(Infodefensa.com) Madrid La muestra internacional de defensa Eurosatory ilustró la semana pasada algunas de las paradojas de esta industria del sector. Por una parte, pese a la masiva presencia de expositores apenas se anunciaron nuevos contratos. Por otra, se expusieron multitud de nuevos blindados militares que, principalmente, están más preparados para las guerras asimétricas que para combatir a otras fuerzas militares. Además se puede estar dirigiendo una excesiva atención a los grandes sistemas aéreos no tripulados, cuando el mercado está más interesado en los pequeños. Y finalmente, quizá haya un exceso de sofisticados equipos para el campo de batalla.
En un extenso artículo publicado por Defense-aerospace y firmado por Giovanni de Briganti se relaciona la reciente edición de esta feria de París con algunas circunstancias que están afectando al sector.
Su autor explica, en primer lugar, cómo la mayor edición de la historia de este evento, en la que han participado 1.400 expositores, apenas fue acompañada de nuevos anuncios de contratos. Los fabricantes suelen acumularlos para hacerlos públicos durante la feria, pero la mayoría de los contratos que se anunciaron durante esta edición ya eran conocidos anteriormente.
Otra paradoja surge a partir de la gran presencia de vehículos blindados de ruedas antiminas que se han mostrado (MRAP), porque casi todos se centran en proteger a las tropas que transportan contra amenazas asimétricas, mientras que pasan por alto la mayor parte de los demás requisitos militares.
De Briganti valora la protección de estos vehículos contra minas, granadas propulsadas por cohetes (RPG) y artefactos explosivos improvisados (IED), ya que son las principales amenazas que hoy se encuentran en un campo de batalla como el de Afganistán. Pero, a la vez, recuerda que ante un enemigo convencional, la alta silueta que muestran estos blindados ofrece un blanco fácil para los cañones de los tanques y los misiles guiados por cable; que sus altos centros de gravedad facilitan que puedan volcar y atrapar a sus ocupantes, y que son vehículos muy útiles para el transporte de tropas pero muy poco efectivos en escenarios de combate modernos que se consideraban antes de que Irak y Afganistán se convirtiesen en el centro de atención de las fuerzas de la OTAN.
La tendencia actual parece dirigirse hacia este tipo de vehículos cada vez más grandes. Se están acercando a las 30 toneladas, más propias de un tanque de batalla, para sustituir a vehículos más antiguos que pesaban la mitad y que eran capaces de transportar el mismo número de soldados. El mayor peso y volumen, además, complica sus costes de operación, el transporte hasta el campo de batalla y la agilidad con la que pueden operar.
Una tercera paradoja señalada en el artículo es el gran número de fabricantes que están tratando de participar en el mercado de los grandes vehículos no tripulados (UAV), cuando la tendencia del mercado se está centrando más en la adquisición de mini UAV, más baratos, en lugar de los más capaces y costosos modelos de mediana altitud y larga resistencia.
Los países occidentales son los más involucrados en el desarrollo de estos productos que, por las limitaciones presupuestarias que están experimentando, no pueden adquirirlos como quisieran o, de poder, no lo hacen porque aún guardan dudas de qué buscan exactamente. Entre tanto, en otras áreas del mundo donde los gastos militares están en expansión, como Oriente Medio, Sureste de Asia y ciertas partes de Sudamércia, las ventas de UAV están limitadas por restricciones propias o internacionales, como el Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR).
Finalmente, Eurosatory ha mostrado una proliferación de equipos pequeños de comunicaciones, armas, robots terrestres, sistemas de vigilancia, etc., que De Briganti califica como capacidades altamente deseables pero que pueden resultar excesivas, entre otras circunstancias, por sus altos costes.
Foto: Infodefensa.com
NEWSLETTER
ALERTAS
