¿España necesita una Dirección General de Adquisiciones de Defensa
EDICIÓN
| INFODRON | INFOESPACIAL | MUNDOMILITAR | TV
España >

¿España necesita una Dirección General de Adquisiciones de Defensa

MinisterioDefensa
|

(Infodefensa.com) Por Rafael Calduch (*) – Con la crisis que está azotando la economía española y los importantes recortes (33 % en términos deflactados) que ha experimentado el presupuesto de defensa desde 2003, parecería evidente que la respuesta a la interrogante formulada en el titular debería ser afirmativa. De hecho el SEDEF, Pedro Argüelles, confirmaba el pasado mes de febrero la creación antes de que concluya el año de la Dirección General de Adquisiciones, cuyo titular in pectore sería el Coronel Diego García Bernabéu, y que vendría a sustituir a la actual DGAM.

Aunque la decisión política ya está tomada, resulta oportuno realizar algunas reflexiones sobre los objetivos y competencias que debería desempeñar dicha institución. Vaya por delante que el momento es oportuno ya que entre las decisiones adoptadas en el Consejo Europeo del 19 y 20 de Diciembre de 2013 figura la de impulsar una Base Industrial y Tecnológica de la Defensa (BITDE) en la UE mediante la articulación de un mercado de la defensa a escala europea, todavía muy lejos del objetivo de un mercado único de la defensa, la estandarización y cooperación industrial, con una mayor participación de las PYME, y el desarrollo de la investigación de doble uso.

Parece lógico aspirar a que estas mismas decisiones que se proponen a nivel europeo se apliquen también a escala nacional. La realidad de una contratación y adquisición del material de defensa fragmentada entre la DGAM y los Mandos de Apoyo Logístico de los distintos ejércitos, se corresponde mal con las exigencias de eficacia y eficiencia que imponen los presupuestos nacionales de defensa pasados, presentes y futuros. Además, la experiencia de los Programas Especiales de Armamento de las dos últimas décadas está plagada de incumplimientos por parte de las industrias del sector con demoras en los plazos de entrega y sobrecostes que, en ocasiones, han hecho peligrar la viabilidad de los programas o su posterior comercialización en terceros países, como en el caso del Eurofighter, el A-400M, el Pizarro o más recientemente el S-80.

La interrogante que nos planteamos es saber si el Gobierno, y no sólo el Ministerio de Defensa, tiene la voluntad política de lograr que la nueva Dirección General de Adquisiciones sea algo más que una simple reorganización funcional de los diversos organismos que actualmente intervienen en la adquisición del material de defensa o si, por el contrario, gozará de las competencias y los recursos necesarios para impulsar la investigación, desarrollar la estandarización logística, unificar los requisitos de contratación con las grandes empresas para rentabilizar la adquisición y, finalmente, promover la cooperación internacional con las agencias de otros países europeos y con la AED.

Tanto la OTAN como la UE han asumido el principio de la puesta en común y el uso compartido (Pooling&Sharing) de las capacidades militares y civiles de la seguridad y defensa como uno de los criterios estratégicos para conjugar las restricciones presupuestarias con la disponibilidad de unas fuerzas verdaderamente operativas capaces de garantizar una PCSD eficaz y creíble.

Sin embargo la realidad de la reciente crisis de Ucrania demuestra que el verdadero déficit de la PESC y de la PCSD, como uno de sus instrumentos nucleares junto con la Acción Exterior Europea, radica en la falta de la voluntad política para dar una respuesta común a las amenazas y retos que se le plantean a la paz y la seguridad de la UE en el siglo XXI.

Este déficit político y estratégico, acentuado por la crisis económica, no sólo está lastrando el progreso en la defensa europea sino que está avivando las viejas pero arraigadas tendencias a perpetuar la defensa, y las industrias que la sustentan, siguiendo el criterio del interés nacional antes que el del interés común, ya sea europeo o atlantista. Las recientes intervenciones militares en Libia o Mali apuntan claramente en esta dirección.

Es cierto que se han realizado algunos progresos, como la creación del Mando Europeo del Transporte Aéreo o el reforzamiento de las funciones y competencias de la AED. Sin embargo estos casos, que son los que siempre se citan, lejos de ejemplificar el avance en la PCSD evidencian sus carencias.

En efecto, la Estrategia de Seguridad Marítima de la UE todavía está en fase de implantación y aún resulta mucho más lejano el momento en que se disponga de un Mando Europeo de Transporte Marítimo. La disponibilidad de Grupos de Combate debe ser revisada y actualizada para hacerlos más flexibles, más rápidamente desplegables y más eficaces operativamente, lo que requiere la actualización del Concepto de Respuesta Rápida de la UE. Ni que decir de la urgente necesidad de constituir un Estado Mayor Combinado-Conjunto de la UE, ya que el recurso a los Estados Mayores de algunos países miembros o al de la OTAN para determinadas misiones internacionales sólo constituye un deficiente remedo de tamaña carencia. El listado se podría seguir ampliando pero lo expuesto resulta suficientemente representativo de las deficiencias que todavía gravitan sobre la PCSD.

La comparación entre el Plan de Acción contenido en la Comunicación de la Comisión Europea del 24 de Julio de 2013 titulada “Towards a more competitive and efficient defence and security sector” y el de la Declaración del Consejo Europeo de diciembre de ese mismo año, permiten constatar que el progreso en la PCSD está resultando más declarativo que real, especialmente en lo que atañe al mercado y la industria de defensa.

El riesgo de que sin una presión exterior el Gobierno español limite la iniciativa de la nueva Dirección General de Adquisiciones a un mero ajuste orgánico y competencial, es demasiado elevado para ignorarlo. Aún reconociendo que ello ya supondría un avance sobre la situación actual, también habría que asumir que una reforma tan alicorta supondría la pérdida de una excepcional oportunidad, largo tiempo deseada y demorada, para situar al mercado español de la defensa en las condiciones que le corresponden a una de las cinco principales potencias militares de la UE. El tiempo dirá.

(*) RAFAEL CALDUCH CERVERA es catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y director del Área de Riesgo Político de International Political Risks Analysis S.L.

@ Information & Design Solutions, S.L. Todos los derechos reservados. Este artículo no puede ser fotocopiado ni reproducido por cualquier otro medio sin licencia otorgada por la empresa editora. Queda prohibida la reproducción pública de este artículo, en todo o en parte, por cualquier medio, sin permiso expreso y por escrito de la empresa editora.



Los comentarios deberán atenerse a las normas de participación. Su incumplimiento podrá ser motivo de expulsión.

Recomendamos


Lo más visto