Airbus y Boeing estudian retirarse del concurso de cazas canadiense
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Airbus y Boeing estudian retirarse del concurso de cazas canadiense

Avión de combate CF-18 de Canadá. Foto: Fuerza Aérea de Canadá
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El proceso abierto por Ottawa para dotarse de 88 nuevos aviones de combate por entre 15.000 y 19.000 millones de dólares canadiense parece escorarse para que gane Lockheed Martin. Esta es la acusación vertida por las firmas Airbus y Boeing que les está llevando a plantearse su continuidad en el proceso. La firma francesa Dassault Aviation ya optó por salir de la competición el año pasado por considerar que las firmas no estadounidenses no tienen opciones para hacerse con el contrato. Infodefensa.com también recogió el pasado mayo las dificultades de las firmas europeas restantes en el proceso (Saab y Airbus) por hacerse con un programa que implica que Estados Unidos certifique que el avión elegido pueda conectarse con sus sistemas de inteligencia de máxima seguridad.

Saab, que de momento no ha expresado que se esté planteando abandonar, sí ha coincidido con Airbus y Boeing en denunciar durante las últimas semanas que algunas especificaciones del concurso favorecen claramente a Lockheed Martin.

El cronograma previsto marca que la próxima semana las autoridades canadienses lancen una solicitud de propuesta, en la que se incluirá la lista final de requisitos para los nuevos aparatos, que deberán entregarse entre 2025 y 2030, informa Reuters. La misma agencia cita a dos fuentes, a las que no identifica, que afirman que Boeing y Airbus han expresado por escrito a Ottawa su preocupación por las exigencias actuales contempladas en el proceso.

A vueltas con el F-35

Canadá reveló en febrero de 2018 los nombres de los cinco fabricantes que contemplaba como candidatos para este programa, que por otro lado eran los mismos a los que en 2013 ya consideró en un proceso que resultó fallido. Se trata las compañías estadounidenses Lockheed Martin y Boeing, fabricantes de los aviones de combate F-35 y F/A-18 Super Hornet; respectivamente; del consorcio europeo Airbus, socio junto a BAE Systems y Leonardo en el desarrollo del Eurofighter; de la francesa Dassault Aviation, responsable del caza Rafale, y de la firma sueca Saab, artífice del modelo Gripen.

La intención del anterior gobierno conservador de adquirir el avión norteamericano F-35, proyecto en el que Canadá es socio, fue fuertemente criticada por una supuesta manipulación de los requerimientos del concurso inicial en su favor. Así, hace dos años el nuevo Gobierno, encabezado por el primer ministro Justin Trudeau, que emprendió una profunda revisión de la defensa del país, optó por reabrir el concurso tras la cancelación de los planes de compra previstos de 65 F-35 Joint Strike Fighter. Trudeau ya adelantó durante su campaña que no compraría los aviones desarrollados por Lockheed Martin si ganaba las elecciones.

Las dudas en torno al F-35 de Canadá son en todo caso anteriores. Antes de la llegada de Trudeau al poder una auditoria calculó que el coste de estos aviones de quinta generación sobrepasaría los 40.000 millones de dólares canadienses (en torno a 27.600 millones de dólares estadounidenses al cambio), lo que llevó al Ejecutivo de aquel momento a ampliar la búsqueda a los cinco fabricantes que ahora vuelven a optar al programa.

Curiosamente, el favorito aparente de aquel nuevo proceso seguía siendo el F-35, hasta que llegó Trudeau y reabrió el proceso, por segunda vez en tres años. Ahora la opción de Lockheed Martin vuelve a atesorar opciones frente a los demás.

Las dificultades por las que ha pasado Canadá durante los últimos años para elegir una nueva flota de aviones militares ha llevado a Ottawa hacerse con aeronaves de segunda mano para no perder capacidades mientras llegan los nuevos aparatos del fabricante que resulte ganador.

Los 88 aviones previstos en este programa conforman la mayor adquisición realizada por la Fuerza Aérea canadiense en más de 30 años.



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