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Los no presupuestos de Defensa para 2016
A pocos días de que se presenten por el Gobierno los Presupuestos Generales del Estado para 2016, en un ejercicio de premura sin precedentes ante un incierto escenario electoral, podemos ya afirmar que estos presupuestos tienen más interés por lo que no contienen que por lo que seguramente incorporarán en su articulado o en su anexo de inversiones reales. Ahora paso a las explicaciones.
La partida más suculenta será una vez más la de los créditos extraordinarios para el pago de las obligaciones derivadas de los denominados programas prefinanciados por el Ministerio de Industria. Este año el importe de dicho crédito veraniego ascendió a 856 millones de euros. Sin embargo, la admisión a trámite del recurso del Partido Socialista contra este procedimiento extraordinario por el Constitucional abre cierta incertidumbre sobre su viabilidad de cara a próximos años. Bien haría el Gobierno en incorporar al presupuesto inicial del próximo ejercicio los 950 millones que deberán pagarse el año 2016 derivados de contratos no solo firmados sino en muchos casos ya ejecutados. Haría bien el todavía principal partido de la oposición en dejarse de políticas partidistas, cuando fueron co-desarrolladores del invento y no van a conseguir que esas obligaciones no se paguen y que, por tanto, se generen recursos para otros usos, sino simplemente que sean ellos los que si gobiernan deban incrementar en un 10% el presupuesto del Ministerio de Defensa para el próximo año.
Pero no podemos olvidar que hasta el año 2030, Defensa debe abonar, por contratos iniciados hace más de quince años de media, todavía unos 25.000 millones de euros. Es decir, más de mil millones anuales deben salir del capítulo de inversiones del presupuesto del Ministerio de Defensa, un capítulo que para 2015 apenas superaba los 200 millones de euros. Es decir, Defensa deberá multiplicar por seis sus actuales presupuestos de inversiones para pagar la factura pendiente; sin añadir programas nuevos o refinanciación de programas en vigor que como en el caso del S-80 todavía puede requerir de fondos adicionales. Es decir, Defensa debe pagar el equivalente a unas cuatro veces su presupuesto total anual, del que dedica un 70% a personal; o debe dedicar 25 veces su presupuesto de modernizaciones actual. Todos somos conscientes de que con esta servidumbre la defensa está hipotecada, pero nadie ha puesto sobre la mesa una alternativa diferente al procedimiento actual. La liberación de esas obligaciones asignándolas a un fondo presupuestario especial con recursos propios es la única manera de superar esta situación insostenible.
Pero como les decía, esta obligación presupuestaria, salvo un cambio de criterio, a mi juicio, necesario del Gobierno, quedará fuera del documento que conoceremos la semana que viene.
Otra parte importante que tampoco estará en el presupuesto de 2016 será la correspondiente a los gastos en misiones internacionales, que continúan apareciendo con una dotación inicial mínima bajo el capítulo de créditos ampliables. El pasado 26 de junio se aprobó un crédito de 309 millones de Euros para sufragar los gastos de operaciones en el exterior en los distintos y diferentes escenarios en los que nuestras tropas deben desenvolver su actividad, y seguramente serán insuficientes para el total del año. Esta será otra partida que deberemos ir descubriendo a medida que avanza el ejercicio, pero que supone el presupuesto de una nuestra primera línea de Defensa; es decir siendo esencial y crítica, tampoco se encuentra dotada adecuadamente desde el principio del ejercicio.
También existe otra partida que en la actualidad está generando gran interés en la industria y obviamente en las fuerzas armadas que necesitan equiparse de medios apropiados a su dimensión y misiones. En teoría cuatro son los grandes programas en los que el ministerio está involucrado en este momento: Fragatas F-110, Vehículo 8x8, Aviones no tripulados y aviones cisternas. Ninguno de estos proyectos que se pretenden lanzar en este ejercicio o el que viene, tendrá su pequeño hueco en el presupuesto del ministerio de Defensa para 2016. Una vez más deberá acudirse a los fondos de investigación y desarrollo del ministerio de industria para poder abordar estos programas que carecen de la cobertura en los presupuestos de defensa, que como hemos visto bastante tienen para mantener operativo lo existente. Algunos de ellos se desarrollarán como proyectos nacionales con una clara implicación industrial; otros buscando sacar fondos de programas cancelados o reducidos, lo que no se antoja que sea posible y finalmente algunos saldrán de algún programa internacional.
Lo cierto es que estos programas de gran urgencia no verán sus primeras entregas hasta el final de la década en el caso de vehículos y las fragatas deberán esperar hasta mediados de la que viene, y en gran parte los artificios a los que hay que recurrir para su financiamiento coadyuvan al retraso en su implementación.
Lo cierto es que el gobierno planea invertir casi 10.000 millones de Euros a futuro cuando todavía tiene una gran factura por pagar. En los últimos años la crisis no hizo posible dedicar más recursos a Defensa y ahora el escenario político tampoco va a ayudar, sin embargo, nunca en la historia reciente de España fue necesario un mensaje de apuesta de la nación por su seguridad cuando tantas amenazas nos rodean y cuando el estado, el gobierno de la nación, debe reivindicarse como el poder soberano que es el máximo garante de los valores constitucionales y el principal arma que tiene una administración para definir y mostrar sus prioridades en cada momento se llama Presupuesto.
