La reciente colisión del buque escuela de la Armada mexicana Cuauhtémoc con el puente de Brooklyn, en Nueva York, que ha dejado dos marineros muertos y numerosos heridos, ha reabierto el interés por su historia. Lo que quizás mucha gente no sepa es que, a pesar de su bandera, se trata de un barco muy español, y es que fue construido por la compañía vasca Astilleros y Talleres Celaya, una joya de la ingeniería naval que operó durante décadas en Erandio, a la orilla de la ría de Bilbao.
A pesar de su cierre en 1988, su legado sigue vivo en los cuatro grandes veleros de instrucción que aún surcan los océanos representando a México, Colombia, Ecuador y Venezuela.
¿Quién fue Astilleros Celaya? Un taller que hizo historia en Bilbao
El astillero, en sus orígenes, fue un taller dedicado a las reparaciones industriales y sus dependencias estaban distribuidas por varios barrios de Bilbao. En 1928 se creó Astilleros Celaya, alcanzando rápidamente una plantilla de 150 empleados, puesto que entonces la industria estaba en auge y los encargos llegaban de todas partes.
A partir de 1942 se dedicó en exclusiva a la construcción de buques, siendo los primeros unos costeros para el armador Luis de Otero. En 1956, Celaya alquiló el astillero a la empresa Indunaval, que construyó numerosos buques de varios tipos en un período de tres años y modernizó el astillero.
En 1960 falleció el fundador, herenando los cuatro hijos el negocio, que continuó con la construcción de muchos y variados buques, algunos para la exportación.
En ese mismo año, 1960, la Junta de Obras del Puerto le encarga la construcción de dos gabarras para reforzar su flota de embarcaciones. En 1965, la Sociedad Española de Construcción Naval adquirió dos tercios de las acciones de Astilleros Celaya y la nueva empresa pasó a denominarse Astilleros y Talleres Celaya S.A.
En el año 1960 el fundador falleció, heredando los cuatro hijos el negocio, cuya principal actividad era la construcción de barcos pesqueros. Precisamente, la obtención de un gran contrato con Cuba y, por tanto, la necesidad de financiación obligó a la familia a dar entrada a un socio de mayor capacidad financiera, la Sociedad Española de Construcción Naval S. A., cambiándose el nombre por Astilleros y Talleres Celaya S. A. Con ello se modernizaron y ampliaron las instalaciones con una nueva grada, aunque no tenía salida directa a la ría. De hecho, los barcos eran construidos en naves y cuando el casco estaba listo para ser botado se cortaba la carretera y se echaban al mar.
Para ello, era necesario hacer las botaduras en horario nocturno, con el sistema denominado corrido. Tanto es así que era necesario anunciar cada una en los medios de comunicación de la época pues incluso había que desmontar una línea de tendido eléctrico para hacer llegar los buques a la ría.
El auge de la industria naval lo impulsó a convertirse en astillero a gran escala. En su mejor época llegó a contar con más de 150 trabajadores y con una reputación de calidad, especialmente en la construcción metálica y carpintería naval.
En la década de 1960, Celaya dio el salto internacional con la construcción del Gloria, el buque escuela de la Armada colombiana. A partir de ahí, se convirtió en el astillero de referencia en Hispanoamérica para este tipo de embarcaciones, llegando a construir también los de Ecuador, Venezuela y México.
Los cuatro buques escuela construidos por Astilleros Celaya
1. ARC Gloria (Colombia)
2. BAE Guayas (Ecuador)
3. ARBV Simón Bolívar (Venezuela)
4. ARM Cuauhtémoc (México)
Los cuatro veleros continúan en activo, aunque con diferentes niveles de modernización y a día de hoy, estos barcos siguen siendo embajadores de sus países y del legado técnico que dejó el País Vasco en la construcción naval del siglo XX.
Características comunes de estos veleros construidos en Bilbao
Los cuatro veleros presentan similitudes técnicas y estéticas, fruto de una misma filosofía constructiva:
¿Por qué cerró Astilleros Celaya?
Pese a su prestigio y rentabilidad, Astilleros Celaya cerró en 1988 como parte de los acuerdos de reconversión naval firmados por España con la Comunidad Económica Europea. Aunque su cierre fue técnico y ordenado, representó la pérdida de uno de los últimos referentes de la industria naval vasca especializada en grandes veleros. Además de los buques escuela, de las gradas de Astilleros Celaya salieron unos 200 barcos de muchos tipos, entre barcos de cabotaje, yates de lujo y gabarras. De hecho, otra mítica embarcación, la gabarra del Athletic de Bilbao, la que utiliza desde 1983 para celebrar sus títulos navegando por la ría de Bilbao y actualmente en el Museo Marítimo de la ciudad, también fue construida en Astilleros Celaya.
Los 125 empleados restantes fueron recolocados en empresas como La Naval, pero con ellos desapareció un saber hacer difícil de recuperar. La historia de Astilleros Celaya demuestra que desde un pequeño rincón de Bilbao se puede proyectar excelencia naval a todo el mundo. Los buques escuela construidos por este astillero no solo enseñan a navegar, sino también a representar la identidad de un país en cada puerto que visitan.
Aunque las grúas se apagaron hace décadas, el viento aún sopla en sus velas. Y en cada virada, en cada saludo desde cubierta, viaja también el recuerdo de un astillero que supo construir más que barcos: construyó historia.