Tan recientemente como el pasado 17 de junio y, tras un amplio proceso de consultas, la Comisión Europea presentó su Propuesta de Directiva por la que se modifican las Directivas 2009/43/CE (sobre transferencias intra-UE de productos de defensa) y 2009/81/CE (sobre contratación pública en los sectores de defensa y seguridad).
Dentro del paquete Defence Rediness Omnibus, se trata de una reforma que no solo responde a la creciente (o más bien, urgente) necesidad de reforzar las capacidades industriales y operativas europeas en defensa, sino que también ambiciona, simultáneamente, propiciar un entorno jurídico más eficiente y homogéneo para las empresas del sector, facilitando la cooperación transnacional y la participación conjunta en procedimientos de contratación pública.
Con la propuesta encima de la mesa europea, solo queda esperar que se produzca el impulso necesario del Parlamento Europeo y la ambición política correspondiente en España para que el proceso de su aprobación y transposición en nuestro país sea lo más corto posible. Por el momento, nada ha cambiado aún, aunque el dinero fluya o parezca que fluirá. El sector industrial español (no solo los grandes campeones, tractores, vertebradores o como quiera que se les llame, sino la miríada de Pymes presentes en este importante sector) necesita que las instituciones y los gobiernos trabajen a las mismas marchas forzadas de las fuerzas armadas. Veremos si eso es posible.
Principales novedades
Contratación pública defensa y seguridad: simplificación de los procedimientos de contratación y refuerzo de la contratación conjunta y los consorcios industriales
La propuesta revisa y moderniza los procedimientos de adjudicación previstos en la Directiva 2009/81/CE (de contratación en sector defensa y seguridad), reduciendo plazos, formalidades y cargas administrativas; Algunos ejemplos: Procedimiento negociado sin publicidad para las compras de productos disponibles en el mercado para reponer existencias; mayor duración de los acuerdos marco; duplicación de los umbrales para los contratos de suministro y servicios.
Uno de los ejes de la propuesta es la de promover incentivos para la contratación conjunta por parte de al menos tres Estados miembros y la participación de consorcios y agrupaciones de empresas transnacionales. Se clarifican las reglas para este tipo de procedimientos, otorgando seguridad jurídica y operativa a las empresas que concurran de forma agrupada, lo que abre nuevas oportunidades para alianzas industriales estratégicas.
Comercio exterior y las transferencias intracomunitarias
En cuanto a las transferencias intracomunitarias de productos relacionados con la defensa, se reducción de los retrasos (que en algunos casos han llegado a alcanzar un año) mediante la simplificación de los procesos de autorización para las transferencias entre Estados miembros, lo cual es fundamental para la ejecución de los proyectos del Fondo Europeo de Defensa (EDF).
¿La última cena? Concentración e integración industrial
En julio de 1993, el entonces secretario de Defensa Les Aspin y su adjunto William Perry se reunieron en el Pentágono con los CEOs de las principales empresas del sector. Les advirtieron que, ante los drásticos recortes presupuestarios post‑Guerra Fría, el Departamento de Defensa (DoD) no podía sostener tantas empresas independientes. El término Last Supper lo acuñó Norman Augustine (entonces CEO de Martin Marietta, después absorbida por Lockheed Martin), en referencia a la severa advertencia: “Uno de nosotros no estará aquí el año que viene”. En menos de una década, el número de grandes contratistas pasó de alrededor de 51 a apenas 5 (Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics y Raytheon/RTX). Para ello, la Administración americana (por medio del DoD) ofreció subvenciones para reestructuraciones y fusiones, incluyendo ayudas públicas para costes de cierre, traslado de plantas y liquidaciones ejecutivas.
Más allá de la simplificación administrativa, estas modificaciones que prepara la UE tienen un claro potencial como palanca de dinamización del mercado europeo de defensa, y podrían llegar a ser (aunque por razones muy distintas) la réplica europea de aquella última cena americana que todos tenemos en mente, favoreciendo procesos de concentración empresarial, mediante fusiones y adquisiciones que permitan a las compañías alcanzar una dimensión óptima para concurrir a licitaciones paneuropeas, la formación de consorcios y alianzas estratégicas, nacionales e internacionales, para el desarrollo conjunto de capacidades, productos y servicios de defensa y el acceso preferente a financiación europea, mediante el European Defence Fund (EDF) y otros programas comunitarios que movilizarán más de 8.000 millones de euros hasta 2027, con nuevas convocatorias previstas para 2025 y 2026.
En todo caso, y como acertadamente señalan desde el Real Instituto Elcano los grandes expertos Felix Arteaga, Luis Simon y Daniel Fiott, en el paper El Dilema de la Defensa ¿puede España capitalizar la revitalización de la defensa europea?, es necesaria voluntad política proactiva promovida desde la Presidencia del Gobierno (no tanto desde el Ministerio de Defensa) para planificar y priorizar las capacidades que, realmente, puede aportar España y dotar al sector de incentivos para hacerlo. Solo esta voluntad podrá promover instrumentos que incentiven la asociación estratégica, la concentración y la integración a largo plazo en un sector donde predominan, mayoritariamente, las PYMES, aunque salgan en los medios, mayoritariamente, las primes. Por el momento, el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa no hace mención alguna a este tipo de incentivos, una oportunidad a todas luces perdida; pero recuperable con voluntad política.
Busquen socios
En definitiva, para la industria de defensa española es momento de adelantarse a la entrada en vigor de la nueva regulación europea que inicia su andadura parlamentaria en la UE y a la puesta en marcha -esperemos- de incentivos que promuevan la integración del sector, buscando de forma activa, rigurosa, ordenada, motivada y proactiva los socios del futuro que permitan mantener las capacidades-nicho que España puede aportar a la construcción del “nuevo mercado de la defensa”. En 2018, hace ya más de un lustro, así lo sugeríamos en esta pieza, proponiendo además pasar de la “internalización basada en ventas” a la “internalización basada en alianzas”.
Como explican los autores de El Dilema de la Defensa ¿puede España capitalizar la revitalización de la defensa europea? entre los principales avances desde la EDIS (2024) al Libro Blanco Preparación 2030 (2025) están, entre otras, las transiciones: (i) de las compras colaborativas (EDIS) a proyectos a gran escala definidos de forma conjunta con un estatus y unos incentivos financieros especiales en la UE (Libro Blanco), y (ii) de la competencia industrial (EDIS) a las capacidades de espectro completo y los criterios de preparación (Libro Blanco) (iii) del papel de la UE como facilitadora (EDIS) a una UE co-inversora y capacitadora estratégica en defensa (Libro Blanco), (iv) de la escasez de incentivos para la cooperación (EDIS) a los proyectos europeos de interés común en el ámbito de la defensa (Libro Blanco).
La propuesta de reforma de las Directivas 2009/81/CE y 2009/43/CE marca un punto de inflexión para la contratación pública en defensa dentro de la Unión Europea, al establecer un marco normativo que facilita la colaboración industrial, la contratación conjunta y la integración empresarial en el sector. Es hora de actuar por parte de la industria de la defensa en busca de socios para posicionarse en un mercado en el que el nuevo normal es la integración, la concentración y la colaboración transnacional a largo plazo.
Aquél que no lo haga pudiera ser ese “uno de nosotros no estará aquí el año que viene”.