Tal día como hoy en 1580 el Ejército español vence a las tropas portuguesas en Alcántara

Tal día como hoy, 25 de agosto, pero de 1580, se libró la batalla de Alcántara, un conflicto que enfrentó a tropas españolas y portuguesas por el poder del territorio luso. El prior de cato, Don Antonio, se había proclamado apenas un mes antes, el 20 de julio, rey de Santarén (actualmente un municipio Portugués). Tras este hecho comenzó a reclutar soldados para enfrentarse a los españoles por el control del reino. La derrota de los lusos en este conflicto tuvo como consecuencia el reconocimiento del rey Felipe II de España como Felipe I en Portugal en una unión dinástica que se prolongó hasta el año 1640.

Las tropas españolas estaban compuestas por 10.000 soldados de infantería, una caballería de 2.500 integrantes y 30 cañones. El III gran duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, mandaba a las tropas junto al maestre de campo general, Sancho Dávila. Los portugueses habían acumulado un importante contingente para la contienda: 18.000 soldados de infantería, 1.800 caballos, 22 cañones, seis morteros pesados y unos 100 cañones ligeros componían su fuerza. El propio Don Antonio, apodado El Determinado, ejercía de mando de las tropas.

El río de Alcántara como escenario de guerra

Las tropas españolas se dirigían hacia Lisboa cuando, en Alcántara, los ejércitos se encontraron en ambos lados del río que cruza el municipio. Los españoles ocuparon el margen derecho del río. La época del año favorecía las posibilidades de cruzarlo debido a su paupérrimo caudal, sin embargo, la orografía del terreno hacía complicado atravesarlo.

Tras un intercambio de fuego de artillería y dos intentos fallidos, los Tercios españoles lograron cruzar el río por dos puntos: su puente y una zona de fácil acceso a unos cientos de metros al norte. El combate fue breve y furioso. La artillería española ya había causado generosos daños a los lusos y la toma de posición de los hombres fieles a Felipe II solo aceleraron una batalla que gobernaron desde el principio.

El ejército español perdió a 500 hombres en el enfrentamiento mientras que los portugueses entre muertos, heridos y prisioneros, lamentaron 4.000 bajas para su ejército. Las tropas de Pimentel y de Dávila no tardaron en llegar a Lisboa, donde les esperaba la rendición de sus enemigos.