a los vehículos de la Sedena a través de un contrato, firmado en 2014, de 38,2 millones de dólares para los próximos cinco años.

Parte de las compras militares en México estuvieron encaminadas a la renovación de flota aérea y parque vehicular, las cuales quedaron establecidas en el “Programa de Defensa Nacional 2013 a 2018” del Gobierno Federal, por lo que los Humvees y Black Hawk autorizados en 2014 por el Departamento de Estado son destinados a las Secretarías de la Defensa Nacional y Marina (Sedena y Semar, respectivamente) de México.

“El no contar con una infraestructura aeronáutica nacional para la fabricación de aeronaves y sus componentes da como resultado la dependencia tecnológica de otros países para los procesos de adquisición, modernización y reparación del material aéreo, radares y sistemas de navegación”, precisa el programa de la Sedena.

La Fuerza Aérea de México (FAM) reportó una flota de 346 aeronaves, de las cuales 204 se encuentran operativas y 142 están fuera de servicio, por lo que para revertir esa situación se proyectó la adquisición de equipos de vuelo, entre ellos 91 helicópteros, así como 81 aviones, detalló entonces el programa de la Sedena.

La modernización de la flota aérea, explicó, permitirá garantizar la seguridad del espacio aéreo nacional, mantener un adecuado adiestramiento de las tripulaciones, así como poder efectuar operaciones para reducir la violencia, fortalecer la vigilancia, intercepción aérea, operaciones contra el narcotráfico, transporte logístico y de personal y apoyo a la población civil en casos de desastres.

Adicionalmente, la Sedena refirió que “la renovación y modernización de los recursos materiales tiene una justificación fundada y coherente, con el desgaste de los medios y con las amenazas y riesgos que enfrenta el Estado”.

En 2013, a través del programa sectorial de la Sedena, se informó de que el 55% de las 346 aeronaves que integraban la flota de la FAM tenían más de 21 años de servicio y 142 del total estaban fuera de servicio, por lo que se proyectó la compra de 172 aeronaves para el resto del sexenio.

La Sedena justifica así su alta demanda de equipo militar estadounidense, sobre todo para compensar la sustitución de equipo antiguo y quizás sea la Armada mexicana la que menos dependa de los estadounidenses, lo no quiere decir que no se esté equipando, pero con su industria naval propia o con la transferencia de tecnología con el astillero holandés Damen.

De hecho, se habló hace un par de años de la posibilidad que Estados Unidos le transfiriera a México dos de sus fragatas Oliver Hazard Perry, lo que aparentemente habría aprobado el Congreso estadounidense en diciembre pasado.

Como quiera que se vea, México se equipa activamente y es la lógica de toda nación que opera fuerzas armadas, pues de qué sirve una fuerza militar sin buenos y modernos equipos y armamento, más aún con una amenaza criminal y delincuencial con el tamaño, en algunos casos regionales del territorio mexicano, de verdaderos “ejércitos” irregulares.



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