Industria militar europea a dos velocidades
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Industria militar europea a dos velocidades

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El principal stand de la mayor muestra de sistemas militares terrestres del mundo, Eurosatory, exhibía este mes en París con orgullo un carro de combate inédito bajo el pomposo nombre de European Main Battle Tank (Tanque de Batalla Principal Europeo). EL EMBT, como es conocido por sus siglas, permanecía sobre una peana, elevado por encima de los demás vehículos expuestos en el exterior del gran stand de su artífice, KNDS. De hecho resultaba ineludible franquearlo para poder acceder al espacio expositor de la empresa creada por la fusión de la compañía alemana KWM y la francesa Nexter.

El EMBT, de momento una especie de híbrido entre el Leopard alemán, que se exponía a su derecha, y el Leclerc francés, a su izquierda, se ha presentado como iniciativa modelo para el impulso del sector industrial militar europeo. En un momento en el que en el viejo continente afloran iniciativas, al fin solventes, para la ansiada sinergia en su defensa, como el Fondo de Defensa o la Cooperación Estructurada Permanente (Pesco), el ejemplo del desarrollo de un carro de combate común es un símbolo incontestable.

Pero, por otra parte, representa, quizá indeseadamente, una realidad que a Europa también aquí le va a costar sacudirse: las distintas velocidades. Alemania y Francia llevan configurando particularmente desde hace un año, cuando celebraron un consejo de ministros conjunto en París, una esperanzadora alianza del sector militar en al que si bien suelen recordar que su intención es unir a más países, la realidad es que de momento parecen dejar de lado a todos los demás. En la reunión ministerial de julio de 2017, presidida por Angela Merkel y Emmanuel Macron, se comprometieron a poner en marcha el conocido como Sistema Aéreo de Combate de Futuro (FCAS), en el que se contempla la creación del primer avión de combate de quinta generación.

Desde aquel momento se han sucedido anuncios para el desarrollo conjunto de distintas plataformas y sistemas, como aviones de patrulla marítima y soluciones de artillería, e incluso han avanzado en la creación de una escuadra conjunta de aeronaves C-130J que han encargado a Estados Unidos mientras el A400M mejora sus capacidades.

Compañías punteras, como Airbus y Dassault, para el desarrollo del FCAS, o las citadas Nexter y KWM, para el EMBT, ya se han puesto manos a la obra para ejecutar o al menos dar los primeros pasos de estos proyectos. En todos los casos la iniciativa sigue marcada por un poderoso acento franco-alemán.

Si no logran entrar con decisión más países europeos en estos proyectos, principalmente España e Italia (Reino Unido es una cuestión a parte desde el Brexit), la deseada industria de la defensa europea unida no tendrá más realidad que la de un núcleo fuerte conformado por el eje París-Berlín circundado por un sector del resto de Europa con numerosas compañías más o menos importantes con lazos puntuales entre sí, pero poco más. Es decir, será un sector continental a dos niveles de capacidad, a dos niveles de tecnología y, por tanto, a dos niveles de oportunidad. De nuevo las dos velocidades. En ese caso, la bandera europea flanqueada tras el EMBT de Eurosatory por otra de Alemania y otra de Francia, como tratando de que la primera no escapara del cerco, habrá sido un augurio.



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