Un avión de ataque ligero Cessna A-37B Dragonfly de la Fuerza Aérea Uruguaya, matrícula FAU 273, se precipitó a tierra el pasado 12 de agosto, por causas que aún se desconocen, con el fatídico resultado del fallecimiento de ambos pilotos.
La aeronave era piloteada por el teniente primero Diego Medieros de 31 años y su copiloto era el teniente segundo Cristian J. Estévez de 24 años. El vuelo, que se inició desde la `Brigada Aérea Nº 2´ en la base aérea de Durazno, al centro del país, en el entorno de las 10 de la mañana del 12 de agosto, estaba encuadrado dentro del plan de entrenamiento anual de la Fuerza Aérea para mantener la calificación de los pilotos en el sistema A-37B, siendo esta la aeronave más capaz con la que cuenta la fuerza. Unos 30 minutos después de iniciado el vuelo, la torre de control de la base aérea perdió el contacto con la aeronave por lo que se activó el plan de emergencia para ubicarla.
Finalmente se pudo confirmar el insuceso, con el lamentable saldo informado anteriormente y la pérdida total de la aeronave. Este avión en particular era el último de la partida original de ocho comprados en 1976, cero hora, a Estados Unidos.
Actualmente la Fuerza Aérea cuenta con apenas unas seis unidades operativas del modelo y aunque durante años se han estudiado posibles sustitutos, el poder político no ha tomado la decisión final para obtener un reemplazo más moderno.
Tal vez la lamentable pérdida de dos jóvenes pilotos, que se suman a varios más durante los años, ayude a los gobernantes a tomar las decisiones necesarias para minimizar los riesgos operativos de la Fuerza Aérea.
Foto: Fuerza Aérea Uruguaya