Tal día como hoy, 28 de septiembre, pero de 1868, militares demócratas sublevados contra el reinado de Isabel II se enfrentaron a las tropas realistas en las inmediaciones de un puente cercano a la localidad de Alcolea (Córdoba). La derrota de los realistas fue el detonante de la abdicación de Isabel II y de su exilio a Francia. Esta contienda supuso el triunfo de la revolución de 1868, sucedida entre los días 19 y 28 de septiembre de dicho año.
La batalla de Alcolea reunió a unos 10.000 soldados demócratas comandados por Francisco Serrano y aproximadamente el mismo número de efectivos para los realistas, mandados por el marqués de Novaliches, Manuel Pavía y Lacy. La diferencia entre ambos contingentes radicaba en las piezas de artillería, más numerosas en el ejército real.
El puente de Alcolea, que cruzaba el Guadalquivir, estaba en posesión del general Serrano y sus tropas. A su encuentro llegaba el general Pavía, que desplegó su ejército en dos columnas, una por cada lado del río con el objetivo de rodear a sus enemigos. El marqués de Novalinches planteó un ataque frontal que fue repelido por los demócratas. Pavía, en vista del fracaso inicial, decidió acudir él mismo a la contienda para evitar la desmoralización de sus tropas. El combate duró hasta el anochecer, cuando el marqués de Novalinches fue herido en la mandíbula por metralla y tuvo que tomar el mando el general Jiménez de Sandoval. Fue este último quien ordenó a las tropas la retirada ante la imposibilidad de tomar el puente y el elevado número de muertos y heridos que rodeaban las aguas del Guadalquivir.
Aunque no existe un recuento oficial, se calculan más de mil bajas en el combate. La noticia de la derrota realista llegó rápidamente a Madrid y provocó que la reina, que se encontraba en ese instante en San Sebastián, abdicase y se exiliase a Francia. El éxito de esta batalla supuso el triunfo de la revolución de 1868 y el inicio del Sexenio Democrático.