Tal día como hoy en 1568 los españoles derrotan a los neerlandeses en Jemmingen
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Tal día como hoy en 1568 los españoles derrotan a los neerlandeses en Jemmingen

La contienda se desarrolló en el marco de la Guerra de los Ochenta Años y supuso un golpe durísimo para las aspiraciones de Países Bajos
Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba, por Antonio Moro
Retrato del III duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, realizado por el pintor Antonio Moro.
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Tal día como hoy, 21 de julio, pero de 1568, se libra la batalla de Jemmingen, en la que los españoles salieron victoriosos de su enfrentamiento con el ejército mercenario de Países Bajos. La contienda se desarrolló en el marco de la Guerra de los Ochenta Años y supuso un golpe durísimo para las aspiraciones neerlandesas.

El campo de batalla de la contienda otorgaba cierta ventaja para el ejército mercenario mandado por Luis de Nassau. Refugiados en Jemmingen, entre los ríos Ems y Dollar, este contingente esperaba la llegada española tras abrir las esclusas que cercaban los ríos para inundar por completo los campos y limitar la movilidad a sus enemigos. Se calcula que entre 11.000 y 12.000 hombres esperaban el comienzo del combate en la ciudad. Los españoles, en cambio, contaban con unos 3.500 efectivos mandados por Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba. La diferencia numérica y la posición de ambos contendientes parecían inclinar la victoria por el bando neerlandés.

El ejército español logró avanzar por los campos dominados por el agua. Hundidos hasta las rodillas, buscaron llegar a uno de los puentes que se encontraban sobre las esclusas. Gracias al fuego de cobertura de los arcabuceros, consiguieron tomar el objetivo. Este puente, defendido por apenas 50 hombres, fue clave en la victoria. Nassau envió a 4.000 hombres para recuperarlo, una mala estrategia. Lo estrecho del lugar hacía inútil la superioridad numérica y los españoles resistieron las diversas embestidas enemigas hasta la llegada de refuerzos.

Una estrategia brillante

El siguiente paso fue una arriesgada maniobra estratégica del duque de Alba. Tras la llegada de refuerzos al puente, los neerlandeses decidieron replegarse y, en este retroceso, fueron perseguidos. La persecución terminó cuando el fuego de artillería de Nassau frenó a sus enemigos y les dejó aislados del resto. Las tropas españolas, inmóviles y sin capacidad para atacar o huir, solicitaron una ayuda que les fue denegada. El duque de Alba quería aprovechar la situación para utilizarlos como cebo.

La idea funcionó, pues Nassau no pudo resistirse a abandonar su posición y atacar con todo su ejército. En cuanto estuvieron a tiro, los arcabuceros, por los flancos, abrieron fuego. La intensa lluvia de balas provocó que los neerlandeses frenasen su avance y emprendiesen la huida. Los españoles iniciaron la persecución con el objetivo de hacer todo el daño posible al ejército rival y hacerse con todo el botín que pudiesen.

Se contabilizan unas 6.000 bajas del ejército neerlandés y apenas muertos por parte de los españoles. Nassau tuvo que huir a Alemania tras ver a sus tropas diezmadas y, así, el duque de Alba aprovechó para dirigir su ejército contra el de Guillermo de Orange (hermano de Nassau), a quien también vencería posteriormente la batalla de Jodoigne.



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