(Infodefensa.com) N. Fernández, Madrid La nueva Directiva de Defensa Nacional recoge en su último punto, el 4.5, que la defensa de España exige el impulso de la industria nacional del sector, suministrador idóneo de las necesidades de nuestras Fuerzas Armadas.
En el documento, presentado ayer a los medios de comunicación por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, se añade que, para el desarrollo y la permanencia de la industria nacional, es precisa la asistencia en su presencia internacional, especialmente en la penetración en mercados que por su especificidad observen garantías mayores con el respaldo de Estado a Estado.
Este impulso a la industria es la cuarta y última de las directrices a seguir que se indican en la nueva Directiva, que pone su centro de atención en los riesgos y las amenazas locales, más que en las acciones en el exterior.
Así, en el apartado dedicado a los objetivos de la Política de Defensa, se señala que la primera contribución de España a la paz y seguridad internacional no es otra que garantizar la propia con fortaleza y decisión y que, para ello, es necesario disponer de las capacidades que aseguren la disuasión ante las que denominadas amenazas no compartidas.
En este sentido, se añade que es necesario el paso a una Estrategia de Seguridad Nacional que supere la fase documental y contemple su sostenimiento práctico, una medida que debe ir acompañada por otras políticas sectoriales, entre las que destaca una eficiente capacidad de inteligencia.
Un dato destacable es que, en esa garantía de seguridad, se incluye en esta Directiva la seguridad de las empresas, al mismo nivel que la seguridad geoestratégica y de los ciudadanos.
Reorganización de las Fuerzas Armadas
Otra de las directrices recogidas en el documento es el replanteamiento del actual diseño de las estructuras de las Fuerzas Armadas, que se hace ahora especialmente necesario por las limitaciones que impone el actual contexto económico.
También se indica que se dará prioridad a la preservación y grado de disponibilidad de las capacidades de las Fuerzas Armadas de acuerdo con los imperativos de la nueva situación estratégica y en orden a ejercer la disuasión, defender el territorio nacional, vigilar los espacios marítimo y aéreo, y apoyar a las autoridades civiles en caso de emergencia.
Asimismo, se hace referencia a la participación en el impulso de una gestión integral de la ciberseguridad, en el marco de los principios que se establezcan en la Estrategia de Ciberseguridad Nacional.
Ámbito internacional
Respecto a las organizaciones de seguridad y defensa internacionales, la nueva Directiva recoge la participación de una manera activa y responsable en las iniciativas de la OTAN, así como la colaboración en la configuración y avance de la Política Común de Seguridad y Densa y la Cooperación Estructurada Permanente.
Añade que no se desatenderá, antes bien al contrario, el reforzamiento de la relación bilateral con aquellos actores que compartan intereses y/o amenazas, que puedan aportar estabilidad a nuestro entorno o que mejoren la posición de España en el ámbito de las relaciones estratégicas.
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