Se acabó el sueño
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Se acabó el sueño

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(Infodefensa.com) Por Enrique Navarro – Por fin el Ministerio de Defensa hizo público su plan para reordenar los grandes programas, y hay que señalar, en primer lugar, que el gobierno acierta, aunque a nadie le gustan estas decisiones.

Era una ficción pensar que el Ministerio de Defensa tendría algún día recursos para pagar semejante deuda, que sigue siendo gigante, ya que deja la deuda en 29.000 millones para quince años, lo que supone una necesidad anual de 2.000 millones de euros, cuando el presupuesto de modernización apenas pasa de 500 millones. Y lo peor es que cuanto más tiempo pase más crece la factura de los intereses, por lo que habrá que añadir unos miles de millones más a la nueva cantidad.

Pero el gobierno ha demostrado valentía, ya que hay reducciones dolorosas; especialmente los aviones A-400M, puesto que si algo nos habían venido diciendo es que España necesitaba capacidad de proyección, y ahora quedará muy mermada. También es triste la no reconfiguración de los helicópteros HAP, y no digamos la reducción de helicópteros NH-90, que parece desproporcionada.

El palo a Santa Bárbara es todavía más grave, ya que pone en peligro la propia supervivencia de la compañía, que se queda sin carga de trabajo alguna en un par de años.

Para Eurofigther, tampoco es menor el impacto, no solo por la reducción sino porque, ante la ausencia de créditos para mantenimiento, se quedará en tierra la mitad de la flota.

Pero ya que el gobierno ha optado por no invertir en defensa, no habría opción. Ahora bien, hay varias preguntas que surgen ahora. ¿Qué pasa con todos los costes no recurrentes invertidos por las empresas que esperaban recuperar en función del número de unidades entregadas? ¿Qué ocurre con las instalaciones de compañías como Eurocopter o Santa Bárbara que se quedarán sin trabajo en unos años y sin previsiones de nuevos pedidos por lo menos hasta que se termine de pagar la deuda en el año 2030? ¿Qué impacto tendrá en el empleo? ¿Cómo quedará nuestra participación en EADS después de tan serio recorte en NH 90, EF-2000, Tigre y A400M? ¿Será este el último recorte? Y sobre todo, ¿sigue garantizada la defensa de España para los próximos años con estos recortes de equipamiento que se decidieron comprar para atender a una amenaza que todavía subsiste?

Intentemos desgranar cada uno de estos interrogantes.

Los costes no recurrentes en los programas aeronáuticos suponen alrededor de un 30% del coste total de cada programa. Esto significa que, por cada cien millones de recortes de unidades en un programa, las empresas pierden treinta; es decir, un recorte de 3.500 millones supone mil millones en pérdidas directas para las empresas. ¿Podrán las empresas reclamar al gobierno por la modificación unilateral de los contratos? En mi opinión no tiene sentido y, por tanto, el impacto lo tendrán que absorber las empresas.

Respecto a qué ocurrirá con las factorías de Santa Bárbara, EADS y Eurocopter, por citar las más dañadas por las nuevas decisiones, un primer cálculo supondrá una pérdida de un 50% de sus empleos actuales en los próximos tres años, salvo que sus corporaciones estén dispuestas a aguantar las pérdidas. Nadie se cree que con esta deuda vaya a haber un programa nuevo en muchos años, por lo que las empresas deberán hacer un ejercicio de reflexión sobre cómo afrontar el escenario futuro. Para otras como Indra, que ya supieron internacionalizarse y diversificarse, siendo el daño grande no será tan impactante

Nuestra participación en EADS se verá muy mermada, ya que es sobre ella donde se produce el mayor impacto. Obviamente Francia volverá con sus eternas reclamaciones sobre la aviación de transporte, y ahora ya no tenemos ases con los que jugar.

No será el último recorte. Si no se produce una inversión de la situación actual y el presupuesto se incrementa de manera significativa, será necesario afrontar un nuevo recorte, que ya lo será de personal y de equipos en uso, ya que apenas quedarán equipos pendientes de entrega.

¿Está la defensa de España garantizada? En esto sí creo que, gracias al entorno internacional y a las alianzas de las que España es miembro, seguiremos disfrutando de una cierta garantía de seguridad, y en este sentido España se puede permitir este recorte solo si es capaz de asignar los recursos necesarios para mantener los equipos que permanezcan en inventario, porque mucho me temo que, de toda la flota de aviones, apenas existan recursos para disponer de operatividad en algunas decenas.

Solo se salva de la quema Navantia,  ya que para algo tiene que servir que sea propiedad del Estado y que esté en una situación todavía mucho más crítica que el resto de las empresas. La cancelación del programa S-80 hubiera supuesto la pérdida de la capacidad submarina, y esto sí hubiera afectado a la seguridad marítima  nacional y a la capacidad de proyección.

En definitiva, la Defensa española se despertó del sueño de cuando era una potencia industrial y con unas Fuerzas Armadas equipadas con la punta de la tecnología, como debe corresponder a la décimo segunda potencia económica del planeta. Ahora toca sobrellevar la resaca de la borrachera; y ahí sí que nos va a hacer falta mucha aspirina. Lamentablemente se cierra un ciclo de la historia de España y se abre uno nuevo en lo económico y en lo estratégico que no somos capaces todavía de dimensionar hasta dónde nos llevará.

Enrique Navarro es consejero delegado de la consultora IC2 y analista experto en temas de Defensa y Seguridad.Actualmente trabaja en Estados Unidos.



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