Argentina eleva los niveles de seguridad por las tensiones en Oriente Próximo

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ordenó elevar los niveles de alerta y reforzar todos los operativos de seguridad en el país como consecuencia del ataque que resultó con la muerte del general iraní Qassem Soleimani y de Abu Mehdí al Muhandis, líder de las Unidades de Movilización Popular de Irak; y las subsiguientes promesas de represalia.

La orden incluye incrementar los controles en las fronteras, en aeropuertos y en la embajada de los Estados Unidos, la residencia del embajador Edward Prado y las compañías aéreas de ese país. Tanto la Cancillería como el Ministerio de Seguridad se comunicaron con la embajada, ubicada en la ciudad de Buenos Aires, para ponerse a disposición de la misma ante cualquier eventualidad o prevención necesarias.

A diferencia de su par brasilero, Jair Bolsonaro, quien dio su apoyo a Donald Trump y afirmó que Qasem Soleimani tuvo participación en el ataque mutual judía AMIA, ubicada en Buenos Aires, en 1994; Alberto Fernández no se pronunciará sobre el tema por el momento, únicamente las fuerzas federales se harán cargo de la seguridad en puntos claves.

Desde cancillería se emitió un comunicado en el que plasmaron su preocupación por los hechos acontecidos y sus posibles consecuencias. También se llama a la negociación y a la resolución del conflicto por vía diplomática.

Qassem Soleimani

Qassem Soleimani era desde 1998 comandante de las Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, una división de operaciones exteriores del aparato de seguridad iraní que coordinaba la inteligencia con estrategias paramilitares alrededor del mundo.

En sus primeros años combatió a través de Hezbolá contra la ocupación militar israelí al sur del Líbano, impulsaron una campaña de guerra de guerrillas. El costo de estas operaciones resultó demasiado alto para Israel que en el 2000 se retiró del Líbano, lo que significó una victoria importante para Soleimani, su Fuerza Quds y Hezbolá.

Qassem Soleimani, quien fue catalogado como terrorista por parte de Estados Unidos e Israel en 2011, era muy cercano al ayatolá Alí Jamenei, y representaba el arquetipo del Islamismo Radical Chiita.

El ayatolá manifestó durante su funeral: “Su partida con Dios no pone fin a su camino ni a su misión”. El izamiento de una bandera roja con la leyenda Aquellos que quieren vengar la sangre de Hussein, en la cúpula de la mezquita de Jamkaran simboliza la sangre derramada injustamente y sirve como llamada a la venganza de la persona asesinada.